“Mientras el mundo protege su industria, acá se baja aranceles”: el diagnóstico de Kicillof


El gobernador bonaerense lanzó un duro alegato contra la apertura de importaciones y el ajuste fiscal. Advierten que la industria perdió un 12% de actividad en 2024, con 400 mil empleos destruidos y empresas históricas cerradas. La pulseada por la Hidrovía y el GNL, en el centro de la disputa.


En un discurso incendiario durante el cierre del Congreso Nacional de la UOM en Mar del Plata, Axel Kicillof acusó al gobierno de Javier Milei de llevar a la industria argentina “camino a la quiebra” con políticas que calificó como “un corso a contramano”. El mandatario bonaerense comparó la estrategia económica local con la de líderes globales como Donald Trump, quienes, según él, priorizan la defensa de la producción nacional mediante aranceles y subsidios. “Milei sigue bajando aranceles a electrodomésticos, neumáticos… y todo el mundo los está subiendo”, denunció, en referencia a la eliminación de trabas a las importaciones 17.

Los datos respaldan su crítica: en 2024, la actividad industrial cayó un 12%, la construcción un 28%, y se perdieron 400 mil puestos de trabajo, según cifras oficiales provinciales. Solo en Olavarría, el cierre de la histórica fábrica de bolsas industriales FABI dejó a 150 familias sin ingresos, sumándose a una lista de despidos masivos en sectores como la metalurgia y la cerámica 115.

“Argentinicidio” y la batalla por la soberanía: Hidrovía, GNL y el rol del Estado

Kicillof no se limitó a cuestionar la política comercial. Enfocó su artillería en dos proyectos emblemáticos: la privatización de la Hidrovía y la instalación de la planta de gas licuado (GNL) en Vaca Muerta. Acusó a Milei de “entregar la soberanía” al avanzar con la licitación de la vía navegable del Paraná, que concentra el 80% del comercio exterior argentino: “Nuestra Constitución es clara: los recursos naturales son de las provincias. No pueden privatizarlos” 714.

La tensión escaló con el proyecto de la planta de GNL, cuya ubicación —entre Buenos Aires y Río Negro— enfrenta a ambos gobiernos. Milei tildó a Kicillof de “comunista” y “expropiador serial”, mientras el gobernador respondió: “Es triste que el Presidente hable con tanta superficialidad mientras el desempleo crece” 14. La pulseada refleja una divergencia ideológica: para Kicillof, el Estado debe ser “protector de la producción”; para Milei, un “lastre” a eliminar 1017.

Salarios en picada, consumo desplomado: el costo social del ajuste

El mandatario bonaerense vinculó la caída industrial con el deterioro social: los salarios perdieron un 20% de su poder adquisitivo en 2024, y el consumo se contrajo un 10%. “Si caen los salarios, se detona el mercado interno”, argumentó, señalando que la baja en los ingresos impacta directamente en las ventas y la producción 117.

Ejemplificó con el caso de las PyMEs metalúrgicas, donde la capacidad instalada opera al 50% y sectores como autopartes o bienes de capital registran caídas de hasta el 17%. “Esto no es una recesión, es un industricidio planificado”, sostuvo, comparando las medidas actuales con las de Martínez de Hoz en la dictadura o el neoliberalismo de los 90 17.

La respuesta de Milei: celebraciones del FMI y el fantasma del default

Mientras Kicillof alertaba sobre la “catástrofe industrial”, Milei celebró en redes sociales el acuerdo con el FMI por USD 20.000 millones, clave para refinanciar la deuda heredada de 2018. Sin embargo, el préstamo —gestionado por Luis Caputo, el mismo ministro que firmó el fallido crédito macrista— condiciona al país a un ajuste fiscal que, según analistas, podría profundizar la recesión 110.

El gobierno nacional insiste en que el “anclaje fiscal” y las privatizaciones (como la de Aerolíneas Argentinas, otro blanco de Kicillof) atraerán inversiones. Pero para el gobernador, esto es un espejismo: “Un país no se mueve como un mercado. Necesitamos un Estado presente” 717.

¿Hacia una alternativa política?

Kicillof cerró su discurso con un llamado a la unidad: “La columna vertebral para enfrentar a Milei es el movimiento obrero”. Su postura no es solitaria: gobernadores como Llaryora (Córdoba) y Pullaro (Santa Fe) coinciden en criticar el desmantelamiento del Estado, aunque evitan confrontaciones directas 17.

Mientras tanto, la sociedad argentina navega entre dos modelos: uno que apuesta a la desregulación extrema y otro que clama por proteccionismo. La pregunta que queda flotando es si la industria sobrevivirá lo suficiente para ver quién tiene razón.