Pompeyo Audivert interpreta a siete personajes y la obra ya cuenta con el reconocimiento de quince premios en su haber.
Habitación Macbeth se presenta los martes y miércoles de julio en el teatro Metropólitan, en la sala de Corrientes 1343. El unipersonal fue creado e interpretado por el actor y director Pompeyo Audivert. La obra, adaptada para un único artista, cuenta con música original en vivo a cargo de Claudio Peña.
La composición es la más premiada del teatro argentino y transita su cuarta temporada consecutiva luego de 350 funciones en el país y el exterior.
La sinópsis de la obra refiere al cuerpo de un actor que fue encontrado en la fosa del teatro. Desde un inicio, Pompeyo encarna el rol y deja de lado cualquier rastro de su personalidad: cada parte de él se encarga de componer una nueva presencia (o varias).
“Llega un punto en que ya no lo ves a él”, comenta una mujer entre los espectadores. El intérprete provoca que el público comience a imaginar a cada uno de los personajes de Macbeth, casi sin la necesidad de acudir a la escenografía y con un vestuario simple que juega de comodín.
La ilusión se sostiene de principio a fin, trabaja con recursos inesperados e imágenes muy bien logradas. El claroscuro dramático y el contraste con los diálogos shakesperianos abordan un lenguaje que encarna a la perfección el trabajo de “Piedrazo en el espejo”. La técnica implementada por Audivert se vincula al concepto del armado del cuadro escénico y la composición de los cuerpos.
En primera persona
Pompeyo Audivert creó esta adaptación en pandemia, un contexto donde la soledad lo alentó a permutar su ser como medio para dar vida a todo el entorno de Hamlet: “Me di cuenta de que el único teatro que quedaba en pie, para mí, era mi propio cuerpo. Pasé a la ofensiva con una vieja fantasía de juventud que es la de hacer una obra sólo, que mi cuerpo funcionara como un habitáculo de encarnaciones y allí se sucedieran todas las circunstancias”, explicó el actor en diálogo con Noticias Argentinas.
Además, el intérprete sostuvo que en la actuación “uno alcanza una personalidad más allá del yo, del nombre y de la propia biografía” y considera que ese fenómeno es perceptible como una identidad poética. “Durante toda mi vida actué reemplazando mi yo con un personaje ficcional, siempre cambié mi ser por el del personaje”, recordó Audivert.
Ese contexto lo llevó a reflexionar que “no dejaba de ser una actuación convencional”. En la búsqueda por llegar más lejos, descubrió que “la actuación podía dar cuenta también, de una dimensión multivalente de la identidad”: un concepto que lo acompañó durante toda su vida.
Sin embargo, hasta el momento no se había animado a llevar solo una obra a escena: “Me pareció un plan un poco peligroso. Es algo muy desmesurado”, apuntó al tiempo que afirmó que la pandemia fue la oportunidad para “intentar un proyecto de esa naturaleza”.
Proceso de creación
Cómo director, Audivert entendía que el contexto universal que se transitaba en el momento de crear la obra, merecía “un texto y un autor de esa magnitud, algo esencial y -hasta- mítico”. De esta manera, se le ocurrió acudir a Shakespeare: “Macbeth era la que mejor se acercaba a mi propósito”. El artista siempre destacó la idea de “la personalidad que se da vuelta como un guante” en esa obra.
Tras un extenso proceso de adaptación, el actor cuenta que la memorización transcurrió durante “largas caminatas que hacía por la playa. También pasaba los textos, las voces y más adelante, en mi casita a la noche, planteaba la composición de esos cuerpos”.
“Cuando dirijo, me interesa tener una opinión, pero en esta circunstancia, el aislamiento alentó en mí una concesión del trabajo solitario y me di cuenta de que tenía que hacerlo todo solo”, remarcó el intérprete.
Shakespeare: un fenómeno vigente en la sociedad actual
“Macbeth, ¡sonríe! Estamos haciendo política: sonrisa y cuchillo. ¡Cuchillo y sonrisa!”, recomienda Lady Macbeth cuando incita a su esposo a convertirse en un asesino, una frase que no pierde vigencia. Al respecto, Audivert reflexionó: “Tiene que ver con su propia dimensión política y poética. No solo está ese nivel desaforado de la poética que tiene Shakespeare tan maravilloso, sino también la dimensión política que tramita las circunstancias de la obra”.
El autor manifiesta ciertas pulsiones o compulsiones de la identidad histórica que juegan su papel individual y los transforman a su medida. La idea de que el mundo es un teatro y que somos digitados por fuerzas históricas, que de algún modo, nos lleva a cometer hechos que no estaban en nuestro horizonte, siempre me pareció muy atractivo de la obra de Shakespeare y en Macbeth es muy notable”, profundizó Audivert.
La situación del arte en la actualidad
Tras años de trayectoria y una destacada carrera, el actor consideró que “es un momento muy interesante para el frente artístico. En la crisis de la humanidad en la que estamos, donde las ultraderechas florecen y toman el poder, el arte se vuelve una zona esencial que reactiva la identidad poética y es la única condición de humanidad, que nos está quedando”.
Esta disciplina, según Audivert, “deja de ser un mero entretenimiento para transformarse en el vector de una salida más trascendente hacia una unidad más esencial: la del ser en su dimensión individual y colectiva”.
“La pérdida del rastro de nuestra personalidad condujo a esta encrucijada y la única forma de restablecer quiénes somos es volver a esa zona esencial de la que venimos, regresar al arte y a todas sus variaciones”, concluyó Audivert.