Los intendentes Ferraresi, Secco y Espinoza y los ministros Larroque y Bianco plantan bandera. Juego de roles en la pelea por la conducción del nuevo peronismo.
Las cinco espadas políticas de Axel Kicillof y cabezas de la denominada Mesa de Ensenada salieron a la cancha de forma orquestada y con roles bien marcados con un objetivo específico: posicionar al gobernador de Buenos Aires a la cabeza del proceso de reconfiguración del peronismo hoy sin conducción, con miras a recuperar el gobierno en 2027.
Intendentes a la carga
En el acto de reasunción como intendente de Avellaneda, Ferraresi lanzó un rosario de (auto)críticas y la postulación: “En el 2025 se empieza a construir el triunfo del 27 y necesitamos acompañar a Kicillof”, dijo. Antes había marcado que el mandatario reelecto es el único que “resiste el archivo” y destacó su “coherencia”. Sin nombrarlo, cuestionó a Máximo Kirchner: “Axel resistió un embate de algunos que no querían que fuera nuestro candidato a gobernador”, lanzó.
Secco fue en la misma línea: “Hay un 44% de la población que eligió algo diferente. Más de un tercio del país piensa como nosotros y podemos construir una nueva alternativa con el gobernador Kicillof (…). Hay un montón de dirigentes que estamos preparados para armar una propuesta contra las políticas liberales”, dijo en declaraciones radiales.
Con el mismo libreto, Espinoza hizo una fuerte crítica al gobierno de Alberto Fernández durante su asunción en La Matanza: “Tendríamos que haber tenido un gobierno con más justicia social, con más audacia y valentía para enfrentar a los poderosos; y con más solidaridad con los nuestros”, dijo y pidió escuchar y releer a Perón, Evita, Néstor y Cristina. Kicillof lo había dicho en su discurso de reasunción: los gobiernos de Néstor y Cristina deben ser “manuales” de cómo gobernar.
Las espadas del gabinete
En una sinfonía perfectamente orquesta entre los integrantes de la mesa, Larroque hizo su aporte. Dijo que el peronismo debe ir a un “debate profundo, abierto y respetuoso”, escuchando a todas las posiciones. “Se acabaron las mesas de arena, los monjes negros, los maestros jedi”, dijo quien fuera el lanzallamas designado en época de guerra total contra Fernández.
El círculo lo cierra Bianco, empoderado tras ser nombrado al frente del Ministerio de Gobierno. Desde un lugar de mayor responsabilidad institucional -habla en nombre del gobierno bonaerense-, oficia de vocero en la batalla por los recursos para la provincia de Buenos Aires, un punto clave en el proyecto político del gobernador.
“Lo primero que tenemos que hacer es trabajar para contener y paliar los efectos en los gobiernos provinciales que tienen las políticas nacionales sobre la población. Luego, el proceso político se irá dando en paralelo a esta actividad de gestión. No sé si es una síntesis, pero obviamente hay algo que hay que privilegiar y es la unidad del peronismo”, dijo en una entrevista a Perfil.
Prudencia y reclamo
Mientras tanto, Kicillof mantiene prudente distancia pública de esas declaraciones y se muestra ocupado en la gestión, mientras lidera el reclamo por los fondos ante el gobierno de Milei, con quien se volverá a ver la cara este martes en el encuentro del Presidente con gobernadores.
En La Plata avisan que Kicillof no será punta de lanza del enfrentamiento con Milei porque -explican- tiene un rol “institucional” que cumplir y tiene que “defender los intereses” de la provincia. “Lo primero es poder gobernar y para eso se necesitan los recursos, esa es nuestra prioridad”, insiste una fuente del entorno del gobernador. Sin gestión no hay 2027.