Madres y una multitud despidieron a Hebe de Bonafini en la Plaza de Mayo


¡Madres de la Plaza, el pueblo las abraza!


En esa combi están Visitación de Loyola, Josefa de Fiore, Irene de Chueque, Sara Mrad y Carmen Arias, cinco Madres que, mientras siguen luchando por mantener viva la memoria de sus hijos desaparecidos, acaban de sepultar en el jardín circular del centro de la Plaza de Mayo las cenizas de Hebe de Bonafini. 

Los restos de la histórica dirigente descansan ahora junto a Azucena Villaflor, una de las fundadoras de la organización política y de derechos humanos, secuestrada y arrojada al mar en 1977. Fallecida el domingo pasado, las cenizas de Bonafini pasaron de una pequeña urna de madera a un pequeño pozo sobre el que las Madres colocaron dos ramos de flores blancas. El cura en Opción por los Pobres Juan Carlos Molina sumó un rosario bendecido por el papa Francisco. 

Fue una ceremonia íntima, pero acompañada por miles de personas. Hubo quienes lloraban, todos cantaban.

¡Oleee, oleee, como a los naziiiis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar!

“Hebe, gracias por la lucha! Por el enojo, el amor y la resistencia”, dice un cartel con la forma del pañuelo blanco pegado entre los fierros de las rejas. “El pueblo te llora, el cielo está de fiesta. Llegó mamá Hebe”, dice otro, adornado con corazones. La artista Roxana Cohen Falah regala placas de cerámicas con historias de algunos de los desaparecidos por la última dictadura militar. También se ven banderas: el Movimiento Evita, La Cámpora, la Martín Fierro, Nuestra Patria, La Corriente Federal, el Partido Piquetero. A su manera, con sus críticas a Alberto Fernández y sus elogios a Cristina Kirchner, Hebe fue una postal del Frente de Todos. 

Y mientras un hombre toca la armónica en soledad, algunos buscan una sombra y tres niños se zambullen en el agua fresca de una de las fuentes, desde la organización se decide que la marcha N° 2328 –la primera desde hace más de 45 años sin Bonafini–, se traslade a la calle, por la cantidad de gente.

Así las Madres comienzan la movilización sobre Rivadavia, doblan por Bolívar y retoman a la Plaza por Yrigoyen, con una bandera que en letras blancas y fondo azul dice: “El amor pudo más que el odio”. Las acompaña el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof. Además se los ve a los camporistas Eduardo “Wado” De Pedro –ministro del Interior–, Andrés “Cuervo” Larroque –ministro bonaerense de Desarrollo Social– y Mayra Mendoza –intendenta de Quilmes–; al secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla; la titular del INADI, Victoria Donda; el titular de Trabajo de la provincia, Walter Correa, los diputados kirchneristas Rodolfo Tailhade y Juan Marino.

Para hacer avanzar la movilización, militantes de las Madres, de La Cámpora y del gremio de la curtiembre –que responde a Correa– van abriendo paso. “¡Me están apretando! Lo hubieran organizado antes. Menos mal que son compañeros, porque si fueran el enemigo…”, se queja una mujer. “Si fueran el enemigo, no los dejaríamos pasar”, le responde un hombre a su lado.

“Seguramente es la marcha más difícil para nosotros, la más increíble. El jueves que nunca me imaginé”, dice tras la marcha y en un escenario montado al costado de la Plaza Demetrio Iramain, histórico colaborador de Bonafini. “Si las Madres pudieron volver a esta plaza después del diez de diciembre del 78, cuando secuestraron a Azucena… y Hebe fue la encargada de buscar a una por una… si ellas pudieron, nosotros tenemos que poder este jueves. Por Hebe, por todas las que cayeron y las que están todavía de pie. Tenemos que reivindicarla entera, no inventarnos una a la medida nuestra”, completa.

Recuerda que hace apenas dos semanas, el jueves diez de noviembre, Bonafini convocó a “una pueblada” contra el Poder Judicial, “un 19 y 20 de diciembre para echar a los jueces de la Corte”. Los acusa de “querer romper el sueño y la esperanza” de que Cristina Kirchner vuelva a la Casa Rosada. “Tenemos que animarnos a luchar como Hebe. Ser capaces de construir cincuenta, cien Hebes en los sindicatos y los partidos políticos. Así se daría vuelta este país”, arenga. Y le da pie a las Madres para que tomen el micrófono.

“Hebe no se fue. Está con nosotros. Yo la tengo en vida. Y voy a seguir con todos sus consejos y pensamientos. Es madre de todos”, dice Visitación de Loyola, 98 años,  la voz muy gastada. “Me hizo una jugada fea, era yo la que me tenía que ir”, bromea.

“Fue la voz de los sin voz, de nuestras hijas y nuestros hijos. Pero también de los que no tienen voz porque viven al borde de una sociedad injusta”, aporta Sara Mrad, de la filial Tucumán de Madres. Y bajo el sol abrazador de este jueves de noviembre, la compara con los cuatro elementos naturales: “Hebe es la tierra fertilizada en la lucha de nuestros hijos. Es el agua que humedece esa agua para que las semillas germinen. Es el aire que respiramos en la plaza. Y es ese fuego infinito encendido con pasión revolucionaria”. La multitud le corea:


Se siente se siente, Hebe esta presente.