LA PLATA: PASACALLES Y CONFUSION

El voto se expresaba a viva voz. Y todos gritaban: los que votaban “por el comité” y los que lo hacían “por la parroquia”. Obviamente, las autoridades de mesa, anotaban lo que querían o lo que podían: “El Cuerudo”, Segundo Irazábal, pegó un talerazo sobre la mesa al grito de “anote, pues!!!” Quien debía anotar, lo miró temeroso. Ahí se escucha la voz de Leguizamón, matón de Alsina: “no me confunda a la gente!!!!”. Y asi, interviene Juan Moreira, eventual referente del Mitrismo. Lo demás es historia conocida: Moreira mata a Leguizamón tras un tremendo duelo criollo, en la que sería su última pelea antes de enfrentar a la partida policial que lo asesinaría contra el  paredón del fondo del “piringundín” La Estrella, en Lobos. Lo descripto es una secuencia de la que es, para mi, la mejor película de Leonardo Favio. Pier Paolo Passolini, que de cine algo sabía, llegó a decir “daría diez años de mi vida, por filmar un plano como los de Favio”.

Pero esta nota no viene a hablar de cine, sino de elecciones y gente confundida, por eso la referencia a la película “Juan Moreira”. Hace unos días, tras un café en La París de La Plata, miro a mi derecha y en la esquina más emblemática de la ciudad -7 y 50-, sobre la vereda del Pasaje Dardo Rocha, vi un prolijo pasacalle con la inscripción “Cristina 2025”. Yo –lo admito-, soy uno de los millones de argentinos que reconocen el liderazgo de Cristina Fernández de Kirchner. Y de poder hacerlo la votaría, claro. Pero hay un problema: el 7 de septiembre, no voy a encontrar el nombre de Cristina en ninguna boleta electoral, porque sufrago en La Plata y ésta es la 8º Sección electoral. Y Cristina, tal como lo ratificó en C5N, será candidata a Diputada Provincial por la 3º Sección. O sea que, por más pasacalles que veamos en la capital provincial, a Cristina no la vamos a poder votar. Eso es confundir a la gente. Nada mas y nada menos. Una cuestión grave, si tenemos en cuenta el altísimo nivel de abstención que se vió en las últimas contiendas electorales. Incentivar el voto a Cristina, en un distrito donde no compite, no me parece lo más atinado como estrategia. Salvo que sea un apriete al Gobernador, que está ahí, a 100 metros del pasacalle.

Pero ya no hay votos a viva voz, ni talerazos sobre la mesa, ni duelos criollos. Hoy impera la necesidad de unirse para terminar, de una vez por todas, con esta pesadilla llamada Milei.