La influencia de la caída del salario en el resultado de las PASO

Con distinto ritmo e intensidad, pero cualquier indicador de ingresos laborales que se analice muestra una caída significativa en relación a lo que ocurría seis años atrás.

 


Las elecciones de medio término del 2021 significaron una dura derrota para el oficialismo. El propio diagnóstico del gobierno, en palabras de la vicepresidenta, fue que la elección se perdió porque «no había plata en la calle».

Si ese diagnóstico es correcto, entonces con alta probabilidad el gobierno se encamina a enfrentar otra dura derrota electoral ya que casi ningún indicador de poder adquisitivo de los argentinos se encuentra mejor hoy que en la previa electoral del 2021.

El mercado laboral, a diferencia de otros episodios de crisis, no está mostrando señales de alarma en cuanto a los niveles de ocupación, sino que la variable que se deteriora y ajusta es la de los ingresos: desde inicios del año 2018 los salarios reales han venido cayendo.

Con distinto ritmo e intensidad, pero cualquier indicador de ingresos laborales que se analice muestra una caída significativa en relación a lo que ocurría seis años atrás.

A grandes rasgos, la pérdida de poder adquisitivo demuestra lo siguiente:

· Los asalariados registrados del sector privado, un grupo de aproximadamente 6,5 millones de personas, tienen hoy un poder de compra 13% menor que el que tenía en 2017. Luego de haber tocado su piso a mediados del año 2020, pandemia de por medio, ha conseguido estabilizarse y zigzaguea entre el -10% y el -15% de caída. Entre los meses previos a la elección de 2021 y hoy (a días de las PASO) este indicador no ha mejorado nada, tampoco empeorado.

· Los asalariados registrados del sector público, un grupo de aproximadamente 3,5 millones de personas, tienen hoy un poder de compra 20% menor que el que tenía en 2017. Luego de haber tocado su piso a mediados del año 2021 (-25%), han logrado una recuperación de 5 puntos porcentuales y desde finales del 2021 se encuentran en la zona de -20%. En relación a la previa electoral del 2021 están 8% mejor.

· En la peor situación se encuentran los trabajadores no registrados del sector privado, un subgrupo de unas 5,5 millones de personas aproximadamente. Si bien la información de este subgrupo se publica con bastante más rezago, con los últimos datos disponibles las estimaciones dan cuenta de una caída del poder de
compra del 28% en relación a los valores de 2017. Estos ingresos se muestran bastante más volátiles que los de los registrados y suelen sufrir más en momentos de aceleración de la inflación. Probablemente estén en niveles similares a los de la previa electoral 2021, sin mejora.

· Un cuarto grupo está conformado por los trabajadores independientes o no asalariados, tanto formales (registrados como autónomos o monotributistas) como informales. Monitorear la evolución de los ingresos de este grupo es bastante más difícil, pero teniendo en cuenta la evolución de los ingresos totales de la EPH, muy probablemente los ingresos de este grupo estén en algún lugar entre los trabajadores del sector público (-20%) y los no registrados (-28%).

· El grupo más afectado sin dudas es el de los jubilados y pensionados. A nivel del sistema nacional, estos son unos 7 millones de beneficiarios. Entre 2017 y 2019 el haber mínimo y medio bajó 18% y 15% respectivamente. Pero entre 2019 y hoy se le sumó una caída real del 24%, por lo que entre hoy y el 2017 la principal transferencia de la ANSES perdió un 35% y un 34% de poder adquisitivo respectivamente. En comparación a la previa electoral del 2021, los ingresos de los jubilados están 15% más bajos. Un panorama muy negativo para las urnas del oficialismo.

De este modo, el ajuste del mercado de trabajo que no se está haciendo vía niveles de ocupación se ha hecho vía ingresos reales.

Es decir, hay mucho empleo, pero poco salario. Una manera alternativa de observar el mismo fenómeno se deriva del análisis desagregado de las tasas de pobreza.

Mientras que en el 2019 el 25% de los ocupados era pobre, en la última medición ese porcentaje ha crecido al 30%. Es decir que trabajadores que no eran pobres hoy lo son y no necesariamente porque hayan perdido el empleo (la fuente de ingreso) sino porque el ingreso derivado de ese empleo ha perdido poder adquisitivo.

Ante este panorama difícilmente la variable «poder adquisitivo» sea algo que le juegue a favor al gobierno en las elecciones que tendrán lugar en pocos días.

* Matías Surt es economista jefe en Invecq Consultora.