La apertura de importaciones y el alza de costos impactan de lleno en la producción nacional, mientras las pymes alertan sobre un 2025 incierto.
La economía argentina atraviesa una etapa de reconfiguración estructural con profundas consecuencias para el sector industrial. Entre los rubros más perjudicados se encuentran los textiles y el calzado, dos industrias sensibles a la competencia externa y la caída del consumo. Datos oficiales y relevamientos privados confirman una crisis que amenaza la sustentabilidad de miles de empresas y empleos en todo el país.
Una aparente mejora que no convence
El último informe del Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI) del INDEC indicó un crecimiento del 7,1% en enero de 2025 en comparación con el mismo mes del año anterior. Sin embargo, este dato debe analizarse con cautela: enero de 2024 fue un mes de desplome productivo, por lo que la base de comparación es excepcionalmente baja. Además, el informe revela que la actividad industrial cayó un 1,3% respecto a diciembre, revirtiendo la tendencia de los meses previos.
En el sector textil y de calzado, la situación es aún más crítica. Si bien el rubro registró una suba interanual del 14,8%, esto ocurre tras una caída del 12,7% en enero de 2024, lo que indica una recuperación insuficiente para compensar las pérdidas.
El derrumbe de las expectativas industriales
Los empresarios industriales reflejan esta incertidumbre en sus proyecciones. Según la primera encuesta del año del Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina (CEU), un 42,3% de las industrias reportó caída en su producción, mientras que solo un 18,3% registró un crecimiento. En cuanto a las ventas, el 44,8% experimentó una baja, contra un 22,2% que informó aumentos. Las exportaciones también se vieron afectadas: un 31% declaró una caída en sus envíos al exterior.
Para las pymes, la situación es más crítica. Casi la mitad de las firmas encuestadas (44,3%) reportó caídas en la producción y un 45,1% vio desplomarse sus ventas internas. Además, apenas un 11,2% de estas empresas logró contratar personal, reflejando un mercado laboral en retroceso.
Textiles y calzado, los más afectados
Dentro del conjunto de industrias en crisis, el sector textil y de calzado es uno de los más perjudicados. Estos rubros son altamente sensibles a la competencia de productos importados, particularmente desde China y otros países con costos de producción inferiores.
El informe del CEU destaca que más del 60% de las empresas del sector sufren los efectos de precios de dumping, es decir, la venta de productos extranjeros a valores artificialmente bajos. Además, un 33,4% de los industriales señaló el contrabando como un factor clave en la caída de su actividad.
La Encuesta de Coyuntura de la Fundación ProTejer confirma estas dificultades. En el cuarto trimestre de 2024, el 62% de las empresas textiles registró una caída en sus ventas, con un descenso interanual promedio del 16%. En cuanto a la producción, el 67% de las fábricas consultadas informó un retroceso, con una merma también del 16% en promedio. La utilización de la capacidad instalada se desplomó 12 puntos porcentuales respecto del mismo período del año anterior.
Distancia creciente entre el gobierno y los industriales
Mientras el oficialismo enfatiza supuestos signos de recuperación económica, los industriales mantienen una postura cada vez más crítica. El Monitor de Desempeño Industrial (MDI) de la UIA cerró enero en 42,2 puntos, un nivel que indica contracción. A pesar de la estacionalidad del mes, la preocupación entre los empresarios es evidente.
La postura del gobierno, que promueve una apertura comercial sin restricciones y una fuerte reducción del gasto público, choca con la realidad de las pymes industriales, que necesitan protección frente a la competencia desleal y políticas activas para fomentar el empleo. El distanciamiento entre la administración de Javier Milei y los sectores productivos tradicionales es cada vez más notorio.
Conclusión: un 2025 incierto para la industria nacional
El sector textil y del calzado enfrenta un escenario de profunda crisis, agravado por la apertura indiscriminada de importaciones, la caída del consumo y el aumento de costos. Aunque las cifras oficiales muestran una aparente recuperación, la realidad es que la industria sigue lejos de alcanzar niveles sostenibles.
La falta de políticas activas y la ausencia de un plan de desarrollo productivo generan incertidumbre sobre el futuro de miles de pymes y trabajadores. Mientras el gobierno insiste en su programa de desregulación económica, la industria manufacturera argentina se encuentra en una encrucijada: adaptarse o desaparecer en un contexto cada vez más adverso.