El precio de la ropa en Argentina es notablemente más elevado que en el extranjero, alcanzando un 35% más en promedio, según un informe reciente del Instituto de Economía (INECO) de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE). Este estudio revela que los altos precios son consecuencia de varios factores, principalmente el elevado nivel impositivo que enfrenta la industria textil local.
El Peso de los Impuestos en el Precio Final
De acuerdo con el informe, los impuestos representan un peso significativo en el precio de las prendas en el país. En el caso de una remera vendida en un local de marca, se estima que el 50% del precio final corresponde a la carga impositiva. El otro 50% se divide entre los costos de producción, distribución, comercialización, y la ganancia de empresarios y comerciantes.
El alto nivel impositivo, sumado a las dificultades propias del sector, ha contribuido a un incremento sostenido de los precios de la ropa en Argentina, impactando en la capacidad de compra de los consumidores y limitando sus opciones en el mercado.
Informalidad en el Sector Textil
La informalidad es un problema crónico en la industria textil argentina, con aproximadamente el 65% del empleo en negro. Según el informe, aquellos que operan en la economía informal logran márgenes de ganancia más amplios que los que trabajan dentro de la legalidad. Esto se refleja en las diferencias de precios entre los comercios que cumplen con las normativas y aquellos que operan sin cumplirlas.
Los precios en un negocio formal pueden ser hasta siete veces superiores a los de los locales que trabajan de forma informal. «Con $100.000 se pueden comprar diez remeras en Avellaneda, cinco en un local de barrio y una en una tienda de primera marca», ilustra el informe, destacando la gran disparidad en el acceso a productos según el canal de compra elegido.
Un Mercado Fragmentado
El estudio de la UADE también señala que el mercado textil en Argentina se caracteriza por estar altamente fragmentado. A lo largo del país, hay una gran cantidad de puntos de venta que van desde centros comerciales de lujo hasta ferias populares como Once, La Salada y Avellaneda. Esta diversidad no solo genera una extensa variedad de productos, sino también grandes diferencias en las condiciones laborales y comerciales, lo que resulta en una amplia gama de precios.
«En teoría, un mercado con tantos actores debería fomentar la competencia y, por ende, precios más bajos. Sin embargo, en la práctica, la realidad es otra: la ropa sigue siendo significativamente cara en comparación con otros bienes nacionales y con los precios internacionales», destaca el informe.
Necesidad de Medidas para Fortalecer la Industria
El informe concluye que para lograr una baja sostenida en los precios de la ropa, se necesita un enfoque integral. Es crucial reducir la carga impositiva y fomentar medidas que mejoren la competitividad y productividad de la industria nacional. Además, fortalecer la formalización laboral podría ser un paso importante para regularizar el sector, contribuyendo a una disminución de la informalidad que afecta negativamente tanto a los trabajadores como a los consumidores.
Una industria textil más sólida y competitiva permitiría no solo precios más accesibles, sino también una mejor calidad en los productos y condiciones laborales más justas para los trabajadores del sector.