Lo que diciembre nos dejó. Por Antonio Muñiz

La derrota del peronismo en el ballotage del 19 de noviembre deja en su seguidores, sobre todo en la fuerte militancia política y social y en la bases que siguen acompañando ese movimiento político, un sabor amargo de frustración y dolor.


Esta derrota, no por prevista, deja un saldo negativo, una sensación de fracaso, no solo en el momento electoral, sino en el proceso de gobierno 2019/23, donde la formula Fernández – Fernández había despertado muchas expectativas en la población.
Mucho se debate dentro del movimiento peronista sobre los motivos del fracaso y sobre todo como se recompone un peronismo que pueda volver a tener protagonismo y la adhesión de los sectores populares, que el peronismo quiere y debe representar.

La pregunta es mas acuciante, cuando el vencedor, Javier Milei, con una fuerza inorgánica, sin estructuras políticas territoriales, venció en casi todas la provincias, muchas de ellas feudos históricos del peronismo, con una trasversalidad de votos que mordió en la mismas bases del peronismo. Llegando incluso a empatar en provincia de Buenos Aires.
Las preguntas son muchas al momento de asumir el gobierno “liberal libertario” de Javier Milei, tanto mas cuando este parece ser un gobierno débil en lo político, pero también muy endeble en lo ideológico, llenos de contradicciones e internas. Un gobierno que llegó con una agenda muy extrema de ajuste, liberalización a ultranza y algunas alianzas con figuras y sectores de oscuro y triste pasado.

Primeras impresiones de un gobierno.

Se puede decir, en primer lugar, que Milei rompe todas las reglas de un “normal” gobierno, tal como la marca la historia y las ciencias políticas. En principio rompe el “teorema de Baglini”, en cuanto a que los politicos se van moderando a medida que se acercan al poder. Este no es el caso, en los primeros quince días de gobierno dictó un decreto de necesidad y urgencia, que intenta poner de cabeza todo el andamiaje legal e histórico argentino, llegando a dictar normas sobre legislación laboral, que viola tajantemente el articulo 14 bis de la CN. Algo que ni la dictadura militar se atrevio a modificar.

El decreto es evidentemente inconstitucional, violando no solo la CN sino también tratados internacionales, a los cuales Argentina adhiere y tienen carácter de mandatos constitucionales.
Mas allá de la inconstitucionalidad y del cambalache de leyes a modificar y/o derogar, algunas hasta ridículas e inaplicables, llama la atención es el desparpajo con que opera este gobierno. Pareciera no medir cuestiones políticas, no tener medida de los momentos y los tiempos politicos, ni mucho menos algo básico en la política gubernamental, el diálogo y el acuerdo, hacia adentro  de la propia fuerza y hacia fuera, hacia la oposición.

Es un decreto que por su envergadura y su carácter “fundacional” para el gobierno, beneficia a determinados empresarios amigos, los mas grandes y concentrados, pero por el otro agrede en forma brutal a todo el resto de la sociedad. No deja sector sin tocar con el argumento de desregular o liberar a la sociedad. O sea termina enfrentadose con todos los sectores, aun aquellos que podrían ser aliados.
Ante las criticas, algunas de ellas muy fundadas, desde el punto de vista constitucional y las criticas sectoriales por el daño que causan, el gobierno no dialoga y redobla la apuesta y envía, ya como proyecto  una “ley ómnibus”, donde continua la demolición de todo el andamiaje legal, cultural y político desde donde se construyó la sociedad argentina.
Haciendo una lectura de ambas proyectos, pareciera acentuar el carácter refundacional que Milei explicitó durante su campaña, solo que no es un salto al futuro, sino mas bien una vuelta al pasado, al siglo XIX, a una Argentina que Milei y el liberalismo idealizan, pero que nunca existió.
Esta revolución conservadora abreva en lo peor del neo liberalismo moderno, en Margarett Thatcher , en Ronald Regan y en la escuela austriaca. Este pensamiento tuvo su momento de apogeo durante la década del ochenta y los noventa, entrando en crisis a partir del nuevo siglo, especialmente con la crisis de deuda a fines de los noventa y básicamente la caída la Lehman Brother en 2008, que puso patas para arriba todo el orden económico global.

Esta revolución conservadora no tiene historicidad, cree que doscientos años de historia pueden ser borrados de la memoria y la historia de un pueblo.
Argentina, para bien o para mal, es un país altamente complejo, con una clase obrera, todavía muy fuerte y organizada, con una clase media muy desarrollada y expandida a lo largo de todo el país, con un entramado económico, científico y productivo muy fuerte, ni que decir del campo cultural, artístico, educativo, etc. Estas características, siempre la han hecho distinta al resto de Latinoamérica, hacen muy difícil que un proyecto político económico como el que pretende llevar adelante el gobierno pueda tener “éxito”.
En Argentina hubo varias experiencias similares de restauración de un nuevo orden oligárquico, algunas pretendieron hacerlo a sangre y fuego en el marco de una dictadura y otras con ropaje democrático, 1955, 1966, 1976, 1989, 2001 y 2015, todas fracasaron, pero dejando atrás mucho dolor y daños en la vida y el patrimonio de los argentinos.
Básicamente este proyecto neoliberal terminará en un fracaso rotundo porque si tuviera éxito y alcanzara sus objetivos dejaría a mas de 25 millones de argentinos en la total indigencia, fuera del sistema y a una parte importante de lo que hoy pretende ser clase media, en niveles de pobreza alarmantes.
Nada nuevo bajo el sol, es el modelo de muchos países latinoamericanos, con una élite multi, multi millonaria, una pequeña clase media urbana, que presta servicios a los ricos y el resto en la total intemperie. Eso si “muy libres”
Hoy , es cierto tenemos niveles de pobreza cercanos al 40%, pero la mayor parte de ella sigue estando dentro del sistema, básicamente a partir de proyectos de economía popular auto gestionada, muchas de ellos de subsistencia y a través de la ayuda estatal directa e indirecta (salud publica, educación, acceso a servicios básico, etc). En el modelo liberal esta ayuda directa o indirecta no existen y no creen en la economía popular solidaria.

Si vez el futuro dile que no venga:

Ya mas o menos sintetizamos como seria el futuro argentino y de nuestro pueblo si dejamos que el gobierno continué con su tarea y pueda tener éxito en sus objetivos. Como tantas sandeces que repite el periodismo ensobrado que si le va bien a Milei le va a ir bien a país, hay que entender que es exactamente al revés, cuanto mas tiempo dure el gobierno con esta políticas mayor va ser el daño sobre las pymes industriales, a la clase media, a los trabajadores y a los jubilados.

Algunos analistas y dirigentes politicos ponen como ejemplo al gobierno de Carlos Menem y sus políticas de ajuste del estado, venta de empresas publicas, endeudamiento y cambio de estructura legal, muy similar al actual, como exitoso y que Milei puede ser tan exitoso como Menem.
En primer lugar el mundo en 1989 era otro, eran los años de apogeo de las normas del Consenso de Washington, del mundo unipolar tras la caída del Muro; no había vías y modelos alternativos. Pero también la gran diferencia es que Menem era un dirigente con amplia experiencia, tanto en lo político como en la gestión estatal, que condujo todo el proceso con maestría. Por otro lado tuvo a su lado a gobernadores, intendentes y todo un aparato partidario que lo acompaño. Aunque muchas veces a regañadientes y un movimiento obrero, que salvo excepciones también acompaño y muchos de sus dirigentes fueron socios en los negocios resultantes de las privatizaciones.
Nada de esto parece contar el gobierno de Javier Milei, por lo menos hasta ahora solo han mostrado torpeza e impericia en la gestión de la cosa pública y hasta en la política cotidiana.
También habría que evaluar que tan exitoso fue el gobierno de Carlos Menen, ya que su modelo hizo estallar a la Argentina en el 2001 en una crisis casi terminal para el país.
Otros analizan un futuro de fuerte conflictos, muchos de ellos violentos.

El propio gobierno se prepara para ese escenario de lucha en la calles. Toda la movida publicitaria a partir de la instrumentación de políticas represivas anti piquetes, y los movimientos de tropas para la televisión en la dos manifestaciones populares, tanto del grupo del Polo Obrero como la movilización de CGT, ambas totalmente pacifica, fueron puestas en escena para amedrentar a las organizaciones populares, pero marcan que este es un gobierno que no dudará en usar la violencia para sostenerse a cualquier precio.
Un escenario de fuertes movilizaciones populares contra el gobierno como fue en el 2001 son factibles, dada la dureza de las medidas. Presagian un marzo muy convulsionado y violento.
Sin embargo la historia no se repite. Hay un escenario muy distinto, el gobierno de De la Rua, había perdido todo consenso, aun el de su partido y sobre todo de la clase media, a la que habían prohibido usar su caja de ahorro.
Milei cuenta con el apoyo todavía de sectores de clase media, que seguramente ira perdiendo con el correr de los meses, pero cuenta sobre todo con el apoyo del poder económico concentrados. Hay 10/15 grupos económicos que se manifiestan muy a favor , dado que el gobierno solo actúa para generarle negocios. Seguramente, como ha hecho siempre, lo van sostener hasta que puedan y luego trataran de congeniarse con el próximo.
Y aunque se produjera un renuncia presidencial por presion popular, la sucesión natural , segun la CN, es la Vice presidenta, Victoria Villaruel. Si bien seria un gobierno muy débil, no hay que subestimar el poder económico y los restos del partido militar que juegan detrás de ella.

¿Y el peronismo donde esta?

A partir de declaraciones de Juan Grabois a la prensa, donde reclamaba mayor presencia de los dirigente de Unión por la Patria en estos momentos de crisis, si bien mas tarde las morigeró y centralizó el reclamo sobre Sergio Massa e indirectamente sobre Máximo Kirchner, se generó un fuerte debate en el peronismo. Debate o reclamo que estaba latente en la militancia peronista, pero que Grabois puso en evidencia.
Hay y es evidente una fuerte desconfianza de la militancia hacia la dirigencia en general. La experiencia de tibieza y arreglos con el macrismo por parte de ciertos dirigentes durante los dos primeros años del gobierno macrista están todavía muy fuertes. Muchos de los actores siguen siendo los mismos, y también es evidente que hay muchos esperando que el gobierno tire un gancho para negociar. La realidad es que como decíamos mas arriba, que el gobierno no muestra señales de dar marcha atrás ni de abrir canales de negociación, ni siquiera con sus aliados potenciales, como el Pro. Como otro ejemplo, el bloque de la UCR se ha cansado de tirarle centros al gobierno para que abra un dialogo y poder ellos acompañar por lo menos algunas de las medidas, pero solo reciben indiferencia.
Volviendo al peronismo, esta claro que este silencio de sus dirigentes, muestra y es lo peligroso, la falta de conducción del proceso actual. Por lo menos algunos dirigentes de peso que bajen linea, que hablen con la sociedad, que expliquen que pasa y hacia donde vamos. Mas allá del voluntarismo de algunos legisladores, o de algunos dirigentes intermedios, sigue faltando una conducción que ponga claridad, Algo intento Máximo, tal vez tocado por la declaraciones de Grabois. Pero no alcanza. Hay un 44 % de compañeros y ciudadanos que están esperando, muchos de ellos en sus casas pero otros muchos se están auto convocando a protestar en la esquinas. Si una enseñanza dejaron las jornadas del 2001 es que las luchas populares generan una nueva y propia dirigencia.
La discusión sobre el peronismo la seguiremos en próximo números, por que no puede ser tapada y porque el país sigue necesitando una fuerza nacional y popular que exprese las luchas de nuestro pueblo.

Apostillas finales:
Al concluir esta nota llegan dos pésimas noticias. La primera ya lo habíamos señalado en notas anteriores como un error político estratégico grave para el futuro del país. El gobierno envío, con la firma de la Canciller Diana Mondino la renuncia del país a integrar el grupo de los Brics. Un logro importante del gobierno Alberto Fernández que hubiera generado importantes beneficios para Argentina. Por estupidez y prejuicios ideológicos se renuncia a pertenecer a un bloque que cuenta con el 40% de la población global y un mercado inmenso para la producción local. Cuando una decena de países están pidiendo entrar , este gobierno se da el lujo de renunciar a la membresia, Una torpeza mas de nuestro presidente y de su canciller.
Por el otro lado un llamado de atención, sobre todo para aquellos que esperan que la Corte Suprema dirima el conflicto de inconstitucionalidad del DNU gubernamental. El gobierno de La Rioja, con el patrocinio letrado de Eugenio Zafaroni, pidió a la Corte Suprema de Justicia que declare la «inconstitucionalidad manifiesta» del decretazo 70/2023 de desregulación económica, que dicte una medida cautelar que suspenda de inmediato su aplicación y que asuma la «competencia originaria» para entender en el asunto, pero el máximo tribunal dio vista al procurador interino y denegó abrir la feria y se fueron de vacaciones. Hasta ahora ninguna de la presentaciones judiciales ha sido aceptada por los tribunales intermedios. Esto es mas grave porque es la Corte misma, la que si bien acepta tratarlo dilata en el tiempo cualquier decisión. Tampoco el Congreso parece avanzar en el tratamiento del DNU, ya que al día de hoy no se han conformado las comisiones para su estudio.

Cabe recordar que la trampa esta en que el decreto ya esta en vigencia y si no lo rechazan expresamente ambas cámaras el DNU quedara vigente. Seguramente el gobierno esta jugando a esta táctica, dejar correr el tiempo.
Solo los ciudadanos movilizados y en la calle puede frenar este zarpazo al pueblo y a la patria. Por ello tanto los cacerolazos auto convocados, como la marcha de la CGT marcan un camino de enfrentar claramente el avance oligárquico conservador en la calles. Por eso tambien el paro y movilización de la CGT para el 24 de enero es el próximo objetivo táctico del movimiento popular. No hay excusas, hay que movilizarse y tomar las calles en forma pacifica pero contundente.

 

Antonio Muñiz