A pocos días de las elecciones realizadas en la provincia de Santa Fe, en las que resultó el candidato más votado (y por una amplia diferencia) el dirigente radical Maximiliano Pullaro, el entusiasmo inicial de referentes cercanos a Horacio Rodríguez Larreta, está bajando de intensidad. Haciendo uso de los medios afines, apenas conocido el resultado de la contienda electoral, el Jefe de Gobierno porteño intentó un discurso “nacionalizador” de esos guarismos. Tanto es así, que la conclusión final de ese discurso, fue una nueva pelea con Patricia Bullrrich, su contendiente en la interna de Juntos por el Cambio. Y no mucho más que eso. Al día de hoy, hasta los analistas más afines al universo opositor, destacan el carácter provincial de la campaña de Pullaro para llegar a ser –y de esto pocos dudan- el próximo gobernador de Santa Fe.
Lo cierto es que cuando bajó la espuma de la euforia y las diatribas dirigenciales, la realidad muestra que en el rubro legisladores, por ejemplo, el oficialismo de Perotti sacó el 53% de los votos y que en Rosario, las PASO de Unión por la Patria, fueron ganadas por el actual concejal Juan Monteverde, vinculado al pre candidato presidencial Juan Grabois. Si tal como se supone, el peronismo rosarino va unido a las elecciones generales, Pablo Javkin no tendrá una tarea fácil para ser reelecto intendente de esa ciudad (recordemos que Javkin fue apoyado por la perdidosa Carolina Losada. Paradojas de una elección que tuvo, reiteramos, una impronta absolutamente local).
En ese contexto, apareció el pre candidato a la vicepresidencia, Agustín Rossi, expresando que “el peronismo santafesino debe tomar nota de los resultados, corregir lo que se hizo mal y trabajar para ganar las elecciones generales.”
