Uruguay se enfrenta a un balotaje clave: continuidad o cambio


El próximo 24 de noviembre, Uruguay decidirá su rumbo en una segunda vuelta electoral entre Yamandú Orsi, del Frente Amplio (FA), y Álvaro Delgado, de la Coalición Republicana (CR). La contienda será reñida y refleja la firme inclinación del país hacia una política moderada, en medio de una región marcada por tensiones y polarizaciones.


Democracia sólida y participación

Con una participación superior al 90%, Uruguay ha dado otra muestra de su arraigada cultura democrática, con una jornada electoral sin incidentes ni violencia. Esta estabilidad se ha convertido en la marca distintiva del país, aunque el desafío en noviembre va más allá de las urnas: define el camino entre dos modelos políticos que buscan dar continuidad o cambio al rumbo trazado en los últimos años.

El FA, que gobernó entre 2005 y 2020, vuelve a competir con una propuesta de inclusión y justicia social, apoyado por figuras influyentes como el expresidente José “Pepe” Mujica. Por su parte, la CR, que incluye a partidos de centroderecha, aspira a consolidar las políticas de la administración de Lacalle Pou, centradas en reformas estructurales y estabilidad económica.

Modelos en disputa

El balotaje en Uruguay no enfrenta a un candidato outsider contra uno del sistema, sino a dos figuras de larga trayectoria. Orsi, intendente de Canelones, encarna una versión pragmática del Frente Amplio, mientras que Delgado, exsecretario de la Presidencia, representa la continuidad de la política de centroderecha. A pesar de sus diferencias, ambos evitan discursos radicales, reflejando una pugna menos polarizada y más centrada en la gestión.

Uno de los puntos de fricción es la reforma de la seguridad social impulsada por Lacalle Pou, que incluye el aumento de la edad de jubilación. El rechazo a un plebiscito en su contra, que obtuvo más del 60% de los votos, ha sido interpretado como un respaldo al actual gobierno, lo que refuerza la posición de Delgado.

Cambios en el tablero político

En la primera vuelta, la CR obtuvo el 47,3% de los votos frente al 43,9% del FA, en un clima político donde los partidos menores han perdido terreno. En la CR, el Partido Colorado ha reforzado su posición, mientras que Cabildo Abierto ha perdido presencia en el Senado, lo que plantea nuevos desafíos para Delgado en cuanto a la cohesión interna de su coalición.

Por otro lado, la sorpresiva entrada del partido antisistema Identidad Soberana, liderado por Gustavo Salle, con una fuerte postura contra la agenda 2030 y las vacunas, añade un factor de volatilidad al balotaje. Su declaración de voto nulo sugiere que estos electores serán difíciles de captar por ambas coaliciones, lo que incrementa la incertidumbre.

Hacia una elección decisiva

Con la perspectiva de un debate obligatorio entre ambos candidatos y una carrera hacia captar a los votantes indecisos, el desenlace de este balotaje resulta incierto. La clave estará en la capacidad de Orsi y Delgado para conquistar a aquellos que votaron en blanco o anulado, o que se encuentran entre los más escépticos.

La ciudadanía deberá escoger entre consolidar las reformas del actual gobierno o retomar las políticas de inclusión y redistribución del FA. En cualquiera de los casos, la estabilidad institucional y el compromiso democrático de Uruguay serán el marco de referencia, destacando una vez más al país como un bastión de democracia en América Latina.

NR