Seguridad en la Provincia: Los números desmienten el «baño de sangre» de Milei y Espert


Las estadísticas oficiales reflejan la tasa de homicidios dolosos más baja de los últimos 25 años en la provincia de Buenos Aires, desmontando el discurso de la oposición sobre una crisis de seguridad.

 


La seguridad en la provincia de Buenos Aires es un tema recurrente en la agenda política, con discursos encendidos y afirmaciones tajantes sobre el aumento del delito. Sin embargo, los datos oficiales muestran una realidad distinta: en 2024 se registraron 810 homicidios dolosos, la cifra más baja en los últimos 25 años. Esta evidencia contradice la narrativa del Gobierno nacional y de referentes como José Luis Espert, quien aseguró que la provincia es un «baño de sangre» sin presentar respaldo estadístico.

Los datos que refutan el discurso opositor

Según la Superintendencia de Análisis Criminal del Ministerio de Seguridad bonaerense, los homicidios dolosos cayeron drásticamente desde los picos registrados en 2002, cuando hubo más de 2.700 casos. Durante la gestión de María Eugenia Vidal en 2019, se contabilizaron 905 homicidios, mientras que en 2022 se alcanzó el número más bajo desde el 2000 con 740 casos. Comparado con 2023, el año 2024 mostró una mejora en la seguridad.

Este descenso también ha sido reconocido a nivel nacional. El propio Ministerio de Seguridad de la Nación, encabezado por Patricia Bullrich, confirmó que la tasa de homicidios en Argentina es la más baja de la región, con 3,8 víctimas cada 100.000 habitantes. En la provincia de Buenos Aires, la cifra es de 4,4, mientras que en 2019, al finalizar la gestión de Vidal, era de 5,2.

El contexto político y la estrategia discursiva

El anuncio de Milei sobre la designación de Espert como su principal figura en la provincia marcó el inicio de una ofensiva mediática basada en el alarmismo. Espert ha insistido en describir un escenario caótico sin respaldo estadístico, en una estrategia que busca deslegitimar la gestión de Axel Kicillof de cara a las elecciones legislativas.

El ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, criticó la manipulación de los datos y la estrategia electoral basada en el miedo. «Lo que vivimos es el inicio de una campaña que, más que sucia, va a batir récords de mugre», declaró. También señaló que los delitos más graves, como los homicidios dolosos, han disminuido, y que el verdadero problema de seguridad en la provincia está vinculado al narcotráfico, una responsabilidad federal.

El desfinanciamiento de la seguridad por parte del Gobierno nacional

Uno de los puntos centrales de la discusión es el desfinanciamiento de la seguridad. Alonso denunció que Milei eliminó el Fondo de Fortalecimiento Fiscal, lo que significó una pérdida de 750.000 millones de pesos para la provincia. «Esa plata equivale a 10.000 patrulleros», remarcó el ministro, destacando el impacto negativo en los municipios.

Asimismo, el gobierno bonaerense ha llevado adelante una política de infraestructura carcelaria sin precedentes, con la construcción de 7.000 nuevas plazas y 4.450 en proceso. De completarse la meta de 12.000, Kicillof habría construido el 50% de todas las plazas carcelarias de la provincia en 200 años de historia.

La relación entre la economía y la seguridad

El deterioro del poder adquisitivo también impacta en la seguridad. El consumo de carne, por ejemplo, alcanzó su nivel más bajo en un siglo, afectando directamente a la provincia, donde se concentra el 40% de la población y el 60% de la pobreza del país. La crisis económica, agudizada por las políticas de Milei, ha generado un aumento en los delitos contra la propiedad.

Los datos son contundentes: la tasa de homicidios en la provincia de Buenos Aires es la más baja en 25 años. A pesar de los intentos de la oposición por instalar un discurso de caos y violencia, la realidad muestra una tendencia positiva en seguridad. Sin embargo, el desfinanciamiento del Gobierno nacional y la crisis económica representan desafíos importantes para la gestión provincial. En este contexto, la política de seguridad requiere un análisis serio y basado en evidencia, alejado de slogans de campaña y estrategias de desinformación.

NR