El jefe de Gabinete aclaró que el acuerdo no debe «impedir el desarrollo» de la Argentina. Convocó a poderosos empresarios del Cicyp,
«Sabemos que ordenar el problema (del endeudamiento con el organismo), resolverlo y concluirlo, nos va a llevar tiempo», dijo además Manzur.
El «por todos los medios» buscó transmitir tranquilidad a un establishment nervioso, que tiene su correlato en el alza incesante del riesgo país por la caída de los títulos públicos. El «que no impida el desarrollo» sumado a un «va a llevar tiempo» pretendió marcar diferencias con el pacto que en cinco minutos cerraría Mauricio Macri, según dijo el ex presidente, o con el que efectivamente selló el mismo Macri en 2018.
En la platea lo escuchaban los presidentes del G6, el grupo de seis cámaras empresariales: Daniel Funes de Rioja, líder del Cicyp y la Unión Industrial Argentina (UIA); Adelmo Gabbi, de la Bolsa de Buenos Aires; Mario Grinman, de la Cámara de Comercio; Iván Szczech, de la de la Construcción; Nicolás Pino, de la Sociedad Rural; y Javier Bolzico, de la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba). También estaba el dueño de la tercera mayor fortuna del país, Alejandro Bulgheroni, de Pan American Energy (PAE, dueña de Axion); el cafetero Martín Cabrales; Miguel Acevedo, de Aceitera General Deheza (AGD); Juan Napoli, del Banco de Valores; Rubén Cherñajovsky, de la electrónica Newsan; Gustavo Weiss, de la constructora Eleprint; y otros empresarios como Patricio Neuss, el constructor Carlos Mund, el concesionario de autos Guillermo Dietrich (padre) y el hotelero Gustavo Cinosi, también funcionario de la Organización de Estados Americanos (OEA).
De parte del Gobierno no sólo asistió Manzur sino también el ministro del Interior, Eduardo «Wado» De Pedro, el camporista preferido del empresariado; el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, y el presidente del Banco Nación, Eduardo Hecker.
AR