ECONOMIA 420. Keynes Keloké! Por: Marcelo Barbani

La Argentina ha transcurrido más de un siglo y medio desde la aparición del fenómeno de la inflación y todavía sigue siendo una enfermedad  imposible de curar.

Las causas y recetas para su tratamiento han sido siempre equivocadas, de otra forma, la inflación
ya habría desaparecido. El tema de la economía se ha vuelto más una cuestión dogmática que una
discusión académica.


Si durante ese período de tiempo de más de 150 años se hubiera pensado estrictamente en los
intereses argentinos, las cosas habrían sido diferentes. En algunos períodos hubiera sido
conveniente aplicar políticas liberales, pero en otros habría sido conveniente aplicar políticas
keynesianas, en lugar de empecinarse en aplicar siempre recetas de manual, que fueron diseñadas
para otros contextos, otras políticas y otros países con estructuras productivas y relaciones laborales muy diferentes.
Durante los años 20 al 30 en pleno período agroexportador, era lógico aplicar políticas económicas
liberales y de apertura ya que acá no se producía nada y no se tenía intenciones de producir
tampoco, pero ante la crisis de 1929 que trajo el cierre de ingreso de divisas y pérdida de valor de
los productos agropecuarios se debió haber pasado inmediatamente a un sistema cerrado,
protegiendo las fronteras y cuidando cada dólar o libra esterlina invirtiendo fuertemente en la
incipiente industria manufacturera, productora de todo tipo de bienes que en ese momento no se
podían conseguir en el mercado mundial. Primer error, además de no pensar como patriotas,
sostener un sistema liberal cuando las fronteras se debían haber cerrado y protegido, como sí
hicieron otros países.
Con la llegada del peronismo en la década del 40 recién se consideró seriamente una
industrialización para el desarrollo y el control de las aduanas como era necesario. De todas formas
la inflación ya era un problema y se resolvió con políticas expansivas, al menos al principio del
período peronista, utilizando al Estado como impulsor del crecimiento de la economía y el desarrollo
industrial. Con el derrocamiento del peronismo llega el FMI de la mano de la Revolución Libertadora,
solo un año después, en 1956. Seguramente fue más una imposición de los EE.UU, que una
necesidad propia. El FMI se había creado una década antes, pero Perón nunca aceptó integrar esa
entidad, a la que consideraba un engaño.
Durante el peronismo y las décadas siguientes la inflación fue alta, pero no se sucedieron recesiones
con crisis financieras importantes. De hecho, antes de 1976 y la aparición en el mundo del
neoliberalismo, o sea la apertura indiscriminada de la cuenta de capital, la libre circulación de
capitales y la valorización financiera, no se registran fuertes ni repetitivas crisis financieras en
Argentina ni en el mundo.
Mientras que la inflación durante la etapa agroexportadora de debía fundamentalmente a
cuestiones externas ya que se dependía de los precios de bienes internacionales y del precio de los
alimentos que se exportaban, la inflación durante la primera etapa de lo que se conoció como ISI
(Industrialización por sustitución de importaciones) dependía de muchas más variables, como la
puja salarial, los costos de las materias primas, la expansión monetaria y las condiciones
estructurales del país. De todas formas, los niveles de inflación no eran tan altos, alrededor del 17%,
excepto los años de la crisis del 51/52 cuando la inflación fue del 36,7% y 38,8% respectivamente.
Tras el derrocamiento del peronismo, etapa que se conoce como “desarrollista”, se cambió el
modelo macroecómico, se aplicaron recetas liberales y de apertura, permitiendo la radicación de
empresas extranjeras, pero la inflación siguió en los mismos niveles, excepto el año 1959 que llegó
al 113,7%. Después de la crisis de la sequía 1952 Perón había podido reducir la inflación a menos del
4%, y el cambio de rumbo después del golpe del 55 no redujo la inflación con las nuevas recetas,
sino que la aumentó (En promedio 30,5% para todo el período desarrollista, 1956‐1972) culpando a
los trabajadores por esos índices, y nunca aceptaron mirar los márgenes de ganancia de las
empresas, ni aún hoy.
Al final del período más importante de la historia económica argentina, en términos de crecimiento
(80% del producto en 18 años desde 1956 hasta 1974), aún con varios procesos conocidos como de
Stop & Go, el sostenido aumento de la producción logrado fue acompañado por una inflación de
moderada a alta según parámetros internacionales, terminando en el Rodrigazo de 1975 cuando la
inflación fue de 182,8%. La recuperación salarial de 1973 y 1974 produjo inflaciones de alrededor
del 60% y 24% a pesar de que por primera vez las exportaciones industriales podían suplir en forma
autónoma las importaciones del mismo sector. En esos años se había llegado a romper la histórica
situación donde el sector agropecuario aportaba los dólares necesarios para el desarrollo de la
industria local, y a pesar de esa inflación se incrementó el salario real industrial, llegando a su
máximo histórico en 1974.
Si la Argentina tenía problemas de inflación, la apertura indiscriminada y la aplicación por primera
vez en el país de políticas neoliberales en 1976 por Martínez de Hoz, producto del surgimiento de
esa corriente a nivel global, no trajo remedios sino que profundizó la enfermedad. Resultado, la
inflación sostenida más alta hasta ese momento, reforma financiera mediante (1977), que en
promedio superó los 200 puntos porcentuales (200%) con picos de 444% y 343%. Una vez más la
conjunción de recetas equivocadas y mandatos antipopulares ligados por primera vez a la
especulación financiera y no a procesos productivos.
El gobierno de Alfonsín al final de la dictadura, excepto por un breve período a cargo del entonces
ministro Grinspun, no cambió la orientación ni las recetas, mostrando un rotundo fracaso en
términos económicos y la lucha contra la inflación. Alfonsín no solo tuvo la inflación más alta de la
historia, arriba de los 400 puntos cada año, excepto 1986 que terminó con un 90,1%, sino que
terminó en forma anticipada su gobierno con una crisis de hiperinflación que alcanzó el 3.079,5%
en 1989. El período alfonsinista fue el segundo período neoliberal de la Argentina, no como se dice
comúnmente que el segundo periodo fue la década del 90.
Hasta aquí desde 1955 se suceden una seguidilla de incorrectos diagnósticos e incorrectas
aplicaciones de políticas pero como no somos ingenuos y tenemos ya unos años vividos, esos errores
no fueron tales, sino aciertos para alcanzar los resultados conseguidos que nada tenían que ver con
las necesidades y el bienestar de los y las argentinas.
La década siguiente se inicia también en medio de una hiperinflación de más del 2300% durante
1990. Este período fue de apertura indiscriminada y crecimiento exponencial de la deuda externa.
Dicen que las hiperinflaciones generan tanto miedo en las sociedades que luego permiten cualquier
cambio drástico de política económica que de otra forma no se hubieran permitido. Lo cierto es que
la convertibilidad que trajo muy baja inflación e incluso deflación se pagó con altísimo
endeudamiento público y privado, salarios bajos y venta y/o enajenación del patrimonio nacional
estatal, lo que aumentaba aún más los giros al exterior en forma de remesas o ganancias de las
empresas extranjerizadas (Privatizadas).
Como la economía argentina dependía del flujo de fondos desde el exterior, cualquier crisis o
diferencia en la tasa de interés de los países centrales que hicieran desviar esos fondos a otras
economías, ponía en serio riesgo a la economía argentina. Por eso todas las crisis como la mejicana,
o rusa, afectaron fuertemente a la Argentina. Esto producía una profunda dependencia que terminó
en la crisis más aguda del país con 37 muertos en diciembre del 2001, cuando el modelo fue ya
insostenible. Estos procesos se conocen como procesos de Go & Crash.
La década del 90 no solo fue una década en la que se terminó de frenar el proyecto industrialista
desarrollista sino además fue una década que dejó profundas cicatrices en el tejido social
produciendo una nueva clase social, los desocupados y trabajadores despedidos y niveles de
pobreza que superaron el 50% de la población. Otra vez le dimos al enfermo la medicina equivocada.
Otra vez no fuer un error.
Luego de la crisis del 2001, llega un período de franca recuperación, en default, y se vuelve a apostar
por el desarrollo en vez de la valorización financiera. Después de un reacomodamiento durante el
año 2002 cuya inflación fue del 25,9%, la inflación del período kirchnerista hasta el 2007 se sostuvo
alrededor del 10% aun con una franca recuperación de los salarios reales, que no impulsaron la
inflación hacia arriba a los valores que se habían observado en décadas anteriores. Mientras se
resolvía la situación del default y se negociaba con acreedores privados, la argentina recuperó la
producción y el salario, invirtiendo esos fondos en el mercado interno. No se produjo un cierre total
de la economía y se llegó en pocos años al “superávit gemelo” es decir superávit primario y externo
al mismo tiempo, producto de la aplicación de políticas no ortodoxas en el manejo de la economía,
fundamentalmente a partir del pago completo de la deuda con el FMI en diciembre de 2005.
La aplicación de política de corte keynesiano al final de la convertibilidad trajo verdaderos beneficios para la economía, los y las trabajadoras y las empresas nacionales. Pero estas políticas no se podrían sostener por mucho tiempo, y aparecerían los efectos de la restricción externa, ya que sabido es que el desarrollo necesita más divisas de las que produce. En 2011, dejando atrás la crisis global del 2009, se siente la presión de la falta de divisas y se instala un control de cambios que la gente conoció como cepo, pero que en la economía ponía controles y trabas para la importación de bienes de uso, insumos y bienes de capital.

La inflación durante todo el periodo de NK fue en promedio del 10,5% mientras que durante los dos períodos de CFK estuvo por encima del 25%. De todas formas,
durante estos períodos del 2003 a final del 2015, los salarios le ganaron a la inflación y se
recuperaron los salarios reales aunque no llegaron a los niveles de 1974.
CFK al igual que Perón se rehusaron de acudir al FMI y tampoco acudió CFK al mercado de capitales
cayendo en su propia trampa dialéctica del desendeudamiento. El endeudamiento de por si no es
malo ni bueno, sino los destinos que se decidan para esos fondos. Macri así halló el camino libre
para el endeudamiento, y para volver a instaurar otro período de valorización financiera,
transnacionalización y fuga de capitales con una velocidad y voracidad nunca antes observada.
CFK tendría que haber aplicado alguna política más liberal cuando tuvo (Si es que tuvo) la
oportunidad de hacerlo y endeudarse para crecer en lugar de aferrarse a dogmas y dejarle el camino
liberado a quien le sucedió en el cargo.
Macri otra vez aplicó medidas totalmente equivocadas para perseguir el objetivo publicitado de
combatir la inflación. A pesar de haber destruido la demanda mediante tarifazos, licuación de
salarios reales y la no emisión monetaria, no pudo detener la inflación. Las sucesivas devaluaciones
solo presionan sobre los precios internos en lugar de detenerlos (Inflación cambiaria) y generó una
profunda recesión. El promedio de inflación de quien suponía solucionar el tema en 5 minutos, fue
del 38,2%. Los mandatos externos otra vez pudieron más que las necesidades de la Nación.
En síntesis, así como la Cumbia 420 toma de otros ritmos para hacer un ritmo nuevo sin identificarse con ninguno, en la Economía 420 hay que tomar de todas las teorías, sin dogmatizar y aplicar cada una según el contexto histórico temporal y solamente para conveniencia de la Argentina y las grandes mayorías populares.

PERÍODO POLÍTICO EXTENSIÓN  INFLACIÓN  PROMEDIO TIPO DE POLÍTICAS ECONÓMICAS APLICADAS AÑOS
1er Y 2do PERONISMO 1946‐1955 19,60% HETERODOXAS ‐ PROTECCION ‐ EXPANSIÓN 10
DESARROLLISMO 1956‐1972 30,50% LIBERALES ORTODOXAS ‐ APERTURISTA 16
3er PERONISMO 1973‐1975 89,10% HETERODOXAS ‐ ORTODOXAS 3
DICTADURA 1976‐1983 208,60% LIBERALES ORTODOXAS ‐ APERTURISTA 8
ALFONSIN 1984‐1989 823,80% LIBERALES ORTODOXAS ‐ APERTURISTA 6
MENEM 1990‐1999 254,90% LIBERALES ORTODOXAS ‐ APERTURISTA 10
CONVERTIBILIDAD 1991‐2001 19,50% LIBERALES ORTODOXAS ‐ APERTURISTA 10
NESTOR KIRCHNER 2003‐2007 10,50% HETERODOXAS ‐ PROTECCIÓN ‐ EXPANSIÓN 5
CRISTINA KIRCHNER 2008‐2015 25,40% HETERODOXAS ‐ PROTECCIÓN ‐ EXPANSIÓN 8
MACRI 2016‐2019 38,20% LIBERALES ORTODOXAS ‐ APERTURISTA 4
Fuente: Da tos  de la funda ción Norte y Sur e Indec. Elaboración propia. Nota: Menen + Cove rti bili dad = 12 a ños
Total de años del período 1946‐2019: 73
Total de años de políticas Heterodoxas Expansivas: 26 Total de años de políticas Liberales Ortodoxas : 47

Marcel Barbani

empresario Pyme