La ciclicidad del proceso económico argentino indica que cada periodo de 20 años – aproximadamente – se sucede una profunda crisis local que atisba sobre los propios cimientos nacionales que a lo largo de los casi últimos 50 años pudieron permanecer en pie a pesar del cataclismo pertinente dado en parte por la misma constitución socio política de la población local y de allí su correlato con el sistema político.
En menor o mayor profundidad prácticamente los mismos fenómenos se repiten donde la variación del contexto geopolítico externo puede hacer virar de una o otra forma la situación imperante o de las posibilidades de despegue concreto.
El actual contexto bélico y una atmosfera estanflacionaria pueden cohibir el despliegue económico interno, pero a la vez su oferta geoeconómica presenta atractivos actuales que no se manifiestan permanentemente y que dicha situación debe ser competitivamente considerara por las presentes y futuras generaciones dirigenciales.
Seria redundante repetir a las que se hace referencia pues son señalas reiteradamente por distintos medios tanto especializados como no bajo el rotulo de » oportunidad «.
Detallado el marco externo nuevamente aparece la conocida » re estricción externa » o falencia de dólares atribuible a un compromiso excesivo externo o a la falta de una política monetaria de captación y ahorro de divisas por parte del Estado Argentino que evita una elevada inflación y aleja los fantasmas devaluatorios que desde el año 2015 se ha materializado concretamente afectando de sobre manera el poder adquisitivo de la población y acercando a una mayor cuota poblacional bajo niveles de pobreza.
La Argentina no es un país de alto nivel de desarrollo que pueda emitir – casi sin limitaciones – su moneda sin que ello incida al interior del sistema económico y en la determinación de sus precios relativos pues los llamados formadores de precios se alertan que el valor al que intercambian sus mercancías cada vez es expresado por una denominación monetaria que va careciendo de valor y por lo tanto van generando aumentos de precios continuos sin dejar de descontar – obviamente – cuales son sus reales márgenes de rentabilidad en un mercado cuasi monopólico.
En ese entramado se dirime la llamada puja distributiva que depende del poder político de las autoridades estatales y de su correlación con el resto de los grupos de poder.
Por lo tanto, el acrecentamiento de divisas permite que este proceso pueda ser mayormente más alivianado y determinar precios de mayor accesibilidad.
Independientemente de quien logre triunfar en las próximas elecciones presidenciales se encontrará con una serie de vencimientos de los compromisos externos de difícil resolución lo que dará como primer resultado la concurrencia a una mesa de negociación entre partes.
La Argentina ha demostrado en varias oportunidades históricas que ha podido sortear dichas dificultades cuando ha presentado un programa económico claro que en términos concretos no había afectado directamente las condiciones de vida de la población sino que su resolución y la puesta en marcha del mismo permito una sustantiva mejora de conjunto.
Las jugosas paginas del ultimo libro del Ex Ministro Jorge Remes Lenicov así lo demuestran bajo un contexto político de descredito absoluto su impronta técnica, profesional y política permitió generar solidas condiciones de despegue y que su supervivencia – a pesar de ciertos matices que el autor señala – dio lugar a una de las mejores décadas de desempeño económico del país.
No es necesario elucubrar ideas fantásticas ni recurrir a expertos formados en el extranjero cuando desde aquí nuestros propios recursos humanos han sido los que han generado las respuestas precisas.
Demos a la Argentina y a los argentinos el lugar que nos merecemos-
Ezequiel Beer
Geógrafo UBA
Integrante Grupo DESCARTES
