1 F: Movilización para seguir avanzando. Por Marcelo Cabeza

Producto de las enormes dificultades que debe afrontar el gobierno y su base política, y de que no se quiere sucumbir frente a una nueva derrota, ha ido coagulando la idea salvadora de que aquí no sobra nadie, que, así como fue necesaria la unidad de lo diverso que incluye también lo que no satisface al “gusto personal”, para ganar las elecciones, también es necesario seguir sosteniendo y apuntalando ese conjunto polifacético que es el Frente de Todxs, e incluso por fuera de él a los sectores y dirigencias sectoriales que deciden apoyar porque peor es lo que está enfrente.

En efecto, el colectivo Cambiemita heredero de las peores políticas y prácticas de las dictaduras, neoliberales coordenadas siempre repetidas de planes de ajuste salvaje con destrucción de economía y tejido social, pero no solamente, como vemos con el experimento Gestapo en plena dilucidación, terminó llevando a la ruina, aun a muchos de quienes los apoyaron. El país fue puesto de rodillas e hipotecado, sumergido en empobrecimiento y marginación, atornillado al grillete de la deuda. Reductos de las recortadas clases medias, pequeños comerciantes dependientes de la economía real que no pueden lucrar con las bicicletas financieras y la fuga de capital -único “negocio” de los cuatro años-, quedaron devaluados si tuvieron la suerte de sobrevivir. Sintieron así el latigazo del amo en el propio lomo y repensaron. Por algo fue que los amarillos perdieron la elección.

La voracidad delictiva de los Ceos espantó a un buen porcentaje de quienes siguen siendo reacios a cualquier olor a pueblo, pero se autoprotegen en las políticas del gobierno actual que promueve la producción y el consumo como círculo virtuoso de la economía. La reactivación con generación de trabajo ya no solo está en los números estadísticos, sino que se ha volcado en las calles en los consumos de fin de año y vacaciones. Junto con cierta recuperación del ánimo social se observa una reactivación que parece dispuesta a trascender la temporada estival.

LA INTERNA

Siempre ha habido lucha al interior de la fuerza política nacional popular, aun en tiempos del líder fundador del peronismo a quien se le supuso un poder absoluto. Su voz atronaba y era acatada, es cierto, por una gran porción de leales sobre todo en las bases, pero la triquiñuela dirigencial existía, y también las desobediencias y hasta la confrontación abierta. Desde el voto en blanco acatado por unos y desconocido por otros, el vandorismo, la izquierda peronista, siempre hubo sectores díscolos y reacios a cualquier sumisión automática, ya sea por convicciones o por intereses, llegando hasta el armado de listas por fuera de la oficial.

Las luchas por los poderes internos, a veces en consonancia con poderes externos, existió siempre y no sería evitable ni deseable. De manera que no se entiende muy bien porqué causa tanta molestia la disidencia en tiempos del peronismo sin el líder histórico, ausente desde hace ya, 47 años. Bastante cohesionado se mantuvo el movimiento de masas. Y bastante bien funciona la novedad de una coalición en el gobierno de Todxs. Aunque a veces parecen demasiados los ruidos y muy onerosos ciertos costos innecesarios.

DE LA COALICIÓN ELECTORAL A LA GOBERNANTE

No ha sido fácil, pero a pesar de los errores que se pueden y deben criticar, se ha ido doblegando el duro desafío de la Doble Pandemia.

Hay políticas en marcha empezando a dar resultados, ya entrada la segunda etapa del período de gobierno; hace falta ahora canalizar los debates de los temas pendientes de resolución por medio de mecanismos callejeros y tumultuosos unos, y más institucionales y ordenados, otros. No estaría de más, que se visibilizaran en alguna institucionalidad, los resultados de la conversación que se sabe, pero no se ve, entre los dirigentes máximos de la coalición de gobierno.

Más allá de lo partidario que siempre arrastra la rémora de la dicotomía histórica “no somos un partido somos un movimiento”, algo del PJ tendría que estar funcionando más activamente. Y el Frente ganaría mucho si se presentara socialmente con una comunicación acerca de un Plan Bienal consensuado de acá al fin de mandato, que surgiera de un órgano de conducción ampliado. Cualquiera sea la forma que adoptare. Si no de conducción, al menos de coordinación y más allá de la institucionalidad ministerial, que no se trata solo de temas administrativos, sino de política, el arte de gobernar.

LA ETERNA DISYUNTIVA DE LA MILITANCIA

Apoyar crítica o ciegamente, estar adentro y sin sacar los pies del plato, pero no callar todo lo que haya que criticar, parecen fórmulas ya resueltas, toda vez que el alcahuetismo de la complacencia ciega y el “llevar tranquilidad” mientras todo se incendia, ya se sabe que conduce al abismo y asegura la derrota. Negar los problemas, no tratarlos, hacer diagnósticos livianos lleva a decisiones insuficientes, y, como se demostró en la elección de medio término, el resultado es que se paga con el peor precio de la democracia: el disfavor del voto popular. De manera que lo que se está pidiendo es un intercambio militante permanente lo más veloz posible, de reflejos rápidos, que permita la llegada a todos los niveles del funcionariado, de la información fidedigna de lo que efectivamente está ocurriendo en el seno de la sociedad. No sirve reemplazar la planilla Excel por el dato estadístico o la encuesta.

En cambio, podemos tomar algo que tal vez sea útil, del liderazgo que a nivel mundial realiza nuestro Papa Francisco, a través de la gran consulta en marcha al pueblo católico y no católico preparada por un trabajo ya en ejecución en nuestra América Latina, que abarca los próximos dos años en todo el mundo. La iglesia sinodal. Gran tarea que ya ha comenzado a rendir los frutos de la participación de autoridades de la iglesia junto a laicos con misión de difundir esta nueva impronta y de dar libre acceso sin restricciones a la participación social. El espíritu de la iniciativa que intenta descifrar los actuales signos de los tiempos parece indicar que, para poder caminar juntos, se tienen que escuchar las voces que lleguen desde lo profundo de las periferias, a menudo olvidadas, dejadas de lado por burocracias clericales y políticas.

CRITICA Y DISIDENCIA, UN TRABAJO DIALÉCTICO

Abonamos la idea de la crítica franca, con aporte de proyectos, con el pueblo movilizado en las calles recuperando protagonismo y poder. Algo que comenzó a funcionar y que se está consolidando como práctica habitual en aras de una democracia participativa que reforzará, ampliándola, a la democracia liberal representativa insuficiente y a la vez instala agenda propia.

Lejos de temerse como algo negativo, lo que se verá con el reclamo por la democratización del Poder judicial oligárquico el 1 F será de gran ayuda. Acción política de primer orden, comenzará con la Corte Suprema de Justicia, pero no terminará allí. La movida crece en adhesión impulsada por una diversidad de organizaciones, junto con el debate sobre la renegociación de la deuda, que no tiene por qué ser abandonada solo en manos de funcionarios, por más buenos y patrióticos que ellos sean.

Que solo el pueblo salvará al pueblo es hoy más que nunca una percepción masivamente compartida por militantes y ciudadanos que han comprendido que los supuestos lugares de confort que a veces nos seducen, se parecen mucho a la ausencia de dolor que proporcionan las anestesias circulantes de distinto tipo, que no son solución y terminan trayendo más dolor que aquel que se quería evitar.