Tuits, estafas y una tormenta institucional sin precedentes
El presidente Javier Milei enfrenta una crisis sin precedentes tras promocionar una criptomoneda que resultó ser una estafa multimillonaria. Mientras crecen las denuncias judiciales y los pedidos de juicio político, el mandatario responde con agresiones y sin explicaciones concretas. El episodio no solo ha impactado su imagen, sino que también ha abierto una grieta dentro de su propio espacio político.
Un tuit que desató el caos
El escándalo estalló el viernes por la noche, cuando el presidente publicó en sus redes sociales una promoción de «VivaLaLibertadProyect», una iniciativa que, según anunció, permitiría financiar emprendimientos argentinos mediante la compra de la criptomoneda $LIBRA. El posteo rápidamente fue fijado en su cuenta y amplificado por referentes libertarios, incitando a miles de seguidores a invertir.
Sin embargo, tras una vertiginosa suba inicial, la moneda digital se desplomó abruptamente, dejando a los inversores con pérdidas millonarias. Según expertos en blockchain, un grupo reducido de billeteras virtuales se habría beneficiado de una maniobra especulativa, obteniendo ganancias de hasta 100 millones de dólares en pocas horas.
El desconcierto inicial derivó en una ola de reacciones. Desde la oposición y sectores del oficialismo exigieron explicaciones al presidente, quien tardó más de cinco horas en reaccionar. Cuando lo hizo, se limitó a negar cualquier vínculo con la criptomoneda y sostuvo que la difundió sin estar «interiorizado de los pormenores». Pero en lugar de aclarar la situación, respondió con insultos: «Las ratas inmundas de la casta política quieren aprovechar esta situación para hacer daño.»
Las inconsistencias en su explicación generaron más dudas. En octubre de 2024, Milei se había reunido con Julián Peh, cofundador de KIP Network Inc., la empresa presuntamente vinculada a la estafa. Además, la compañía Kelsier Ventures, que impulsó la criptomoneda, había publicado en sus redes un mensaje asegurando que asesoraba directamente a Milei en temas de blockchain e inteligencia artificial.
Con el escándalo ya desatado, varios dirigentes del oficialismo, entre ellos el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y el economista José Luis Espert, eliminaron sus tuits de apoyo al proyecto.
Las consecuencias políticas y judiciales no tardaron en llegar. Desde el bloque de Unión por la Patria y otras bancadas opositoras anunciaron la presentación de un pedido de juicio político contra Milei, argumentando que el presidente utilizó su investidura para respaldar un esquema fraudulento.
«Nunca vimos algo semejante en la historia política argentina», afirmó Cristina Fernández de Kirchner, quien acusó a Milei de operar «como el gancho de una estafa digital». Axel Kicillof, gobernador de Buenos Aires, recordó que el mandatario había promovido un esquema similar durante la campaña electoral de 2023, relacionado con CoinX, cuyos responsables terminaron presos.
Por su parte, el sindicalismo también se manifestó. La CGT exigió una investigación exhaustiva y calificó el hecho como «una grave irresponsabilidad institucional».
El Congreso evalúa distintos caminos para avanzar con la investigación. Mientras que algunos legisladores apuestan al juicio político, otros proponen la creación de una comisión especial para esclarecer los hechos. «Esto no es un simple error. Es una negligencia grave y una posible ilegalidad», sostuvo el diputado Maximiliano Ferraro, de la Coalición Cívica.
El abogado y dirigente social Juan Grabois presentó una denuncia penal contra el presidente, a la que se sumaron diversas organizaciones. La acusación se basa en delitos como «negociaciones incompatibles con la función pública» y «fraude informático».
Además, el estudio estadounidense Burwick Law, especializado en blockchain y criptomonedas, anunció que iniciará acciones legales colectivas contra los responsables de la estafa, lo que podría derivar en un litigio internacional.
El escándalo golpeó duramente la imagen del presidente y amenaza con desestabilizar su gobierno en un momento clave. A nivel internacional, la credibilidad de su administración también ha quedado en entredicho, afectando la relación con potenciales inversores.
Con la Justicia y el Congreso avanzando en las investigaciones, el futuro de Milei es incierto. Mientras intenta recuperar la agenda política, su silencio y actitud confrontativa parecen agravar la crisis. En un país acostumbrado a escándalos políticos, la pregunta que resuena es: ¿será este el principio del fin para el gobierno libertario?
NR