La estrategia incluye un dólar flotando entre $1.000 y $1.300, con un préstamo de USD 20 mil millones sujeto a la política cambiaria. La recesión podría limitar el traslado a precios, mientras el rol del Congreso sigue en debate.
La negociación entre Argentina y el FMI avanza hacia un acuerdo que promete un crédito de USD 20 mil millones, dividido en cuatro desembolsos condicionados. Este pacto busca estabilizar el tipo de cambio mediante un esquema de bandas flotantes para el dólar oficial. En un contexto económico marcado por la recesión, las expectativas inflacionarias y las tensiones políticas, la implementación de esta medida será clave para garantizar la estabilidad a corto plazo y evitar mayores desequilibrios.
Bandas cambiarias y manejo del dólar
El acuerdo establece un sistema de flotación administrada con límites de $1.000 y $1.300 para el dólar oficial. Aunque el Banco Central podrá intervenir para controlar las fluctuaciones, el uso de reservas estará limitado al 50% del desembolso recibido en cada tramo.
Históricamente, estos esquemas tienden a mantener el dólar en la banda superior, lo que genera incertidumbre entre los actores económicos. Sin embargo, el gobierno buscará inicialmente anclar el dólar cerca de los $1.000, apoyándose en la venta de reservas para brindar estabilidad al mercado. Este enfoque, según analistas, apunta a minimizar las tensiones cambiarias en el corto plazo y evitar una disparada del dólar.
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, expresó que este programa busca evitar errores del pasado, como los observados en 2016 cuando el Fondo financió la salida de capitales. Ahora, la meta es garantizar previsibilidad y evitar fluctuaciones desmedidas en el tipo de cambio, un objetivo que estará bajo constante evaluación.
Impacto inflacionario y recesión económica
La recesión actual podría actuar como un amortiguador frente al impacto inflacionario de la devaluación implícita. Con un consumo restringido por la contracción económica, los aumentos de precios derivados del ajuste cambiario podrían ser limitados en una primera etapa. «La caída en la actividad económica funciona como un freno al traslado de la devaluación a los precios», señaló un economista consultado.
No obstante, a medida que el dólar fluctúe en niveles más altos, las expectativas inflacionarias podrían incrementarse, alimentando tensiones en el mercado. La administración deberá gestionar cuidadosamente las intervenciones cambiarias para evitar que el esquema de bandas se convierta en un foco adicional de inestabilidad.
El Congreso, pieza clave del acuerdo
El respaldo legislativo al acuerdo con el FMI se presenta como un punto de discusión central. Desde la perspectiva del organismo internacional, el aval del Congreso refuerza la seguridad jurídica, algo esencial para garantizar la continuidad del programa, incluso ante posibles cambios de gobierno.
Sin embargo, el gobierno argentino argumenta que este programa no implica nueva deuda externa, sino una reestructuración de pasivos del Banco Central. Esta postura busca evitar la necesidad de aprobación legislativa, reduciendo posibles bloqueos políticos que compliquen su implementación.
Un camino lleno de desafíos
El acuerdo con el FMI ofrece una oportunidad para estabilizar la economía en el corto plazo, pero no está exento de riesgos. La experiencia sugiere que el dólar podría operar cerca del techo de la banda, presionando al Banco Central a utilizar reservas para mantenerlo en niveles competitivos.
El equilibrio entre el control cambiario, el impacto inflacionario y la necesidad de políticas que reactiven la economía será determinante en los próximos meses.
El pacto con el FMI representa un intento de contener la incertidumbre en medio de una compleja coyuntura económica. Si bien la recesión podría mitigar parcialmente el impacto inflacionario inicial, el desafío de mantener un dólar controlado y evitar desequilibrios será una prueba constante para el gobierno. El tiempo revelará si este programa logra estabilizar el escenario económico o si, por el contrario, suma nuevas tensiones a la ya frágil economía argentina.
AM