«El tiempo del Presidente y la profundidad de la conversación refleja el interés por profundizar y fortalecer los lazos entre países», declaró con diplomacia el enviado de Joe Biden a Brasil y la Argentina. Lo dijo durante una conferencia de prensa compartida con la canciller Diana Mondino.
Un asesor de Trump le dijo a LPO que Blinken fue a Buenos Aires «sólo para evitar ser humillados políticamente en Estados Unidos, evitar que se pronuncie en el CPAC y se saque una foto con Trump». Este sábado, el libertario y el republicano convivirán la Conferencia Política de Acción Conservadora. La CPAC es una suerte de vidriera y lugar de networking para la ultraderecha del mundo. En el hotel National Harbor de Maryland, muy cerca de Washington, Milei dará su discurso a las 12 del mediodía. Y Trump cerrará el festival de la derecha global tres horas más tarde.

Pero en el mano a mano de Blinken con Milei y parte de su gabinete, ambas partes buscaron evitar los temas incómodos de la bilateral. Empezando por la omnipresencia de un Trump que tiene grandes chances de volver a la Casa Blanca en enero de 2025. La exportación de litio, la condena a Vladimir Putin y Hamas, en cambio, conforman la agenda que los acerca.
La búsqueda de estabilizar la macroeconomía argentina, achicando el déficit y la inflación, también. El gobierno de Biden apoya las políticas de shock que ensaya Milei. «Vemos muchas oportunidades. Argentina puede contar con nosotros mientras intentan estabilizar su economía, para proteger y elevar cada segmento de su sociedad», destacó Blinken. Y agregó que «el trabajo que se está haciendo para estabilizar la economía es esencial». El Secretario de Estado elogió los intentos de Milei por «mejorar el entorno comercial y liberar las barreras a las inversiones que crean empleo» porque, aseguró, «queremos que las empresas de los Estados Unidos sean socias preferenciales de la Argentina».
EE.UU. es el mayor inversor extranjero en Argentina, con aproximadamente 12.600 millones de dólares de inversión en 2022, según el Departamento de Comercio de Biden.
Pese a ese apoyo explícito y genuino de la Casa Blanca al plan libertario, la administración demócrata duda de la viabilidad del ajuste. Y en ese punto le marca la cancha a Milei. «Argentina tiene una importante historia de abordar los derechos laborales, de las mujeres y los derechos humanos, y estas áreas seguirán siendo importantes en la cooperación entre EE.UU. y Argentina», opinó Blinken.
La semana pasada, el hombre de Biden para América Latina también había puesto reparos sobre el impacto social de las reformas libertarias. Brian Nichols ponderó ante LPO y otros medios las políticas de Milei, pero a la vez pidió «proteger a los más vulnerables». Nichols fue uno de los funcionarios que acompañó a Blinken en su paso exprés por la Casa Rosada.
Se trata de una preocupación compartida con el FMI. La subdirectora y cara sensible del Fondo, Gita Gopinath, consultó al respecto en cada reunión que mantuvo en Buenos Aires. «Es sensato que el gobierno de Biden esté comprometido con el éxito de Milei. Le sirve una Argentina estabilizada. Pero también expone su preocupación por el costo social», opina ante LPO el ex embajador argentino en EE.UU. y China Diego Guelar.
En la conferencia de prensa, Blinken repitió el mantra de la potencialidad argentina, pero siempre bajo la condición de que se estabilice la economía. En concretísimo, que Argentina deje de ser el país como mayor inflación del mundo. El Secretario además blanqueó que Estados Unidos hará valer su influencia en el Fondo Monetario en las negociaciones con la Argentina. «El Fondo puede ser un instrumento muy importante para la estabilización de la economía», opinó.
Respecto a las exportaciones de litio, el poderoso Secretario de Biden fue muy explícito en su interés. «Queremos crear una cadena de suministro a minerales críticos como el litio. Nuestras compañías están haciendo inversiones importantes sobre todo en el noroeste. Lanzamos la Asociación para los Minerales, están colaborando para inversiones. Estos proyectos van a generar empleo, mejorar la competitividad y un clima más resiliente», aseguró.
Ambos países analizan la posibilidad de firmar un tratado de libre comercio específico para minerales críticos. La poderosa Cámara de Comercio de EE.UU. propone exactamente ese tipo de asociación bilateral. Así se lo confirmó el brazo empresario más grande de los Estados Unidos. El mega-millonario Elon Musk, dueño de la automotriz Tesla y fan mileísta desde X (otra de sus propiedades), también hace fuerza por una deferencia hacia la Argentina.
Sobre la guerra en Medio Oriente, quedaron expuestas los matices que tiene el Departamento de Estado respecto al enfoque de Milei. Si bien no es una diferencia abismal ni urgente (para la Argentina), los abordajes son distintos. Mientras el Secretario de Estado critica por excesivo el contragolpe militar de Benjamin Netanhayu a Gaza, Milei se alinea de forma irrestricta con Israel.
Blinken le agradeció a Milei la condena al ataque criminal de Hamas del 7 de octubre, pero pidió trabajar por una «paz justa y duradera que le ponga fin a este ciclo de violencia». Además insistió sobre la necesidad de obtener un alto al fuego humanitario para allanar al camino a la paz. Dijo que el territorio de Gaza no debía ser reducido y cuestionó la política de asentamientos de Israel, por ser contraproducentes para la paz perdurable y no cuadrar con derecho internacional.
Cuando los movileros presentes insistieron con las preguntas sobre Trump, Blinken consideró que era un excelente momento para retirarse, subirse a un avión y regresar a Washington. Milei hará lo mismo, pero con un destino ideológicamente opuesto. Irá al festival de la CPAC protagonizado por Trump.
Por último, fuente diplomáticas argentinas consultadas por LPO consideran que «es importante saber leerla más allá de la foto. Para ponerla en contexto hay que saber que se trata de una visita secundaria o accesoria».
«El viaje de Blinken a América del Sur se justifica por la reunión en el G20 y por Brasil, no por Argentina que es vista con recelo. Los funcionarios del Departamento de Estado que llevan la relación con la región tienen una frase de cabecera para evaluar a los gobiernos latinoamericanos que es «wait and see», siempre la aplican y más en un caso como el de Milei que cuenta con afinidad con la extrema derecha republicana», concluyen.