EL CANDIDATO AL GOBIERNO. CRISTINA AL PODER

 

Escribe: Jose Pepe Sbattella

 (N de la R: la siguiente nota es producción original de www.iefe.org.ar, página cuya lectura recomendamos fervientemente, por la calidad de su contenido en lo que respecta a investigaciones económicas)

 

La Argentina está definiendo el perfil de la perspectiva política y social de América Latina de los próximos años.

En un mundo en guerra, La OTAN contra Rusia, donde se ha fortalecido la perspectiva geopolítica multipolar, con China como potencia emergente, disputando la hegemonía mundial, ha quedado para Estados Unidos la América Latina como territorio a recuperar presencia y control de sus riquezas.

El triunfo de Lula en Brasil ha reflotado la perspectiva del UNASUR, y el posible ingreso de Argentina a los BRICS, aleja del dominio de Estados Unidos, el control de lo que consideran su patio de atrás.

En ese marco, la presión para que las elecciones de octubre próximo generen una conducción afín a sus intereses la comenzaron a trabajar con el diseño del préstamo desorbitante del FMI durante el gobierno de Macri, que se transformó en la principal arma de chantaje para subordinar la política económica y social de la Argentina.

El plan del FMI que se está aplicando, es la principal causa del proceso inflacionario en curso y la consecuente pérdida de la base social que votó el cambio de gobierno en 2019.

El poder de fuego de los sectores económicos dueños de la Argentina, se manifiesta en su capacidad de desestabilizar la administración de un Estado Popular, utilizando a los formadores de precios, en especial los alimentos, y el tipo de cambio impulsando corridas especulativas.

La inflación del 140 % anual, y la presión devaluatoria son las dos armas que utilizaron para deteriorar la perspectiva de un gobierno popular.

Hay que reconocer que la administración de Alberto Fernández poco o nada hizo para contrarrestar ese deterioro, actuando con tolerancia y buenos modales, cuando se requería voluntad y coraje.

Se podría afirmar que las ofertas electorales están condicionadas por el deterioro del Estado de Derecho, manifestado en la impunidad con que actúa la Corte Suprema de Justicia, garantizando la proscripción de Cristina Fernández de Kirchner.

Se reedita una situación histórica en el Peronismo, la proscripción durante 18 años de su Líder, a partir del golpe de estado de 1955.

Aunque pasó mucho tiempo, hasta la vuelta del estado de derecho, en 1973, funcionó la consigna el candidato al gobierno, Perón al Poder.

Hasta que no se recupere el estado de derecho, la memoria histórica de la lucha popular, debería plantear la opción.

El candidato al Gobierno, Cristina al Poder.

El explicitación de la consigna obliga al candidato y a la Conductora.

Al candidato le saca los grados de libertad que ejerció Alberto Fernández, para incumplir las expectativas del mandato popular, y a la Conductora la obliga a ejercer su autoridad, eliminando las dudas sobre la responsabilidad de los distintos actores.

Esta visión parece simplista, pero esconde una profunda recuperación del significado político de los procesos electorales en los movimientos populares de liberación nacional, como es el peronismo.

El Movimiento pasó, por distintos tipos de lucha, no solo lo electoral. Hubo, insurrecciones civiles y militares, guerrilla rural y urbana, huelgas y tomas de fábricas del movimiento obrero, justamente POR NO FORMAR PARTE DE LA PARTIDOCRACIA LIBERAL BURGUESA.

Las elecciones son un instrumento de lucha política, pero no un fin en sí mismo. Sirven para generar recuperación de derechos, o para resistir las ofensivas de las derechas globales (La OTAN y las corporaciones transnacionales) y sus aliados internos.

También permite articular las distintas fracciones en disputa dentro de ese movimiento, generando representaciones de sectores que también condicionan el ejercicio del gobierno electo, como es el caso de Juan Grabois.

Lo esencial es ver el proceso electoral como un instrumento circunstancial para frenar la ofensiva de la derecha global, en el marco de una Resistencia que permitió dos periodos de DESCONEXION de la Argentina del proceso del capitalismo globalizado que condena a los países periféricos a ser proveedores de materias primas, limitando su desarrollo industrial.

Los períodos 1945-1955, y 2003-2015, fueros condicionados por las potencias dominantes, limitando su sostenibilidad política. También lo hicieron en el gobierno de Alberto Fernández iniciado en 2019, lo que contó con una aceptación por acción u omisión del propio gobierno.

La etapa que se abre implica un proceso electoral con la consigna

El CANDIDATO AL GOBIERNO CRISTINA AL PODER.

Massa o Grabois al Gobierno. Cristina al poder.

HASTA RECUPERAR EL ESTADO DE DERECHO.