LOS REPUBLICANOS EMPIEZAN A SEÑALAR A TRUMP COMO CAUSANTE DE SU FRENAZO ELECTORAL-

el Senado está pendiente del recuento en Arizona, Nevada y Georgia, y Trump admite que el resultado es «un poco decepcionante», aunque lo califica de «una victoria muy grande»     

El Partido Republicano había llegado a estas elecciones de medio mandato con un pronóstico funesto para los demócratas: una ola roja (el color de los republicanos) iba a barrer al partido de Joe Biden de las dos cámaras del Congreso. Había motivos para pensarlo: por un lado, es casi una regla que el partido en el gobierno pierda este tipo de comicios; por otro, la inflación más elevada en 40 años era una pésima carta de presentación para los candidatos demócratas. Bien, la ola roja nunca llegó y ahora el Partido Republicano empieza a cuestionar la presunta ascendencia de Donald Trump. ¿Y si el expresidente resta más que suma?

De momento, el recuento en la Cámara de los Representantes apunta a una victoria republicana, pero por un margen estrecho: antes del martes, algunos pronósticos hablaban de una diferencia de hasta 60 escaños y el miércoles el recuento indicaba un margen de menos de 20 (eso sí, con los republicanos a once asientos ya de la mayoría). En cuanto al Senado, como sucedió en 2020, el resultado final dependerá del recuento en los próximos días en tres estados: Arizona, Nevada y Georgia. Los demócratas necesitan ganar dos escaños de esos tres en liza.

Uno de ellos debería ser Arizona, donde Mark Kelly, con el 70% escrutado, aventajaba en 95.300 votos (y subiendo) a su contrincante republicano. La duda para los demócratas está en Nevada o Georgia. En Nevada, su candidata va 17.800 votos abajo con el 78% escrutado (con el 77% escrutado, la diferencia era de 23.000 papeletas).

En Georgia, ninguno de los tres candidatos logró superar el 50% de los votos, de modo que el demócrata Raphael Warnock y el republicano Herschel Walker, se la jugarán al todo o nada en una segunda vuelta el 6 de diciembre. En ésta, Warnock ha ganado por 35.000 votos. Biden se mostró confiado en que retendrán esta cámara.

Críticas republicanas a Donald Trump

Como el recuento de votos no ha terminado, ningún gran líder del partido se ha pronunciado sobre Donald Trump, ni el flagrante vencedor en Florida, el gobernador Ron DeSantis, ni el líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, ni el exvicepresidente Mike Pence. Pero sí empiezan a salir muchas otras voces del entorno de estos líderes.

«Cómo puedes mirar estos resultados y concluir que Trump tiene alguna posibilidad de ganar unas elecciones nacionales en 2024? A pesar de que el 70% del país piensa que estamos en el camino equivocado, de que dos tercios piensan que estamos en recesión, cree en gran medida que las políticas de Biden están perjudicando, [a pesar de eso] todavía optaron por quedarse con eso antes que con la alternativa, que me temo que asocian con Trump». Así de rotundo se mostró en un tuit, por ejemplo, Scott Jennings, un estratega republicano que ha asesorado las pasadas campañas de McConnell.

En los medios de comunicación republicanos se transmitía la misma idea: Trump no suma, el expresidente es el pasado. En la cadena ultraconservadora Fox News, la que fuera secretaria de prensa de Trump en la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, opinó incluso que Trump debería poner en pausa su declaración de campaña, anunciada para el 15 de noviembre, hasta después de la segunda vuelta del Senado de Georgia (el próximo 6 de diciembre) y señaló que preferiría que fuera Ron DeSantis quien hiciera campaña por el candidato republicano en ese estado y no Trump. El rotativo neoyorkino The New York Post, en su día promotor del expresidente, dedicó su portada, precisamente, a DeSantis: «El Futuro», decía, y añadía: «La joven estrella republicana gana en Florida».

La que fuera secretaria de prensa de Trump cree que el expresidente debería poner en pausa su declaración de campaña

Ante la emergencia de críticas cuestionando su presunta buena influencia sobre el partido, Trump admitió que el resultado electoral era «de algún modo decepcionante», pero siguió insistiendo en su narrativa de que lo del martes ha sido «una victoria muy grande».

Trump anticipó toda esta situación el martes por la mañana. En una entrevista con el medio online NewsNation, aseguró que estaba dispuesto a aceptar el crédito por las victorias republicanas, pero no la culpa por sus derrotas, que las achacaría a que los candidatos son malos: «Bueno, creo que, si ganan, yo debería recibir todo el crédito. Y si pierden, no deberían culparme en absoluto. Pero probablemente será todo lo contrario. Si lo hacen mal, me echarán la culpa de todo. Así que estoy preparado para todo, pero nos defenderemos», aseguró. Y eso es lo que está pasando y eso lo que está haciendo. Desde el mismo martes por la noche, el expresidente ha empezado a atacar a

Lo cierto es que los candidatos republicanos con elecciones clave que abrazaron la agenda trumpiana tuvieron un rendimiento muy dispar. Mientras que el aspirante al Senado por Ohio, J.D. Vance, venció en uno de los escaños más reñidos del país, y lo mismo sucedió con los candidatos a senador por Carolina del Norte, Ted Budd, y Alabama, Katie Britt. Sí que hubo derrotas dolorosas como las de Kari Lake, candidata al Senado por Arizona, y, sobre todo, la de Mehmet Oz, candidato al Senado por Pensilvania.

Precisamente, este último escaño estaba en manos republicanas y el candidato demócrata John Fetterman logró hacerlo cambiar de partido, lo que puede acabar valiendo su peso en oro porque eleva enormemente las opciones del Partido Demócrata opciones de seguir controlando el Senado en Washington.

Si finalmente los republicanos pierden el Senado por el fracaso de Oz, el partido culpará a Trump de que su candidato no logró ganar en uno de los estados clave del país. Oz puede acabar siendo la prueba manifiesta de que, en comicios muy ajustados y polarizados en un estado cambiante, la presencia de Trump ya no suma.

Biden: «Los demócratas hemos tenido una noche fuerte»

En la parte demócrata, el presidente Joe Biden, en una comparecencia por la tarde en la Casa Blanca, sacó pecho del resultado electoral. «Mientras la prensa y los expertos pronosticaron una gigantesca ola roja, ésta no ha ocurrido», celebró, y añadió que su partido «ha perdido [en esta ocasión] menos escaños en la Cámara de Representantes que cualquier presidente demócrata en sus primeras elecciones legislativa en los últimos 40 años. Los demócratas hemos tenido una noche fuerte», concluyó el presidente que, preguntado sobre si se presentará a su reelección dentro de dos años, cuando tendrá 81, dijo que ésa es su intención, aunque concretó que la decisión final la realizará a principios de 2023.

Otro síntoma para Trump de que las cosas pueden no ser como antes es que a su candidato a presidir la Cámara de los Representantes, el congresista Kevin McCarthy, le ha salido un rival en su propio partido que le disputará ese cargo: el republicano por Luisiana Steve Scalise, que este martes anunció que presentaba su candidatura, lo que se antoja como otro probable referéndum, éste en el seno del partido, sobre Donald Trump.

Analizando los datos que van emergiendo poco a poco, dos claves que explican que el Partido Demócrata aguantara el embate electoral del martes se encuentran en el voto joven y en la polarización de Estados Unidos. En cuanto al voto joven, los demócratas obtuvieron más del 60% de las papeletas en la población entre 18 y 29 años votó demócrata. Es el único sector de la población en el que el partido de Biden supera el 50%.

El Partido Demócrata aguanta el embate electoral por el voto joven y la polarización

Según un estudio de la Universidad de Tufts, en Massachussets, «el 27% de los jóvenes (entre 18 y 29 años) votaron en 2022, lo que convierte a estas elecciones en las segundas con mayor participación de los jóvenes en casi tres décadas». Según este estudio, «la participación de los jóvenes fue incluso mayor en algunos estados disputados».

Por otro lado, la polarización del país bloqueó lo que es tradición en estas elecciones: el flujo de votos de un partido a otro. La regla general en estas elecciones es que ha habido muy poco trasvase de voto y que cada partido ha ganado en su feudo, con pocas excepciones, lo que explica que los demócratas tengan elevadas probabilidades de retener el Senado (donde tienen un empate a 50 escaños) y que, de perder la cámara baja, como todo hace indicar, lo harán por menos de 25 diputados, cuando algunas previsiones hablaban de hasta 60 asientos de diferencia.

La polarización ha hecho también que, al contrario de lo que suele pasar en unas elecciones de medio mandato, éstas no sólo hayan sido, como es la regla, en un referéndum sobre Biden, sino que también se han acabado convirtiendo en otro en paralelo sobre Trump. No en vano, en el transcurso de la campaña el expresidente respaldó a más de 330 candidatos, celebró 30 mítines y recaudó decenas millones de dólares. El martes debía ser la jornada en que exhibiera su músculo. Para preparar el terreno, Trump ya había anunciado que haría un anuncio «muy, muy importante» el 15 de noviembre. Estaba todo preparado. Pero la ola roja nunca llegó y en el Partido Republicano los dedos empiezan a señalar a Donald J. Trump.

Por Manuel Ruiz Rico – Público.es