El Tren de la Quebrada circula entre Volcán y Maimará, en la provincia argentina de Jujuy, y se espera que pronto llegue hasta la estación de Tilcara.
Con una capacidad de hasta 70 pasajeros y una velocidad de 50 km/h, este tren fotovoltaico ofrece a los viajeros una experiencia única al recorrer uno de los paisajes más emblemáticos del país, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Este proyecto se caracteriza por su compromiso ambiental, gracias a que sus baterías de litio de fabricación china permiten una autonomía de hasta 120 km y se recargan mediante energía solar.
La electricidad proviene en gran medida del Parque Solar de Cauchari, un millón de paneles solares ubicados en la localidad de Susques, que generan el 70% de la energía de Jujuy. El tren se abastece de esta energía, lo cual lo convierte en un medio de transporte autosuficiente y respetuoso con el medio ambiente.
La relación con China: ¿avance tecnológico o dependencia arriesgada?
Aunque el tren es una innovación que ha sido aplaudida por su sostenibilidad, la empresa encargada de su construcción, la china CRRC, ha generado tensiones a nivel internacional.
CRRC, una de las mayores empresas de material ferroviario del mundo, asumió el reto de fabricar estos vagones con baterías de litio y tecnología fotovoltaica especialmente adaptada para la Quebrada.
Sin embargo, el vínculo entre Argentina y China ha despertado cierto recelo, ya que muchos ven en esta asociación una señal de creciente dependencia tecnológica y económica hacia el gigante asiático.
Pero en verdad, la colaboración entre Jujuy y China no es nueva. Desde 2014, cuando CRRC adquirió parte de las concesiones ferroviarias del país, y luego en 2018 con la construcción del Parque Solar de Cauchari por parte de la empresa Powerchina, esta relación se ha fortalecido.
El desafío ambiental del litio: un recurso con increíble impacto local
La minería del litio, especialmente en el Triángulo del Litio que Argentina comparte con Bolivia y Chile, requiere muchas cantidades de agua para extraer este mineral, un recurso escaso en la región de Jujuy. Cada tonelada de litio demanda millones de litros de agua, lo que ha levantado preocupación entre los locales, que temen que el suministro de agua pueda verse afectado de alguna manera.
A pesar de esas críticas, los defensores del proyecto argumentan que el uso de litio permite almacenar energía solar de manera rápida y lo mejor, eficiente.
Polémica social: expropiaciones y desplazamientos en nombre del desarrollo
El desarrollo de la infraestructura para el Tren de la Quebrada ha tenido repercusiones sociales. Para construir nuevas estaciones a lo largo del recorrido, se expropiaron terrenos ocupados por familias sin títulos de propiedad formal, algunas de las cuales son descendientes de trabajadores ferroviarios que vivieron en esas tierras por generaciones. Esto llevó al desalojo de varias familias, lo que provocó críticas y oposición local. Las autoridades de Jujuy respondieron ofreciendo nuevos terrenos y viviendas a quienes aceptaron la expropiación, pero la medida no ha convencido a todos, dejando una huella de controversia social en el proceso.
Un futuro incierto: ¿modelo a seguir o advertencia para otros países?
El Tren de la Quebrada se ubica en la frontera entre innovación y desafío. Y es que si, por un lado, representa un avance hacia un transporte público sostenible y una apuesta firme por la energía renovable. Pero por otro, plantea dudas sobre la independencia tecnológica y los efectos ambientales de la minería de litio, una industria con alto impacto en la región.
Argentina ha dado un paso adelante con este tren, pero el camino hacia una transición verdaderamente sustentable sigue planteando preguntas complejas para el país y para el mundo. Una vez más, todo está por ver.