El Gobierno recorta investigaciones científicas: impacto en ciencias sociales y cambio climático
En un nuevo avance contra el sector científico y universitario, el Gobierno nacional oficializó, a través de la Resolución 10/2025, un ajuste drástico en la financiación de investigaciones. La medida elimina proyectos que no estén “al servicio del crecimiento económico y desarrollo estratégico del país”, afectando especialmente a estudios vinculados a las ciencias sociales y el cambio climático.
Según el texto oficial, firmado por Guillermo Francos, jefe de Gabinete y responsable de la Secretaría de Ciencia, el recorte responde a la necesidad de “redefinir y reorientar las estructuras institucionales y sistemas de evaluación relacionados con la gestión del conocimiento”. Las áreas priorizadas incluyen agroindustria, energía, minería, economía del conocimiento, innovación y salud. “Corresponderá dar por finalizados aquellos programas cuyos objetos no encuentren asidero en el citado Plan Estratégico”, aclara el documento.
El impacto económico inmediato es significativo: $1.867 millones serán retirados de 70 programas de investigación social. Adicionalmente, se exigirá la devolución de fondos a proyectos que no hayan alcanzado un 30% de ejecución. Entre las iniciativas afectadas, los estudios sobre cambio climático han sido relegados, a pesar de las crecientes crisis ambientales globales.
Rechazo unánime del sector científico
Organizaciones como la Federación de Docentes Universitarios (FEDUN), la Federación de Sindicatos Universitarios de América del Sur (FESIDUAS) y la Federación Latinoamericana de Trabajadores Científicos (FEDLATCI) repudiaron enérgicamente la medida. En un comunicado conjunto, calificaron el recorte como “un ataque directo al avance del conocimiento y un grave retroceso en las políticas públicas orientadas al desarrollo sostenible y la soberanía científica nacional”.
“Esta medida refleja una postura negacionista que desconoce la importancia estratégica de la ciencia y la tecnología para abordar los desafíos globales y locales”, afirmaron las entidades, destacando las “graves consecuencias” para la estabilidad laboral de trabajadores científicos y el futuro del conocimiento en Argentina.
El negacionismo del cambio climático
El ataque a las investigaciones sobre cambio climático no es una sorpresa. El presidente Javier Milei y su gobierno han desestimado reiteradamente las evidencias científicas en esta materia. “Vagos socialistas que escriben papers de cuarta”, declaró Milei, refiriéndose al consenso global sobre el calentamiento global. Estas posiciones se alinean con estrategias negacionistas similares a las utilizadas por la industria tabacalera en los años 50, que buscaban sembrar dudas sobre consensos científicos mediante falsos expertos y disensos fraudulentos.
Según divulgadores como Claudio Cormick y Valeria Edelsztein, este enfoque busca desacreditar a la comunidad experta y fomentar una desconfianza generalizada hacia la ciencia. “Vivimos en una época donde se cree, erróneamente, que las habilidades críticas individuales bastan para evaluar evidencias complejas”, advirtieron.
Reflexiones sobre pensamiento crítico
El contexto también abre interrogantes sobre cómo enfrentar el negacionismo. Investigaciones como las de Loreta Cannito sugieren que el exceso de confianza en el pensamiento crítico individual puede fomentar actitudes anticientíficas. Esto se vincula al efecto Dunning-Kruger, según el cual las personas con menos competencias tienden a sobreestimar su capacidad de razón.
En este marco, expertos proponen fortalecer la confianza en el consenso científico y fomentar una educación crítica que diferencie entre opinión informada y prejuicio. “La ciencia no puede ser rehén de ideologías o intereses cortoplacistas”, concluyen los especialistas, llamando a defender el conocimiento como pilar del desarrollo y la soberanía nacional.