Cuando realizamos las correcciones y actualizamos esas leyes conseguimos, a partir de una baja de los costos de producción a pesos, ese mismo año una baja de la inflación de 35% final por el costo de los servicios públicos que golpea a todos los argentinos y luego de las boletas de gas, luz y combustibles se logró una caída del déficit de 1,9% a 0,5%, haciendo a las empresas del sector energía más rentables y subiendo su valor de venta a niveles mayores que los actuales.

En el transporte público de pasajeros del AMBA también debe realizarse un nuevo cálculo real de la estructura de costos. En ese marco, los subsidios del AMBA se podrán derivar al transporte público del interior, que posee más distancias y una menor cantidad de pasajeros que transportar.

También constituye una gran solución para nuestra economía actual y sus problemas le reducción del efecto invernadero (hablamos de emisión de gases, efluentes y demás) e implementar un sistema de multas para quienes no cumplan las leyes derivadas de las recomendaciones emanadas por las distintas COP (siendo la próxima este fin de año), desde 1994 hasta la fecha, que poseen rango constitucional y que nuestro país no puede no atender.

Sabiendo todo lo anteriormente expresado, el bimonetarismo no sería una solución sino la profundización de los problemas actuales, ya que el nivel de subsidios se encuentra dado por ello (los que dicen que el nivel de déficit era de 0% entre 2018 y 2019 no dicen que los subsidios se trasladaron a la Ciudad y a la provincia de Buenos Aires con emisión no asumida y traspaso de esa emisión a las jurisdicciones) y hasta necesario recurrir nuevamente a organismos internacionales que ya expresaron que no van a realizar ningún préstamo más a nuestro país; así como tampoco una «supuesta» dolarización no solucionaría el problema porque, al no resolver el origen del problema, ellos se mantendrían en dólares, incluso generaría niveles de pobreza similares a los que posee Ecuador (60%), una desocupación de 14% y la necesidad de endeudarse plenamente cada dos años. Aunque para hacer lo último serían mínimamente necesarios 130 diputados y 37 senadores; y si se pretende llegar a una libre circulación de monedas se necesitarían 180 diputados y 50 senadores para acceder a una reforma constitucional.

Por Fabián Medina

Economista y tributarista