El grito de guerra de Kicillof para cerrar un jueves frenético

Después de la reunión en la Casa Rosada, el gobernador viajó a La Plata con el ministro De Pedro. Cara pintada y munición gruesa contra la Corte.


“¡Qué no inventen de nuevo las matemáticas! Los recursos que le quieren dar a la ciudad más rica del país salen de las otras 23 provincias argentinas. ¡Y no lo podemos permitir!”. Micrófono en mano, Axel Kicillof cerró su discurso casi a los gritos, ante el aplauso de intendentes, parte de su gabinete y el ministro del Interior, Eduardo de Pedro.

Con esa arenga, el gobernador bonaerense cerraba con la cara pintada de guerra una larga y tensa jornada tras el fallo de la Corte Suprema que devolvió a la Ciudad de Buenos Aires fondos de Coparticipación que le habían sido retraídos por el gobierno nacional y otorgados a Buenos Aires y que ahora deberían volver a las arcas porteñas.

Kicillof y De Pedro encabezaron en la tarde del miércoles un acto de gestión en el Salón Dorado de la Gobernación que tuvo que ser pospuesto por más de dos horas ante la demora del bonaerense y el ministro, que seguían en la Casa Rosada reunidos con Alberto Fernández tras la cumbre convocada de urgencia para debatir los pasos a seguir.

 

En La Plata, el gobernador amplió la postura que ya había empezado a marcar por la mañana, durante un acto de inauguración de obras penitenciarias en Almirante Brown, y donde dijo que lo resuelto por la Corte había sido “una verdadera inmundicia”.

“Hay maniobras de confusión, pero este fallo nos prende una alarma de cómo desde un sector minoritario buscan llevar el rumbo de nuestro país hacía cada vez más concentración de recursos. Si las decisiones las toman cuatro tipos encerrados en una oficina uno empieza a preguntarse si es democracia o no es democracia. Estamos en graves problemas. Ya se va a conocer por qué camino vamos a ir”, dijo Kicillof, anticipando el documento que llevaría la firma de sus colegas gobernadores y del Presidente.

 

Antes, De Pedro también había mostrado los dientes. “Este año cumplimos 40 años de democracia y hay algunos a los que eso les debe parecer mucho y ahora empiezan a ver cómo limitar y condicionar este mecanismo. No puede ser que si se pierde una votación en el Congreso hay algunos que van a golpear la puerta del cuarto piso de la Corte Suprema como antes tal vez iban a golpear los cuarteles militares. No puede ser. Hay que ser buen ganador y buen perdedor”, disparó el ministro en La Plata.