El gobernador volverá a caminar La Plata de la mano de su gran apuesta política territorial. Los cruces picantes, la guerra de nervios y la confianza en el campamento de Garro por el «efecto corte».
El lunes pasado, en el inicio de la semana, Kicillof jugó fuerte: en una jornada completa, visitó las principales obras que está haciendo la Provincia y la Nación en la capital bonaerense, desde los trabajos hidráulicos en los arroyos del sur platense -un tema sensible desde la inundación de 2013-, la nueva bajada de la autopista Buenos Aires-La Plata y el Centro de Monitoreo en el viejo edificio de Servicio Penitenciario.
En la gobernación ven que la de La Plata será una elección «muy ajustada». «Hay maniobras de campaña sucia, como la rotura de carteles, que parecieran indicar que están muy preocupados. Salieron a prometer cualquier cosa, como lo de la Policía Local», apuntan desde la administración bonaerense, en referencia a la propuesta de Garro para crear un cuerpo local, que fue cruzada por Javier Alonso, el número dos de Sergio Berni.
Pero en el campamento de Juntos por el Cambio, a diez días de las elecciones, hay confianza en que Garro logrará mantener la diferencia que obtuvo sobre Alak en las PASO, donde JxC sacó 39% contra 35% de Unión por la Patria.
Este sábado, Patricia Bullrich y Grindetti irán a La Plata para hacer una caravana con Garro. «Viendo el escenario nacional, Patricia quedó competitiva después del debate. En el plano local estamos tranquilos», dicen algunos de los referentes políticos del garrismo.
En la intendencia platense hay expectativas por el corte a favor que pueda tener Garro de votantes de Javier Milei que cortarán al candidato local de La Libertad Avanza, Luciano Guma, y pondrán la boleta del actual jefe comunal. «Ya ocurrió en las PASO y creemos que va a volver a ocurrir», es la esperanza.
