Quienes son parte de la intimidad de la Rosada y Olivos, sostienen que la renuncia del Diputado Máximo Kirchner a la jefatura del Bloque oficialista, no debiera asombrar a nadie. Según comentan, desde el inicio de la gestión del Frente de Todos, Máximo le venía planteando al Presidente Alberto Fernández y al Ministro Guzmán, que las consecuencias de la deuda contraída por el macrismo con el FMI, serían perjudiciales para el país, aún arribando a un acuerdo. Su propuesta habría sido denunciar los defectos de origen de la decisión del Fondo de prestar ese dinero a un gobierno para que ganara una elección (que al final terminó perdiendo), no hacer pagos a cuenta de una futura reestructuración (que aún no se sabe si algún día se dará) y si se negociaba, no aceptar condicionamientos que implicaran resignar soberanía. Esa fue, según varias fuentes y a grandes rasgos, la posición que sostuvo siempre el Diputado Kirchner.
Con un pre acuerdo cerrado y habiendo hecho los pagos correspondientes para no entrar en mora con el FMI, todo bajo la responsabilidad del Presidente y su Ministro de Economía, era casi lógico que Kirchner no se haría cargo de aglutinar voluntades parlamentarias con el objetivo de defender en el Congreso una negociación y un entendimiento con el FMI, con la convicción personal de que al final del camino, la Argentina no se va a ver beneficiada. En una actitud que al menos, denota coherencia política, Máximo Kirchner renunció a la jefatura de su bancada y pasa a ser un diputado más dentro del Bloque del Frente de Todos.
Si bien aún es una incógnita quién jugará el rol institucional que hasta ayer estuvo en manos de Máximo Kirchner, a nadie escapa la importancia que cobra el nombre de Sergio Massa para erigirse, definitivamente, en la principal espada del oficialismo en la Cámara de Diputados. Ahora, además de negociar con los bloques opositores el apoyo a lo acordado con el FMI, deberá contener a los propios integrantes de su espacio cercanos a Kirchner, que aún no han definido su postura.
En medio de toda esta situación, la única certeza en la que coinciden todos los sectores del oficialismo, es que no está en riesgo la unidad de la coalición gobernante. Y no es un dato menor.