El gobierno sobreactúa su relación con EEUU y el FMI buscando legitimidad ante la próximas elecciones.
Mientras el gobierno de Javier Milei intensifica su alineamiento con Estados Unidos y el FMI, la economía no despega, la inflación persiste, el clima social se tensa y la violencia política comienza a preocupar. La sobreactuación externa contrasta con una realidad interna que pone en duda el relato oficialista.
La escena parece de manual: el presidente Javier Milei recibiendo al flamante jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, almirante Alvin Holsey, en la Casa Rosada; días antes, el Secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, recorriendo los pasillos del Ministerio de Economía tras la aprobación de un nuevo tramo de asistencia del FMI. Todo eso acompañado de declaraciones enfáticas sobre el apoyo de la Casa Blanca, en un tono que suena más a puesta en escena que a diplomacia madura. “Trump eligió a la Argentina como principal socio estratégico en la región”, celebran los voceros libertarios. Pero la política exterior se ha vuelto en la gestión Milei no sólo un instrumento de alineamiento, sino un recurso de sobreactuación.
El gobierno necesita mostrar certezas en el frente internacional ante la persistente fragilidad económica local. Con un dólar que sigue marcando el ritmo de las expectativas y una inflación que, si bien desacelera levemente, no cede en términos reales, el relato de la estabilización se enfrenta a la dura inercia de los precios. La inflación, sigue mostrando niveles altos que erosionan el poder adquisitivo y que dificultan la vida cotidiana de la mayoría de los argentinos.
En paralelo, el gobierno apuesta a fomentar una dolarización de facto. El propio ministro Luis Caputo adelantó que se anunciarán medidas para «sorprender» y facilitar el uso de dólares en transacciones económicas. En la práctica, el plan parece consistir en forzar a los argentinos a sacar los dólares del colchón y volcarlos al consumo, en un contexto donde el mercado sostiene que el dólar “esta muy barato” y espera una fuerte devaluación, cercana al techo de la banda, fijada por el propio gobierno, en 1400 pesos. Lejos de una reforma monetaria seria, lo que se propone es una dolarización obligada por agotamiento del circuito económico interno.
Pero ni siquiera este escenario tentador para las finanzas ha alcanzado para consolidar el ansiado “carry trade”: la bicicleta financiera que Milei y Caputo esperaban como bálsamo inmediato. Los capitales especulativos no terminan de llegar porque el mercado sigue sin creer del todo en la sustentabilidad política del rumbo económico. La percepción de que Milei depende excesivamente de figuras externas como Trump y del aval técnico del FMI para legitimar su proyecto profundiza la incertidumbre.
En este marco, el frente político comienza a mostrar signos de erosión preocupantes. Durante el foro de economía y negocios en la Expo EFI, Milei protagonizó un papelón mayúsculo. En lugar de consolidarse como un interlocutor confiable ante empresarios y analistas, descalificó a periodistas, insultó a legisladores opositores y se burló de sus antecesores en el cargo con tono beligerante. En la misma jornada, el presidente se jactó de haber “recapitalizado” el Banco Central y de contar con un “puts” estadounidense que, en sus palabras, nos convierte en una “potencia moral en camino a ser potencia mundial”. El exceso retórico y la grandilocuencia se han vuelto una constante.
Pero fuera de los salones refrigerados y los paneles empresarios, la calle ofrece otra postal. Durante una recorrida por Villa Lugano —territorio en el que La Libertad Avanza supo cosechar votos importantes en 2023— Milei y su vocero Manuel Adorni fueron abucheados por vecinos, en medio de insultos y reclamos por la falta de soluciones concretas. Lejos de los discursos de libertad, el malestar social se expresa en gestos, marchas y reclamos sectoriales. El exceso represivo en las calles por parte de las fuerzas federales, en lugar de contener la protesta, van generando una ola de repudio generalizado.
La situación se torna más grave cuando la violencia es generada por funcionarios del gobierno y hasta el propio Milei, con su discurso agresivo y violento. En ese sentido el principal asesor presidencial Santiago Caputo fue denunciado por el periodista y fotógrafo Ricardo Pristupluk tras un acto de campaña, acusándolo de intimidación y agresión. La Asociación de Reporteros Gráficos y organismos de derechos humanos repudiaron el hecho.
Hay que recordar que la agresión a periodistas gráficos es una constante en las cobertura de las marchas de jubilados los días miércoles frente al Congreso, y que el fotógrafo Pablo Grillo todavía sigue en terapia intensiva, luego de recibir un impacto de un cartucho de gas lacrimógeno por parte de un gendarme en las jornadas del pasado 12 de marzo.
La respuesta del gobierno fue el silencio, en línea con su estrategia de deslegitimar cualquier crítica como parte de una supuesta “casta mediática”.
El clima electoral tampoco ofrece alivios. Con la campaña general muy polarizada entre el oficialismo y una oposición muy fragmentada, el nivel del debate democrático retrocede peligrosamente, mientras las urgencias sociales se agudizan.
En síntesis, la gestión Milei transita una peligrosa disociación entre relato y realidad. La sobreactuación en la escena internacional —mostrándose como bastión del Occidente trumpista— busca suplir la falta de resultados tangibles en el plano doméstico. Pero ni la promesa de apoyo norteamericano, ni las selfies con el FMI, ni los guiños a Wall Street logran contener una inflación persistente, una economía aún inestable y un tejido social cada vez más tenso.
El oficialismo apuesta a que el alineamiento geopolítico y el relato heroico basten para atravesar hasta octubre. Pero el camino se estrecha, y el malestar ciudadano, aunque fragmentado, comienza a manifestarse. La pregunta ya no es sólo si la economía aguantará, sino si la democracia institucional resistirá el deterioro de su propia calidad frente a una gestión que apuesta más al relato que a una verdadera gobernabilidad.
AM