La CGT sueña con el poskirchnerismo y apuesta todo a Massa (y algo a Larreta)

La mesa chica cegetista le pone un pleno al ministro de Economía, pero admite una oposición moderada. Veto a la conducción de CFK, Macri y Bullrich.


La cúpula de la Confederación General del Trabajo (CGT) busca meterse en las discusiones de las candidaturas para 2023. Y si bien encontró en el ministro de Economía, Sergio Massa, una opción que le devolviera la razón de militancia para la acumulación de poder electoral, se resignó a encontrar en el jefe de gobierno porteño y precandidato del PRO, Horacio Rodríguez Larreta, al «mal menor». No es poca cosa porque, de esa manera, dejó claro cuáles no son sus opciones: ni la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, ni el expresidente Mauricio Macri. Los líderes cegetistas, en ese mismo movimiento, vetaron el poder de conducción de La Cámpora, la agrupación que lidera el diputado y jefe del PJ bonaerense, Máximo Kirchner, y de la titular del PRO, Patricia Bullrich, por considerar que las dos alternativas responden a una profundización de la grieta.


En ese sentido, se ha conocido que Patricia Bulrich ha estado mandando mensajes a la CGT, planteando un acercamiento y que su único enemigo es Moyano


Fuentes de la principal central obrera del país confiaron a Letra P que la apuesta de la representación de la clase trabajadora está más cercana a la «ancha avenida del medio» que a la polarización de aspirantes. Por lo pronto, ya dejaron atrás el sueño de la continuidad de Alberto Fernández en el sillón de Rivadavia. «Tuvo la posibilidad de construir el albertismo y decidió no hacerlo. No en el inicio de su Presidencia, pero sí el día en que renunciaron todos. Podría haber puesto a su equipo y a sus aliados. Nosotros estábamos dispuestos», confesó el jefe de una de las organizaciones sindicales. «Hoy, ya es tarde», sentenció, sobre la posibilidad de reelección presidencial.

El poder sindical de los «gordos»  mantiene reuniones periódicas con Massa, quien los recibió en más de una oportunidad en su propia casa. Esa relación de «confianza» se estableció hace tiempo, incluso antes del arribo del líder del Frente Renovador al Palacio de Hacienda. En esas tertulias, de la que participan Héctor Daer (Sanidad), Carlos Acuña (Estaciones de Servicio), Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (UOCRA) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), cruzan información sobre el estado de situación de los trabajadores y el análisis político de la situación del país. Los jefes gremiales saben una verdad de perogrullo: «Si logra domar la inflación, es candidato». Incluso creen que será la prenda de «unidad» del Frente de Todos y que será CFK quien lo señale con el dedo, a pesar de la desconfianza que existe en el conglomerado oficialista.

 

De hecho, los líderes de la CGT consideran que Massa será kirchnerista hasta su eventual asunción en la Presidencia, pero «el 11 de diciembre será el principal opositor de Cristina». Para llegar a ese escenario, el camino no es sencillo. Primero deberá ordenar a la «madre de todas las batallas», que es la inflación. En el medio, deberá surfear entre los tironeos de CFK, el camporismo e incluso otros líderes sindicales, como el cegetista Pablo Moyano (Camioneros) y Sergio Palazzo (Bancarios), o las CTA alineadas con el kirchnerismo. El ministro de Economía le está demostrando signos de fidelidad a sus aliados sindicales. Otra esperanza que tienen es que haya beneficios para las obras sociales, para distender las tensiones financieras de la atención médica. Uno de los pedidos es que los medicamentos costosos pasen a ser responsabilidad del estado nacional.

Larreta amenazó con imponer un ritmo electrizante en sus primeros 100 días de gobierno para plasmar cambios profundos en la administración nacional. Y, entre ellos, está la reforma laboral que anunció en la conferencia industrial de la UIA que, sin embargo, no logró el entusiasmo empresario. El jefe de gobierno porteño descartó, en una reunión privada que mantuvo con los integrantes de la cúpula de la CGT hace poco menos de cuatro meses, avanzar en un cambio en el convenio colectivo de trabajo. «Creemos que necesita endurecer su discurso para calmar la interna en Juntos por el Cambio, en donde las diferencias no parecen ser cosméticas», analizó uno de los líderes sindicales consultado por Letra P.

 

Uno de los líderes sindicales, consultado sobre una eventual victoria del grupo de halcones de JxC, auguró tiempos conflictivos. «Ya quedó claro que cuando intentó imponer reformas a través de la imposición, no pudo avanzar. Si llega sin diálogo y a romper el diálogo, habrá una conflictividad social, en las calles y en los puestos de trabajo, que dejará a ese gobierno muy condicionado, aunque no hayan pasado los famosos 100 días», dijo otra fuente gremial.

No todo es antimacrismo en la mirada del mundo que tiene la mesa chica de la CGT. Allí refunfuñan del poder de Cristina Kirchner. «Lo que no domina, lo divide», afirman. Casi al mismo estilo de Alberto Fernández, los «gordos» se muestran más nestoristas que el propio kirchnerismo. «Néstor Kirchner sabía compartir el poder y se sentaba a negociar con cada espacio, entendiendo que la representación de los trabajadores la tenemos nosotros. Ella (por CFK) cree que puede conducir al movimiento obrero sin nosotros, pero después se da cuenta que no es así. De hecho, hasta Pablo Moyano ya se está dando cuenta que Máximo (Kirchner) lo está usando», sentenció uno de los líderes cegetistas.

Ariel Maciel

Por Ariel Maciel