La vicepresidenta Victoria Villarruel ha consolidado su imagen pública con una serie de gestos que han encendido alarmas en la Casa Rosada, mientras la popularidad de Javier Milei atraviesa una caída significativa.
Su reciente gira por Europa, que incluyó una audiencia con el papa Francisco, ha desconcertado al entorno presidencial, que intentó neutralizar la situación con una jugada política: que el secretario de Culto, Nahuel Sotelo, fuera recibido primero por el Sumo Pontífice.
Una reunión con impacto político
El encuentro de Villarruel con el papa Francisco fue el punto más destacado de su primer viaje internacional como vicepresidenta. La reunión, que duró una hora, fue vista como un gesto simbólico de su independencia dentro del espacio de La Libertad Avanza. En el Vaticano, Villarruel aprovechó para reafirmar su postura sobre la “memoria completa”, un eje clave de su agenda personal.
El desconcierto en Balcarce 50 por la cercanía entre la vicepresidenta y el Papa fue evidente. Desde que Francisco criticara públicamente al gobierno de Milei por el uso de la fuerza en la represión de manifestantes, la relación entre la administración libertaria y el Vaticano ha estado marcada por tensiones. Ante esta situación, la Casa Rosada optó por no confrontar directamente con el Sumo Pontífice, aunque en privado el malestar fue notorio.
Relación fría con Milei y más cercana a sectores del peronismo
Las diferencias entre Villarruel y Milei, que ya no se esconden, han generado intriga dentro del gobierno. La ausencia de la vicepresidenta en eventos clave, como el acto de La Libertad Avanza en Parque Lezama, fue interpretada como una señal de las crecientes tensiones en la cúpula del poder libertario. Además, Villarruel ha manifestado abiertamente su desacuerdo con la política exterior del gobierno, criticando el acuerdo con el Reino Unido sobre vuelos a las Islas Malvinas.
Estas posturas, junto con su capacidad de tejer alianzas con legisladores peronistas y su buena relación con el Papa, refuerzan la percepción de que Villarruel está construyendo un espacio autónomo dentro del oficialismo. En la Casa Rosada, no son pocos los que observan con preocupación la creciente popularidad de la vicepresidenta, quien parece estar consolidando una agenda propia que podría reconfigurar el mapa político de La Libertad Avanza.