El gobierno liderado por Javier Milei ha comenzado a desmantelar el impuesto PAIS, una decisión que marca un cambio drástico en la política económica nacional.
La medida, que elimina el anticipo del 95% del tributo sobre divisas para importaciones, culminará con su desaparición formal en diciembre. Este ajuste se inscribe en un plan económico ambicioso, pero también arriesgado, que busca reducir el costo del dólar oficial y estimular las importaciones, todo en un contexto de reservas negativas en el Banco Central.
El modelo: apertura y desinflación
Desde el inicio de su mandato, Milei apostó por una estrategia de desregulación y competitividad. Aunque inicialmente duplicó la alícuota del impuesto PAIS, luego la redujo a los niveles previos, abaratando el tipo de cambio oficial. Este movimiento se acompaña de una política de crawling peg más moderada, con incrementos del dólar oficial proyectados al 1% mensual en el primer trimestre de 2025, buscando controlar la inflación y presentarse con un IPC cercano al 25% en las elecciones de medio término.
El programa económico apunta a consolidar un mercado interno más competitivo, alentando importaciones mediante una simplificación de trámites y mayores incentivos. Entre las medidas más llamativas se encuentran la desgravación de compras online en el exterior, el aumento del límite para compras vía courier de USD 1.000 a USD 3.000 y la flexibilización en la adquisición de electrodomésticos extranjeros. Este enfoque busca posicionar al consumidor como principal beneficiario, aunque podría debilitar a las pymes locales.
Reservas en rojo: ¿es sostenible el esquema?
La política expansiva en materia cambiaria y comercial enfrenta un desafío central: el agotamiento de las reservas. Según estimaciones, el déficit turístico por el superpeso y la mayor apertura podría alcanzar los USD 3.000 millones este verano, mientras que las reservas netas del Banco Central permanecen en torno a USD -6.000 millones. Este «talón de Aquiles» plantea interrogantes sobre la viabilidad del modelo, especialmente ante un eventual shock externo o un estrangulamiento del sector externo.
El gobierno confía en que factores estructurales, como la expansión de las exportaciones energéticas –incluyendo gas natural licuado y petróleo–, junto con el ingreso de inversiones, generen un flujo de divisas suficiente para evitar una crisis cambiaria. No obstante, los plazos de maduración de estos proyectos y los términos favorables para el capital extranjero despiertan dudas sobre si estos dólares impactarán efectivamente en la economía local.
El blanqueo y el acuerdo con el FMI: pilares de corto plazo
El blanqueo de capitales ha sido un éxito relativo, con un ingreso estimado de USD 24.000 millones. Este flujo, combinado con una política de carry trade que estimula inversiones especulativas, ha aportado cierta estabilidad financiera en el corto plazo. Por otro lado, el acercamiento al Fondo Monetario Internacional y la posibilidad de refinanciar vencimientos clave, como los bonos GD30 y AL30 por USD 4.000 millones, parecen ser los próximos pasos en la agenda económica.
Sin embargo, esta dinámica no está exenta de riesgos. La caída de los tipos de cambio paralelos y la reducción de la brecha cambiaria podrían ser efímeras si no se acompaña de una solución estructural al déficit de divisas. La dependencia del carry trade y la expectativa de una corrección cambiaria significativa podrían alimentar una nueva ola de volatilidad hacia fines de 2025.
Una economía en tensión
El modelo económico de Milei plantea una carrera contra el tiempo. La estrategia combina medidas de corto plazo, como el blanqueo y la apertura importadora, con apuestas de largo aliento, como el crecimiento exportador y las inversiones energéticas. Sin embargo, la sostenibilidad del plan dependerá de su capacidad para equilibrar el sector externo sin recurrir a una devaluación abrupta que dinamite los logros en desinflación.
Mientras tanto, el escenario plantea una paradoja: mientras el gobierno esta enfocado en un proceso de transformación acelerada, aún no ha logrado resolver los viejos problemas estructurales de su economía. En este contexto, el éxito o fracaso del experimento anarcocapitalista no solo definirá el futuro político de Milei, sino también el de una sociedad acostumbrada a ciclos de esperanzas frustradas y crisis recurrentes.
AM