Opinión: La Revancha Radical – / Por Ezequiel Beer

Los sucesos que acompañaron al triunfo de Mauricio Macri en 2015 tienen como principal origen la conocida Convención de Gualeguaychu sonada por escándalos y decepciones de muchos correligionarios que no veían como positivo entregar el centenario partido a un claro representante del poder económico argentino.
Frustrada esa posición y ante un macrismo gobernante fueron objeto de participar secundariamente de un gobierno que todavía no entraba dentro de los causes naturales originarios luego de un frustrado intento por instaurar un centro izquierda no peronista por parte de Alfonsín y del breve paso conservador de Fernando de la Rua.
Independientemente el radicalismo resistió dentro del espacio previamente sostenido y a pesar de las internas/presiones y cuestionamientos de gran parte de sus adherentes algunos de los cuales encontraron una vía de escape en la amplitud ideológica del kirchnerismo.
Su posterior pasividad ante las elecciones presidenciales de 2019 donde la formula presidencial gobernante ya marcaba una distancia y el posicionamiento político casi de carácter competitivo de varios de sus integrantes empezó a macerar la posibilidad de generar a futuro una opción política que pudiera superar su pasado conde nante ante el macrismo y los déficits kirchneristas en particular aquellos enraizados en la ética publica.
Vale aclarar como ejemplos el triunfo de Gerardo Morales como Gobernador de Jujuy, la performance de Martin Lousteau en la Ciudad de Buenos Aires y el alzamiento electoral en la Provincia de Corrientes.
Este ha sido probablemente el eje geopolítico para procesar si era posible considerar doblegar la decaída presencia macrista dentro del frente y desde allí lograr un posicionamiento certero en vistas de poder superar un ciclo político que lleva en la Argentina mas de 35 años de presencia.
Los avatares de la presidencia de Alberto Fernández han sido el condimento perfecto para conllevar ese fin y la cercanía temporal del fracaso macrista previo y de la caída de las expectativas de bastos sectores sociales por ambos fenómenos pueden ser una llave para que la misma sociedad considere si es posible dar lugar a una nueva posibilidad de gobierno.
Asimismo, nuevos fenómenos políticos como el de Fernando Manes afincado en el denso territorio tradicionalmente peronista dan la posibilidad de dar una doble batalla: una interna dentro del espacio de Cambiemos y otra externa en disputa directa con el kirchnerismo.
La paradoja radical es como sortear ambos desafíos para lograr un éxito electoral que los consagre como opción de poder.
Si recostarse sobre el constante deterioro del Gobierno o dar planteo a la generación de una propuesta superadora que aun no ha sido planteada de cara a la sociedad más allá del Plan Económico de la Fundación Mediterránea que no es precisamente una oda al canto popular.
Por otra parte, la presencia de Sergio Massa como fin del fenómeno político del kirchnerismo y de la propia imposibilidad de dar un salto adelante ante un posible escenario de derrota electoral posiciona al radicalismo como un eje vertebrador que pueda establecer una superación de la crisis actual alejándose de los encantados de su socio principal en este caso el macrismo.
Vastos sectores que históricamente no tienen una identificación concreta partidaria pero que inciden en la definición electoral manifiestan una equidistancia entre los dos polos de la grieta tratando de buscar una tercera via.
Para ello, no solo la declamación es importante sino la demostración efectiva de gobierno que pueda dar la llave a una propuesta que vuelva a enamorar el desencantamiento reinante.
El histórico despliegue territorial de los adeptos correligionarios no es una cuestión menor en cuanto al escenario de la disputa venidera, pero debe ser acompañada por política concreta materializada en gestión, propuesta y candidaturas.
El avance de la crisis acelera los tiempos politicos definitorios entre acompañar pasivamente hacia un desenlace aún incierto o dar comienzo a una contra ofensiva publica que visibilice una opción que pueda superar las opciones pendulares.
Un posible retorno a las raíces partidarias es aun un debate interno pendiente todo dependerá de cuales sean las condiciones reales de poder dar lugar al ejercicio de gobierno.
Gran parte de la ciudadanía sabe que no es posible la generación de soluciones mágicas y que el cercano horizonte temporal no avizora un buen pronóstico.
Sera el desafío pendiente si las argentinas y los argentinos están dispuestos a varios años de sacrificio ante de poder visualizar algún progreso.
Ezequiel Beer
Geógrafo UBA
Analista Político