El frágil equilibrio del BCRA: un modelo atado con alambres


El Banco Central de la República Argentina (BCRA) enfrenta una encrucijada: la acumulación de reservas se sostiene con dólares prestados, mientras que la caída de depósitos en moneda extranjera y el aumento del crédito en divisas generan crecientes riesgos financieros. A esto se suma la incertidumbre sobre la renegociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la fuga de dólares vía turismo e importaciones y la falta de un acuerdo político firme para garantizar estabilidad. El interrogante central es ¿hasta cuándo podrá sostenerse este esquema sin provocar una crisis cambiaria.?

Un esquema sostenido con deuda

El Gobierno ha recurrido a una estrategia de acumulación de reservas que se basa en el endeudamiento del sector privado. Empresas y bancos han buscado financiamiento en dólares a través de emisiones de obligaciones negociables y préstamos bancarios, permitiendo al BCRA reforzar su posición en divisas. Sin embargo, este mecanismo tiene un costo oculto: cuando esos compromisos deban pagarse, la demanda de dólares podría dispararse, poniendo en jaque la estabilidad cambiaria.

En paralelo, los depósitos en dólares continúan en descenso. Desde principios de año, el stock de depósitos en moneda extranjera se reduce a un ritmo de u$s 52 millones diarios, mientras que el endeudamiento privado en dólares crece a u$s 61 millones diarios. De mantenerse esta tendencia, la relación entre deuda privada en dólares y depósitos alcanzará el 60% en abril, un nivel similar al que precedió la crisis cambiaria de 2018.

El impacto del DNU y las dificultades con el FMI

La falta de acuerdo en la redacción final del decreto de necesidad y urgencia (DNU) y el estancamiento en las negociaciones con el FMI han agravado la incertidumbre. Argentina debe afrontar pagos por u$s 12.700 millones en los próximos años, y más de la mitad de esos vencimientos operan en 2027. Mientras el Gobierno intenta destrabar desembolsos, el FMI exige mayores garantías en términos fiscales y monetarios. Sin un consenso firme, la incertidumbre sobre la capacidad de pago del país se mantiene latente.

El Ejecutivo, por su parte, insiste en que la estabilidad cambiaria se logrará a través de un menor déficit fiscal y una mayor eficiencia en la economía. Sin embargo, la caída de reservas netas —que permanecen en terreno negativo en u$s -9000 millones— evidencia que la estrategia de ajuste no está logrando fortalecer el colchón financiero del BCRA.

La fuga de dólares: turismo e importaciones bajo la lupa

Mientras el Gobierno busca reforzar las reservas, el drenaje de divisas continúa a través de distintas vías. El turismo al exterior sigue siendo una de las principales fuentes de salida de dólares, con un saldo deficitario que impacta en la cuenta corriente. Además, las importaciones, aunque contenidas por la recesión, mantienen un nivel que impide una recomposición sostenida de las reservas.

El control de cambios ha generado distorsiones adicionales. Las empresas que acceden a préstamos en dólares deben liquidarlos en el mercado oficial y recibir pesos, mientras que las divisas quedan en manos del BCRA. Este mecanismo permite acumular reservas en el corto plazo, pero deja al sistema expuesto a riesgos en caso de una salida masiva de depósitos.

Un modelo al borde del colapso

El nivel de encajes bancarios sobre depósitos en dólares se ha convertido en un indicador crítico. Con un BCRA que absorbe estos recursos para reforzar sus reservas, los bancos quedan cada vez más expuestos ante una eventual corrida cambiaria.

Los analistas advierten que la sostenibilidad del esquema actual es incierta. Mientras la deuda privada en dólares crece y las reservas netas siguen en rojo, el margen de maniobra se reduce. En un contexto donde la fragilidad del sistema financiero es cada vez más evidente, la gran incógnita es, sin un acuerdo e inyección de dólares por parte del FMI,  ¿hasta cuándo podrá sostenerse este modelo antes de que las tensiones cambiarias se vuelvan insostenibles.?

AM