– Télam: Tras pasar más de año y medio en prisión por una condena por corrupción en la causa Lava Jato, Lula logró probar su inocencia y se perfila ahora como posible aspirante presidencial en Brasil. ¿Apoya su candidatura y por qué?
– Dilma Rousseff: Por supuesto que apoyo la candidatura de Lula para la Presidencia. En el Partido de los Trabajadores (PT) luchamos para demostrar la ilegalidad de la prisión de Lula y que el destino ha cometido la peor de las injusticias: condenar a un inocente. Llevó cinco años para que el Supremo Tribunal Federal (STF) reconociese que había sido condenado injustamente, y ¿por qué? Desde que Lula fue electo en 2003, reelecto en 2006 y después yo fuese electa en 2010 y reelecta en 2014, desplegamos en Brasil otro tipo de modelo de desarrollo que se caracterizaba por un proceso de inclusión social, el desarrollo de nuestro mercado interno con una relación muy productiva entre el Estado y el sector privado, pero teniendo un eje: la reducción de las desigualdades brutales del país y transformar al pueblo en protagonista (…) Si no lo hacíamos, quedábamos sumisos a otros intereses que no eran los nuestros.
«El golpe que sufrí fue para encuadrar a Brasil económica y geopolíticamente al neoliberalismo porque nuestro proyecto tampoco aceptaba una sumisión a Estados Unidos, queríamos construir relaciones con todos los países, China incluida»
– T: ¿Es decir?
– DR: El golpe que sufrí fue para encuadrar a Brasil económica y geopolíticamente al neoliberalismo porque nuestro proyecto tampoco aceptaba una sumisión a Estados Unidos, queríamos construir relaciones con todos los países, China incluida.
Entonces, por una serie de procesos, empieza a aparecer todo el complot de la operación Lava Jato para impedir a Lula ser presidente y el juez (Moro) cometió el mayor crimen que un juez puede cometer: ser parcial y persecutorio. Persiguió a Lula, al PT, a mí y creó las condiciones para los golpes: el primer acto fue el impeachment, el segundo la prisión de Lula y el tercero la elección de (Jair) Bolsonaro.
En ese proceso, la centroderecha se da un tiro en el pie y apoya el surgimiento de una propuesta neofacista de Gobierno, ultraconservadora, armamentista, misógina, homofóbica, anticultura y anticientífica.
– T: En caso de un triunfo de Lula, ¿lo sentiría también como propio?
– DR: En mi discurso final denuncié el carácter del golpe y dije al final una cosa: ‘no aflojaremos’. La vuelta de Lula es una vuelta de todos nosotros porque es el gran líder popular brasileño y crea una alternativa concreta de poder. Sin Lula es muy difícil una trayectoria de victoria contra esa agenda neoliberal y neofascista.
Las encuestas actuales demuestran que Lula tiene capacidad de ganar en la primera vuelta (…) entonces tenemos una situación en Brasil que podemos desarmar: vamos a tener mucha lucha y sabemos a lo que nos vamos a enfrentar. Por eso mismo, es fundamental que el pueblo, las organizaciones, los partidos progresistas y todos aquellos demócratas que quisieran apoyar a Lula integren la base electoral.
«La vuelta de Lula es una vuelta de todos nosotros porque es el gran líder popular brasileño y crea una alternativa concreta de poder»
– T: Y si se presenta la situación, ¿aceptaría integrar un futuro Gobierno de Lula?
– DR: Eso no está en la agenda de nuestras discusiones porque sería poner la carreta delante de los bueyes. No tengo ninguna competencia para discutir el proceso postelectoral; el que la tiene es el presidente. Fui candidata y sé cómo es.
– T: ¿Y qué opina de la aspiración presidencial de Moro como alternativa a Lula y Bolsonaro?
– DR: Esa candidatura es más bien una pieza de confesión. Con ella, Moro confiesa todo lo que el STF dijo de él: que fue parcial, persiguió a Lula y no cumplió su papel de juez. También (prueba) lo que nosotros decimos de él: que entregó la cabeza de Lula a cambio del Ministerio de Justicia de Bolsonaro mientras que durante todo ese período él decía que no era político. Entonces, es más una confesión de culpa de que actuó políticamente para destruir a alguien con quien no estaba de acuerdo siendo juez.