Contraste entre el discurso oficial y la realidad económica: el difícil primer semestre bajo Milei


En medio de una caída generalizada de las ventas y el consumo, las cifras del primer semestre de 2024 dibujan un panorama complejo para la economía argentina, que, según muchos especialistas, atraviesa una recesión pronunciada.

 


Pese al optimismo manifestado por el presidente Javier Milei, quien recientemente proclamó el «fin de la recesión» ante empresarios de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), los datos de actividad económica y empleo sugieren una situación bien diferente.

Caída en ventas y empleo

Los números oficiales revelan un marcado retroceso en el consumo y en los puestos de trabajo. Según un informe del Banco Provincia, las ventas minoristas en Buenos Aires cayeron un 21% en junio de 2024 respecto al mismo mes del año anterior, y en supermercados la disminución alcanzó el 16% en abril frente al mismo mes de 2023. Este deterioro no se limita al sector minorista; la venta de automóviles y el consumo de carne también muestran caídas significativas.

La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) confirma este escenario, reportando una baja interanual del 21,9% en junio. Asimismo, la pérdida de empleos es alarmante: alrededor de 138.000 puestos desde diciembre de 2023 hasta agosto de este año, de acuerdo con datos del Centro de Economía Política Argentina (CEPA). Los sectores más afectados han sido los vinculados a la industria y al comercio, que han visto menguar sus operaciones y reducir su capacidad de generar empleo.

Inflación y poder adquisitivo

La inflación ha superado el 278% en el último año, mientras que los salarios apenas han logrado aumentar un 200% en promedio, erosionando el poder adquisitivo de los trabajadores y limitando el consumo. Esta pérdida de poder de compra afecta directamente a la economía, dada la dependencia que tiene el crecimiento argentino del consumo interno.

Frente a estos datos, el ministro de Economía bonaerense, Pablo López, ha sido claro en su diagnóstico: «La recuperación económica es ilusoria; los datos muestran una contracción persistente que pone en riesgo la estabilidad de miles de familias y empresas.» López ha pedido un cambio de rumbo, subrayando la necesidad de que el Estado tome un rol activo para evitar la profundización de la recesión.

El mensaje de Milei: optimismo desafiante

En contraste, Milei mantiene un discurso alentador. Según él, «la recesión ha terminado» y el país está comenzando a crecer. En su discurso, el presidente atribuyó los actuales problemas económicos a la «herencia recibida» y utilizó una metáfora para referirse al cambio que espera para la economía: «Las burbujas están empezando a verse», una alusión a la recuperación que, a su entender, se está gestando.

Sin embargo, más allá de sus palabras, los datos del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) muestran una contracción del 3,83% hasta agosto. Solo la agricultura y el sector energético presentan un crecimiento, aunque esto no alcanza para compensar el desplome en el resto de las áreas productivas.

Un futuro incierto

Pese a la esperanza de una mejora, los datos actuales pintan un escenario poco favorable para la economía argentina. Los sectores que sostienen el empleo y el consumo están lejos de una recuperación sólida, y los salarios continúan perdiendo frente a la inflación. La afirmación de Milei sobre la salida de la recesión es, en el mejor de los casos, una visión optimista que choca contra los números duros que indican que el país enfrenta todavía grandes desafíos para estabilizar su economía.