La foto que muchos esperaban y otros tantos temían finalmente ocurrió: Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof se reunieron cara a cara tras más de cinco meses de distanciamiento.
El encuentro, solicitado por la expresidenta, tuvo lugar en un contexto marcado por la necesidad de evitar la fragmentación del peronismo ante la proximidad de las elecciones municipales de septiembre y las legislativas de octubre. Sin embargo, lejos de cerrar heridas, la reunión abrió un nuevo capítulo de tensión dentro del Movimiento Derecho al Futuro (MDF), el espacio que impulsa la figura del gobernador bonaerense como eje de renovación política.
Desde el sector más crítico del MDF no dudaron en calificar el cónclave como “un error político” y lanzaron duras advertencias: “Cristina tira la trampa de la unidad”, expresó un dirigente cercano a Kicillof, marcando la desconfianza que aún persiste hacia el liderazgo de la expresidenta y su núcleo duro, La Cámpora. La herida abierta tras la derrota de 2023, que aún supura entre las filas del peronismo, parece lejos de cicatrizar.
Desconfianza, táctica y posicionamientos
En la política, los gestos pesan. Y el gesto de Kicillof de acudir al llamado de CFK generó un temblor interno. Un sector del MDF —que nuclea intendentes, legisladores y dirigentes territoriales— considera que la figura del gobernador debe comenzar a construir una alternativa autónoma al kirchnerismo tradicional. La reunión con la exmandataria, para este grupo, fue vista como una concesión innecesaria que erosiona el posicionamiento propio de cara al 2027.
“El gobernador no gana nada acordando con Cristina”, resumió con crudeza otro referente del espacio, que además apuntó contra La Cámpora y el massismo como estructuras que ya cumplieron su ciclo. En paralelo, intendentes como Jorge Ferraresi evalúan estrategias propias, como jugar con boleta corta en sus municipios, si finalmente se consuma un armado conjunto con el cristinismo.
Una asamblea para contener la crisis
Ante la presión interna, Axel Kicillof apuesta a una conducción horizontal y colegiada. El próximo lunes se celebrará un plenario clave en la Gobernación bonaerense, donde más de 40 intendentes del MDF debatirán el rumbo a seguir. Según voceros oficiales, el mandatario detallará allí los términos del diálogo con CFK y se designará a los interlocutores para futuras negociaciones.
“El espacio sigue creciendo, incluso con diferencias”, explican desde el entorno del gobernador, que promueve un “estado asambleario” como método para evitar fracturas. El cronograma de plenarios distritales y seccionales ya está en marcha y busca mantener el músculo territorial activo y movilizado.
El reloj de la Corte y el factor judicial
Pero mientras el peronismo se enreda en sus propias tensiones, otro actor externo podría redefinir de forma abrupta todo el panorama: la Corte Suprema de Justicia. La posibilidad de un fallo inminente que deje firme la condena a Cristina Fernández en la causa Vialidad —que la inhabilitaría de por vida para ejercer cargos públicos— sobrevuela todas las conversaciones.
“Si la Corte falla, cambia todo. Estrategia, candidaturas, campaña. Sería otro escenario completamente distinto”, reconoció un dirigente del conurbano. Una eventual sentencia contra la exmandataria no sólo impactaría en la legalidad de su participación electoral, sino que también podría operar como un factor de cohesión o de implosión dentro del peronismo, dependiendo del modo en que cada sector interprete y reaccione ante la resolución.
CFK acelera, pero no todos la siguen
Desde el Instituto Patria, el balance del encuentro fue optimista. Hablan de “un paso importante hacia la unidad” y se entusiasman con el regreso de los asesores brasileños que trabajaron con Lula Da Silva, como parte de una estrategia para reconectar con el electorado a través de una campaña más emocional.
Sin embargo, ese entusiasmo no se replica automáticamente en la militancia ni en las bases territoriales. La figura de Cristina conserva aún un núcleo de apoyo fiel, pero también un rechazo creciente en sectores que impulsan una renovación política desde el peronismo. Axel Kicillof camina por esa cornisa: debe dialogar con la historia reciente sin dejar de construir futuro.
Unidad o ruptura: una disyuntiva sin síntesis a la vista
En este clima, el dilema es evidente: ¿unidad con CFK a cualquier costo o ruptura para ensayar una renovación con identidad propia? La pregunta atraviesa a todo el peronismo bonaerense y, por ahora, no tiene respuesta. Kicillof, con sus formas pausadas y su estilo asambleario, intenta arbitrar entre las urgencias de una parte de su tropa y la presión de un liderazgo histórico que aún conserva poder de veto.
El lunes próximo puede ser decisivo, aunque no definitivo. El peronismo discute su forma, su fondo y su futuro. Y mientras lo hace, el reloj electoral avanza. También el judicial. Porque en la Argentina de 2025, todo es política… incluso los fallos de la Corte.