El aspecto político más importante del viaje previsto para los próximos 3 y 4 de febrero está vinculado a la adhesión a la «Iniciativa de la Franja y la Ruta», popularmente conocido como Ruta de la Seda, el proyecto estratégico de desarrollo que, principalmente a través de inversiones en infraestructura, impulsa China a escala mundial.

«Más allá de que varios países latinoamericanos ya adhirieron, Argentina sería la primera de las cuatro grandes economías latinoamericanas – México, Brasil y Colombia son las tres restantes- que estaría haciéndolo», destaca el economista y autor de los libros «¿Cómo lo hicieron los chinos?» y  «Un Mundo Made in China» Gustavo Girado, que resalta la importancia de esta adhesión en tanto habilita a Argentina a ser sede de proyectos estratégicos para mejorar la infraestructura del país.

China

La visita a Asia podría destrabar muchos proyectos iniciados tras los acuerdos de asociación estratégica que firmaron ambos países durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. «Este viaje permitirá destrabar inversiones frenadas y proyectar inversiones en obra pública, represas, energía nuclear, renovables y defensa», explica Gabriel Merino, co-coordinador del grupo de trabajo China y el Mapa del poder mundial en Clacso.

A fines de diciembre se hizo público un documento enviado a China en el que la Secretaría de Asuntos Estratégicos de Gustavo Béliz y el canciller Santiago Cafiero alistaron 17 proyectos de infraestructura que el país busca financiar. El más importante es la cuarta central nuclear, un proyecto de reactor con tecnología de uranio enriquecido y agua liviana que costará 7.900 millones de dólares, un 85 por ciento del presupuesto total del proyecto. Fue pautado en 2014 y estaba previsto para que se inicie en 2016 durante la gestión de Juan José Aranguren como ministro de Energía, que primero lo dilató para rever condiciones del contrato para finalmente congelarlo en 2018 por la crisis económica.

Otro proyecto incluido en el listado es el de las represas “Presidente Néstor Carlos Kirchner» y «Gobernador Jorge Cepernic” sobre el Río Santa Cruz, que fueron adjudicadas en 2013. Al año siguiente un grupo de bancos chinos se comprometió a aportar 4.714 millones de dólares para financiar la obra con cinco años y medio de gracia para el capital, el plazo que se preveía para finalizar la construcción. Pasado el plazo de gracia, China reclama el repago de un proyecto que, por las demoras que sufrió, aún no está finalizado. El Gobierno debe sellar un acuerdo de refinanciamiento para estirar los plazos de devolución y seguir recibiendo el fondeo.

Un grupo importante de obras que el gobierno argentino prioriza tiene que ver con los ferrocarriles: la rehabilitación del sistema de Ferrocarriles línea San Martín, Roca y Belgrano Cargas y un plan de modernización de redes ferroviarias que incluya la compra de material rodante. También de energías renovables como la ampliación del parque fotovoltaico Cauchari 4 y 5 que se inauguró en 2019 y el Parque eólico Cerro Arauco. El listado incluye además obras en el sistema de gasoductos, plantas de tratamiento de agua potable y acueductos, los puentes Chaco-Corrientes y Santa Fe-Paraná, programas de conectividad y fibra óptica, de vivienda y hábitat, corredores viales y mejoramientos, obras de transmisión y distribución eléctrica.

«China tiene una oferta excedente en aspectos que Argentina tiene demanda excedente: ofrece infraestructura, tecnología y financiamiento. A su vez la canasta exportadora clásica que tiene Argentina de soja y petróleo complementa la demanda de China», asegura Girado.

Detalle no menor, además del financiamiento productivo Argentina negoció un swap con China en 2014 que se mantuvo durante los sucesivos gobiernos. Se trata de un intercambio de monedas que pasan a integrar las reservas sin generar ningún costo hasta ser usados, y que Alberto Fernández extendió en principio hasta 2023.

Rusia

La agenda de potenciales inversiones rusas no es oficial, aunque hay algunos hechos concretos que pueden ayudar a armarla. La inversión concreta más reciente fue en materia ferroviaria, cuando el pasado 29 de diciembre el gobierno adjudicó la licitación de 70 trenes eléctricos a la empresa privada rusa TMH por  864,2 millones de dólares. Lo segundo que está en proceso de negociación es la inversión en hidrocarburos. La empresa rusa Lukoil tiene interés en Vaca Muerta y en desarrollos conjuntos con YPF. Podría brindar capitales tanto para la explotación inshore como offshore.

En la tarea por interpretar posibles líneas de financiamiento ruso, el vicedecano de la Facultad de Defensa Nacional (Fadena), Gonzalo Cáceres, destaca tres de los memorándum de cooperación que firmaron ambos países. El de energía atómica, en el marco del cual la empresa pública rusa Rosatom proyecta participar en el desarrollo de central nuclear en Argentina e incluso desarrollar investigación con fines pacíficos. Otro de los memorándum es el de exploración minera y el de cooperación en términos financieros entre el Banco de Inversión y Comercio Exterior y el Banco Ruso de Desarrollo de Regionales.

Los perfiles de ambos países son similares, aunque con asimetrías de capital y de historial: «Es más difícil para los rusos porque heredan una relación geopolítica con la región. Rusia debe reposicionarse tras la debacle de la Unión Soviética, en cambio China ya entra con una economía de mercado dirigida estatalmente. China cuenta con muchos capitales y un proyecto estratégico muy importante – la Iniciativa de la Franja y la Ruta- con un despliegue en términos de infraestructura y geopolítico significativo.