«Cadenas Invisibles». Argentina y la Trampa de la Deuda


La Deuda Global y las Soberanías nacionales.

La deuda pública es un eje central en la economía global, afectando tanto a países desarrollados como en desarrollo. Sin embargo, las respuestas de cada nación ante los problemas de deuda y las crisis financieras varían, sobre todo si se analizan desde una perspectiva que prioriza la justicia social y la soberanía económica de los pueblos. Es fundamental reconocer cómo las dinámicas internas y externas, junto con las relaciones de poder, moldean las políticas económicas y decisiones sobre la deuda, en perjuicio de los sectores populares.

La Deuda Pública Global: una herramienta de Dominación

En las últimas décadas, la deuda pública ha crecido de manera continua en la mayoría de los países, desencadenando crisis recurrentes. Casos notables son la crisis de deuda latinoamericana en los 80, la crisis asiática en los 90, la crisis argentina en 2001 y la crisis financiera de 2008. Desde una perspectiva heterodoxa, estas crisis no se deben únicamente a malas decisiones económicas o exceso de gasto público, sino a una estructura económica internacional desigual, que coloca a los países en desarrollo en una posición subordinada. Factores como los términos de intercambio desiguales, la dependencia del financiamiento externo y la volatilidad de los flujos de capital son herramientas que los centros de poder global emplean para mantener la subordinación de las naciones periféricas.

La Financiarización de la Economía Global: Amenaza para la Soberanía

La financiarización de la economía global, fenómeno que viene desarrollando desde mediados de los años setenta, ha transformado las economías, desplazando el foco de la creación de valor hacia la especulación financiera. Este proceso, impulsado por la globalización y el neoliberalismo, ha debilitado la protección social y económica, erosionando la capacidad de las naciones para defender sus intereses.

La globalización, como decíamos, promovida por políticas neoliberales, ha facilitado la expansión del capital financiero, pero también ha exacerbado las desigualdades. El neoliberalismo ha priorizado el capital financiero sobre la economía real, lo que ha intensificado las crisis de deuda.

En Argentina,cuando distintos gobiernos, imponen una apertura financiera y la liberalización del mercado terminan incrementando la deuda, desencadenando periódicas crisis cuando los flujos de capital se revierten. Este modelo recurrente, mas allá del empobrecimiento general de la población, ha puesto en jaque la soberanía económica del país.

El FMI: Instrumento de Dominación Económica

El FMI ha sido clave en las crisis de deuda en países en desarrollo. Aunque su misión declarada es estabilizar las finanzas públicas, en la práctica sus intervenciones perpetúan la dependencia de las naciones deudoras frente al capital extranjero. Las políticas de ajuste estructural impuestas por el FMI —como la reducción del gasto público, la privatización, la liberalización del comercio y la desregulación del mercado laboral— afectan desproporcionadamente al pueblo trabajador, profundizando la pobreza y la desigualdad.

 

Argentina: Un Caso Emblemático de Lucha por la Soberanía

Argentina representa un caso paradigmático de deuda pública y crisis recurrentes. Desde la crisis de 1982 hasta la actual gestion anarco capitalista, el país ha estado inmerso en un ciclo de endeudamiento, crisis y reestructuración. Estas políticas de deuda han sido moldeadas por intereses externos y por las élites locales, que han priorizado los intereses del capital financiero internacional sobre los del pueblo.

El endeudamiento durante la dictadura militar (1976-1983) y los gobiernos neoliberales de Menem (1989-1999) y Macri (2015-2019) subordinó al país a organismos internacionales de crédito, fortaleciendo su dependencia del capital global. Los fondos obtenidos no se destinaron al desarrollo sostenible, sino a estabilizar el mercado financiero, beneficiando a unos pocos y aumentando la vulnerabilidad del país ante las crisis globales. Las condiciones impuestas por el FMI, que incluyen medidas de austeridad, han golpeado siempre a los sectores más vulnerables.

En Argentina, las políticas de ajuste estructural han incrementado el desempleo, la precarización laboral y la falta de acceso a servicios básicos como la salud y la educación. La crisis de 2001 es un claro ejemplo de cómo las políticas del FMI, lejos de estabilizar la economía, precipitaron una catástrofe social y económica. La deuda externa, en vez de ser un motor de desarrollo, se ha convertido en un yugo sobre los sectores populares.

Hacia una Política Económica Soberana y Justa

Parece claro que  la solución a los problemas de deuda no se encuentra en la austeridad ni en la negociación con acreedores internacionales. La única solución duradera es una política económica soberana que priorice el desarrollo interno, la justicia social y la reducción de la dependencia del capital externo. Esto requiere una gestión inclusiva de la deuda, centrada en los intereses de las mayorías populares, y no en las presiones del mercado financiero internacional.

Para ese objetivo es crucial construir alianzas regionales, por ejemplo hacia Latino América y los BRICS, buscar mercados externos,  diversificar la economía y adoptar políticas que fortalezcan el mercado interno. En última instancia, la lucha por una política económica soberana es también la lucha por la autodeterminación, la justicia social y el bienestar de nuestro pueblo.

Antonio Muñiz