La Alianza Anticomunista Argentina – La Triple AAA – y posteriormente el Proceso de Reorganización Nacional que formara parte del Plan Cóndor para todo el Cono Sur realizaron una matanza selectiva y dirigida en particular sobre todos los cuadros políticos e intelectuales y delgados sindicales que hubieran podido poner en riesgo la estructura de poder establecida o tan solo realizar reivindicaciones políticas o laborales que pudiesen interferir en el » normal » desarrollo de sus actividades económicas-
Si bien existía en ese tiempo acciones militares por parte de las variadas organizaciones cuyos objetivos no eran sobre la población civil sino sobre objetivos políticos su numero real jamás hubiera puesto en situación de equidad ante el despliegue de las Fuerzas Armadas Argentinas y del Sistema de Inteligencia vigente algo que según dicen el Gral. Perón les advirtió propiamente a Los Montoneros.
El retorno de la Democracia si bien tuvo como hito el Juicio a las Juntas Militares no pudo superar la perdida irreparable de casi una generación que fue prácticamente masacrada o implícitamente doblegada.
La militancia sobreviviente que retomo la actividad partidaria en vistas de la normalización institucional del país en general – salvo honrosas excepciones – comenzó a delinear un esquema político de igualdad de colores mas allá de la filiación partidaria siendo el Estado parte de una negociación de intereses sin importar el partido de origen o el gobierno vigente. Quizás la explicita visibilidad de este fenómeno fue a partir de la llegada al poder de Carlos Menem siendo este proceso casi vigente hasta nuestros días.
En este sentido la mercantilización de la política fue posible principalmente por la ausencia material de aquellos cuyas imágenes todavía recorren las plazas de nuestro país de la mano de sus familiares.
En efecto las transformaciones culturales que ha conllevado el Neoliberalismo en la Argentina configuran dificultades a la hora de impulsar la participación política de los jóvenes que en general se realiza bajo alguna promesa política o económica cuando los jóvenes de la década del 70 consideraban un deshonor obtener una prebenda por solo ser militantes.
A su vez la paulatina perdida de los espacios de formación partidaria y la adopción del » técnico » por sobre el militante ha llevado a que sin la adquisición de una titulación universitaria o es mas el curso de un posgrado aparentemente es dificultoso participar activamente de un Gobierno sin importar a que escala estemos hablando.
Ni que tampoco la formación universitaria – que no esta ajena a la interferencia del Neoliberalismo hace varias décadas en la Argentina – sea una garantía de eficacia pues el mismo Presidente Lula a través de sus mandatos en Brasil ha sacado millones de personas de la pobreza y ha incorporado al mismo tiempo a millones dentro del esquema de la clase media con la salvedad que a duras penas ha terminado su formación secundaria o como también se afirma solo ha terminado el tercer grado del nivel primario.
Si no se encara seriamente en la Argentina los parámetros de la Educación y la Cultura desprendido las de la imposición externa mas allá de que exista en el futuro una mejora económica la actual situación volverá a ser recurrente.
Todavía tenemos dos generaciones frescas a las que podemos dar otro sentido y desde otras coordenadas.
/ Ezequiel Beer- Geógrafo UBA