«Gabinete: Massa muy cerca, pero Fernández resiste otros cambios», dice hoy Clarín en su portada impresa. La web, en tanto, se queda un pasito atrás: “Sería superministro de Economía», señala, moderando todavía más un titular que había vivido varios minutos este miércoles a la noche, que utilizaba el verbo en futuro simple y no en condicional. El «efecto Massa» es cierto, pero todavía «hay demasiadas operaciones” en curso, le dijo una fuente inobjetable a Letra P.
Nadie es inocente en este juego.
Mientras le serruchaban el piso, la ministra jugaba un partido bravo. No solo por el tenor de las reuniones que había mantenido en Washington sino porque, en Buenos Aires, el Tesoro lograba zafar de un vencimiento exigente de su deuda en pesos solo al costo de elevar con fuerza la tasa de esos papeles. Además, después del boicot del topo de Donald Trump en el BID, Mauricio Claver-Carone, alguien trabajó para que la entidad le destrabara al país un crédito de 200 millones de dólares.
Además, había asegurado el apoyo a esos lineamientos del trío que comanda, por decirlo de algún modo, el Frente de Todos. Al tanto del miércoles ajetreado que se vivió en Buenos Aires, más de una persona en ese grupo de interlocutores se habrá preguntado de qué les valió haber perdido tiempo en charlas que suponían de valor y, lo peor, con qué clase de gobierno están lidiando.
Asimismo, Fernández parece acorralado por una mayoría de gobernadores que, temerosos por sus futuros locales, pasaron de ser su supuesto punto de apoyo en la interna feroz de Todos a exigirle un cambio de marcha.
La expectativa por Massa es, en un punto, desmesurada. La crisis nacional es tan masiva y multidimensional, que los golpes de efecto se derriten al sol tan rápidamente como si estuviéramos en verano. En efecto, mientras la espuma del diputado subía, también lo hacían las acciones argentinas en un contexto más bien explicable por lo internacional. Sin embargo, el dólar paralelo que cuenta –por su carácter legal, su volumen y su impacto en la inflación–, el «contado con liquidación», subía al cierre de la rueda de este miércoles un 3,4%. En el mes, lleva casi 35% arriba. ¿Qué economía resiste semejantes sacudidas?
Fuente: Rava Bursátil.
Asimismo, ¿qué «superministro» sería capaz, por sí solo, de capear este temporal? Más cuando el mismo se alimenta con ciclones que se forman en el cielo de los Estados Unidos, donde la Reserva Federal decidió lanzar una nueva y fuerte suba de su tasa de interés de referencia y advertir, incluso, sobre la posibilidad de una nueva en el futuro cercano que sería «inusualmente grande». ¿Marcha el mundo hacia una era caracterizada por un superdólar? ¿Hasta qué punto esto puede presionar a la baja las cotizaciones de materias primas como la que exporta la Argentina? ¿Cuánto puede complicar esto el saldo comercial y, con ello, el frente cambiario doméstico de un país privado totalmente de crédito voluntario externo? Argentinos, a las cosas.
En paralelo, la desmesura mencionada empequeñece a Fernández, acaso el principal interesado en procrastinar el asunto. La imagen que se impone en el imaginario colectivo –por lo menos, en el del Círculo Rojo– es la de un presidente que se va convirtiendo en uno «europeo», esto es testimonial, mientras que la dinámica política pasa a orbitar en torno a una suerte de primer ministro ad hoc, que no sería otro que Massa.
¿Cómo en 2008, justo cuando otro momento de crisis con el sector agropecuario derivó en la salida de Fernández de la Jefatura de Gabinete de Cristina y su reemplazo por el hincha de Tigre?
Por Marcelo Falak
LETRA P