En El Calafate, Cristina apuntó al exministro, cuidó a Alberto Fernández y le marcó agenda a Batakis.

Como hizo su hijo Máximo este jueves en Escobar, la vicepresidenta Cristina Fernández atacó con extrema dureza a Martín Guzmán y se compadeció del presidente Alberto Fernández. Dijo que, con su “renuncia intempestiva”, el exministro de Economía cometió “un enorme acto de irresponsabilidad política” y “desestabilización institucional”, además de un gesto de “ingratitud” con el jefe de Estado, que “lo había bancado como nadie”, incluso enfrentándose a sus socios políticos.

 

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En esa línea, CFK pidió «dejar de discutir personas» y «discutir políticas» a partir de «números». Con la mira ya no puesta en el Presidente, sino -como también hizo su hijo-, en la oposición, la vice enfocó sus dardos en la administración del expresidente Mauricio Macri al hablar, de nuevo, de la economía bimonetaria. En ese terreno, pidió «discutir en serio» el modelo financiero nacional. 

Menos de una semana después de su reencuentro con Fernández y de la dimisión de Guzmán, Cristina dio desde esta ciudad, su “lugar en el mundo”, el discurso que marcaba el nuevo pulso de la relación del binomio presidencial, en una nueva escala de la gira que incluirá apariciones periódicas y la llevará por el conurbano bonaerense y el interior del país.

Todos contra Guzmán

Cristina masacró al exministro. “Fue un acto de desestabilización institucional», dijo y abundó: «Renunciar por Twitter no me parece bien. Me parece un gesto de inmensa ingratitud hacia el propio presidente. Este presidente había bancado a ese ministro de Economía como a nadie, enfrentándose con sus propias fuerzas de la coalición. ¿Se merecía realmente eso?”.

Después, refueza un tema pesado en la agenda a la flamante jefa del Palacio de Hacienda, Silvina Batakis. «Es muy importante que acordemos sobre determinadas cuestiones. La economía bimonetaria une a todas las crisis. Todas están histérica e históricamente unidas», propuso. Como mencionó en su discurso, Cristina viene hablando de la economía bimonetaria desde 2017, cuando asumió como senadora. Luego lo retomó, ya como vicepresidenta, en la primera carta que publicó, a un año del triunfo del Frente de Todos (FdT), en octubre de 2020. Desde entonces insistió con el tema en varias oportunidades. En plena crisis cambiaria, ahora insiste con más contundencia.

“Hay que ponerse de acuerdo así el año que viene, aunque gane Mandraque el mago, no va a haber solución para este problema estructural de la economía, que lo constituye la economía bimonetaria y que no es únicamente aquella restricción externa. Si no abordamos esto, no hay solución», advirtió. 

«Si el problema era el intervencionismo y el dirigismo kirchnerista, cuéntenme qué pasó en los cuatro años donde eliminaron los derechos de exportación del agro, donde se le concedió al sector privado todas y cada una de las demandas que planteaban. Tampoco fue bien. Entonces es hora de que nadie se sienta dueño de la verdad”, pidió y completó, antes de cerrar su discurso sin más precisiones: «Ni yo voy a renunciar a mi historia y a lo que creo y tampoco les voy a pedir que renuncien a la de ellos, pero tenemos que encontrar un punto de coincidencia común porque, si no, no va a haber Argentina para nadie”.

 

A diferencia de sus últimos discursos, en Santa Cruz se esperaba que Cristina suavizara, como finalmente hizo, sus críticas a la Casa Rosada, a tono con la nueva etapa que marcó el retorno al diálogo con Fernández. Aunque las conversaciones se mantienen en el más estricto secreto, en la cúpula mayor del Frente de Todos (FdT) aseguran que los vínculos “mejoraron” notablemente. La vicepresidenta pretende mantener ese sendero.