Kicillof desdobla elecciones y desafía al kirchnerismo en la interna peronista


En una decisión que sacude el tablero político, Axel Kicillof anunció el desdoblamiento de las elecciones bonaerenses y la suspensión de las PASO, profundizando su distanciamiento del kirchnerismo y consolidando un liderazgo con perfil propio dentro del peronismo.


En una jugada de alto impacto político, Axel Kicillof anunció que la provincia de Buenos Aires separará sus elecciones provinciales de las nacionales, convocando a los bonaerenses a votar cargos locales el próximo 7 de septiembre, un mes y medio antes de los comicios nacionales. El anuncio fue acompañado por la propuesta de suspender las PASO en el distrito, en un claro gesto de autonomía que profundiza la distancia entre el gobernador y el núcleo duro del kirchnerismo.

«Firmé un decreto para que la elección provincial se realice el 7 de septiembre, con el objetivo de garantizar un proceso electoral ordenado, transparente y centrado en el derecho de los bonaerenses a elegir en condiciones claras», expresó el mandatario junto a la vicegobernadora Verónica Magario.

La decisión se produce tras una tensa reunión de siete horas con referentes del kirchnerismo, que terminó sin acuerdos. Según trascendió, Máximo Kirchner habría amenazado con una ruptura si se concretaba el desdoblamiento. En los hechos, la medida representa una ruptura de hecho con el armado tradicional del peronismo bonaerense.

Una estrategia técnica con implicancias políticas

Kicillof argumentó que el desdoblamiento responde a la necesidad de evitar el caos electoral que, según él, generaría la implementación simultánea de dos sistemas de votación distintos: la boleta única de papel para cargos nacionales, impuesta por la administración de Javier Milei, y la boleta partidaria tradicional para los cargos provinciales.

«Emitir el voto llevaría el doble de tiempo», explicó. «Se generarían largas colas, amontonamientos. Hemos hecho simulaciones, y votar en dos urnas distintas, con dos boletas distintas y dos sistemas distintos, es inviable». Para el mandatario, se trata de una decisión tomada “con responsabilidad” y en línea con lo que “la mayoría de los gobernadores ya han decidido”.

Más allá de los argumentos técnicos, el desdoblamiento tiene una lectura política inevitable: marca una línea divisoria con el kirchnerismo y consolida el perfil propio de Kicillof dentro del peronismo. Si bien se cuidó de evitar declaraciones beligerantes hacia el sector que encabeza Cristina Fernández de Kirchner, dejó un mensaje sutil pero claro: “No vengo a hablar de internas que se dirimen en otro lugar”.

«No soy candidato a nada»

En un contexto de ajuste económico y conflictividad social creciente, el gobernador también se diferenció de otros dirigentes que especulan con candidaturas. “Yo no soy candidato a nada”, afirmó, pero aseguró que él y su gobierno militarán activamente en ambas elecciones “para que el ajuste y la motosierra no entren a la provincia de Buenos Aires”.

El gesto busca mostrarse como gestor antes que dirigente electoral, concentrado en la defensa de la provincia frente a las políticas del gobierno nacional. No obstante, la decisión de suspender las PASO y definir una fecha propia para la elección provincial reconfigura el tablero electoral y obliga al resto del peronismo a tomar posición.

Un nuevo eje en la interna peronista

Kicillof apuesta a construir una alternativa desde la gestión y a consolidar su liderazgo territorial, incluso si eso implica enfrentar a quienes fueron sus aliados. La posibilidad de que Cristina Fernández de Kirchner se postule como legisladora provincial, como advirtió el kirchnerismo, agrega tensión a una interna que ya se avizora áspera.

Lejos de una estrategia improvisada, el desdoblamiento aparece como una movida cuidadosamente calculada: técnica en sus fundamentos, política en sus efectos, simbólica en su ejecución. Kicillof se planta así como referente de un peronismo que busca renovar su identidad, más allá del verticalismo tradicional y de las figuras que históricamente lo lideraron.

La interna peronista entró en ebullición, y el gobernador bonaerense acaba de encender la mecha.