Las pymes argentinas: eje clave para el empleo, a pesar de la crisis


En un contexto económico adverso, las pequeñas y medianas empresas (pymes) se mantienen como el motor principal de la generación de empleo en Argentina. Según datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), este sector sostiene la mayor proporción de trabajadores registrados en el país, destacándose como pilar del entramado productivo nacional.

El peso del sector en el mercado laboral

Entre 2018 y 2023, el promedio de empleados registrados por empresa osciló entre 14,4 y 15,6, cifras que coinciden con el perfil típico de una pyme, cuya dotación suele variar entre 11 y 25 trabajadores. Las estadísticas reflejan que en 2023, el 73% de las empresas empleaba hasta cinco personas, mientras que solo un reducido 3,9% contaba con más de 50 empleados.

Estas pequeñas estructuras empresariales no solo representan la mayoría del ecosistema productivo, sino que también concentran el 91% de los empleos formales, destacándose por ofrecer puestos más estables y, en muchos casos, con mejores niveles de remuneración.

Distribución de aportes y contraste con las grandes empresas

Sin embargo, el aporte proporcional de las pymes al sistema previsional presenta marcadas diferencias respecto a las grandes corporaciones. Los empleadores con un solo trabajador contribuyen con el 2,34% de los fondos de la ANSES, mientras que las empresas con más de 5.000 empleados concentran un significativo 20,6%.

Aunque estas cifras evidencian una brecha en términos de escala, las pymes con más de dos asalariados siguen siendo fundamentales. Constituyen la base del empleo formal, siendo esenciales para la dinámica económica y social del país.

El desafío de la productividad

A nivel regional, las pymes representan el 99% de las empresas y emplean al 67% de los trabajadores, según la CEPAL. No obstante, su contribución al PIB es limitada, reflejando una baja productividad en comparación con las grandes compañías. Mientras que las empresas de mayor tamaño pueden llegar a ser hasta 33 veces más productivas, las pymes enfrentan barreras en el acceso a tecnologías, mercados y capital humano, lo que restringe su competitividad.

La situación es más crítica en el ámbito exportador: solo el 10% de las pymes latinoamericanas participa en el comercio exterior, frente al 40% en Europa. Este dato subraya la necesidad de políticas públicas orientadas a potenciar su rol en el cambio estructural de las economías regionales.

Un camino hacia el fortalecimiento

Para que las pymes alcancen su verdadero potencial, es indispensable mejorar su articulación con otros actores económicos y fortalecer las instituciones de apoyo. La CEPAL sugiere fomentar la cooperación entre empresas para crear ventajas competitivas compartidas, reducir las vulnerabilidades de las microempresas y estimular el desarrollo de clústeres productivos.

Con políticas coherentes y estrategias coordinadas, las pymes podrían transformarse en protagonistas del crecimiento regional. Esto no solo aumentaría la productividad, sino que también impulsaría la inclusión social y la modernización empresarial, contribuyendo a superar las limitaciones estructurales que afectan a América Latina.

A pesar de las dificultades, las pymes argentinas demuestran su importancia como generadoras de empleo formal y estables. Su fortalecimiento y desarrollo son esenciales para consolidar un sistema productivo más equilibrado y competitivo, capaz de sostener la economía y mejorar la calidad de vida de la población.

AM