Verano caliente y un sistema en crisis: la falta de energía pone en jaque a Buenos Aires

TARIFAZOS,  FALTA DE PLANIFICACION, DESIDIA, ERRORES, SIN INVERSIONES , EN UNA BUENOS AIRES SIN LUZ

Una ola de calor extrema y un sistema eléctrico al límite dejan a más de 45.000 familias sin luz en Buenos Aires. Mientras crece la preocupación, el Gobierno evalúa medidas de emergencia, pero la falta de planificación estructural expone un problema crónico.


El calor implacable de este verano no solo afecta a los porteños; también pone en jaque a un sistema eléctrico históricamente frágil. Más de 36.780 familias en Buenos Aires se encuentran sin suministro eléctrico, principalmente clientes de Edesur, que concentra el 87% de los cortes. En medio de esta crisis, el Gobierno analiza importar energía de países vecinos y reforzar las cuadrillas de emergencia, pero especialistas advierten que el problema requiere soluciones a largo plazo.

La crisis actual: calor extremo y un sistema vulnerable
A medida que las temperaturas en la ciudad de Buenos Aires rondan los 32°C y alcanzan picos superiores en otras provincias, las redes de distribución de Edesur y Edenor no logran sostener la demanda creciente. Según el Ente Nacional Regulador de Electricidad (ENRE), las zonas más afectadas incluyen barrios como Recoleta, Retiro, San Telmo y La Paternal, donde los cortes de luz ya son recurrentes durante los veranos.

Aunque el Gobierno nacional busca evitar un colapso mediante la importación de electricidad desde Brasil, Bolivia o Paraguay, las fallas en las redes de distribución siguen siendo el talón de Aquiles. “No se puede hacer magia”, admiten fuentes oficiales, subrayando que cualquier mejora estructural llevará años en implementarse.

Medidas urgentes y planes a futuro
La Secretaría de Energía ha solicitado a las distribuidoras un aumento del 30% en sus cuadrillas y el despliegue de generadores a gasoil para enfrentar emergencias. Sin embargo, la crisis energética trasciende las soluciones inmediatas. Desde la tormenta de Año Nuevo, que dejó a 95.500 usuarios sin luz, la fragilidad del sistema ha sido evidente, y los especialistas coinciden en que los planes de contingencia actuales son insuficientes.

El panorama no se limita a la capital: provincias como Córdoba, San Luis, Mendoza y San Juan también sufren temperaturas extremas, con termómetros que superan los 40°C. Este fenómeno intensifica la demanda energética en todo el país, exacerbando un problema de alcance nacional.

Un problema estructural sin resolver
El verano de 2025 no es el primero en exponer las debilidades del Sistema Argentino de Interconexión (SADI). En febrero de 2024, el país alcanzó un récord histórico de demanda con 29.653 MW. Este verano, las proyecciones de Cammesa estiman un pico de 29.303 MW, una cifra cercana al límite del sistema.

A pesar de estos desafíos, la demanda industrial ha registrado una caída del 18,3% interanual, lo que alivia parcialmente la presión sobre la red eléctrica. Sin embargo, los expertos critican que no se esté invirtiendo en proyectos de infraestructura que permitan anticipar futuros incrementos en la demanda.

Una bomba de tiempo
El sistema eléctrico argentino enfrenta una tormenta perfecta: una infraestructura obsoleta, una demanda creciente y una planificación insuficiente. Mientras el Gobierno apuesta a medidas paliativas para sortear este verano, el problema estructural persiste, poniendo en riesgo no solo la calidad de vida de los ciudadanos, sino también el desarrollo económico del país.

“Es urgente que se actúe con visión a largo plazo, con planificación e inversiones”, advierten los especialistas. De no ser así, la crisis energética no solo se repetirá, sino que será cada vez más severa, dejando a más argentinos en la oscuridad cuando el calor no cede.