Contrabando de granos: Piden mayores controles

«La operación de firmas fantasmas está creciendo»
Tras informarse que la AFIP logró desarticular operaciones de contrabando a Uruguay y Paraguay, sectores privados reconocen que se están multiplicando las ventas irregulares a países limítrofes.

 


La detección por la AFIP de un intento de embarque, desde un puerto no habilitado para el despacho de granos, de 8100 toneladas de maíz que iban a ser transportadas hasta Uruguay, puso en evidencia la existencia de circuitos de contrabando en el principal negocio de comercio exterior del país (granos y sus derivados) que, según fuentes privadas, vienen manteniendo una actividad intensa en los últimos meses.

«Este tipo de prácticas está creciendo, surgen permanentemente empresas fantasma que se inscriben, operan en la compraventa de granos, a veces registran la exportación a su nombre y desaparecen, y otras veces sacan directamente la mercadería del país en forma clandestina», informó un importante operador en el negocio de granos.

«El contrabando a países vecinos, y no sólo de granos, también de aceite y harinas, se ha ido multiplicando. La brecha en el tipo de cambio hace muy atractivo el negocio, pero para hacer operaciones del volumen que decomisó ahora la AFIP, es necesario que haya actuado una cadena de complicidades», agregó la calificada fuente consultada por Página 12.

Esta semana la AFIP informó sobre dos operaciones irregulares de exportación de granos que lograron ser desbaratadas. Uno de esos procedimientos culminó con la incautación de 500 toneladas de soja almacenadas en un depósito fiscal de Rosario, dispuestas para ser cargadas en 16 camiones de patentes y choferes de Paraguay, país que iba a ser el destino de la mercadería. En el otro caso, se trató de un cargamento de 8100 toneladas de maíz, cuyo origen espúreo había sido detectado por operativos de fiscalización de la AFIP unos tres meses atrás y que ahora culminó en la decisión judicial de decomisar la mercadería. Esta se hallaba almacenada en depósitos de la ciudad de Campana (provincia de Buenos Aires), desde donde iba a ser embarcada hacia Uruguay.

Los nombres de los responsables de tales operaciones, tanto de quienes figuran como productores que supuestamente entregaron la mercadería, como de quienes la compraron para exportarla, no fueron informados. Se ha explicado que la razón es que sigue la investigación porque se presume de la conexión de los mismos operadores con otros delitos similares. Además de ellos, por los volúmenes comprometidos, también surgiría la eventual complicidad de los centros de acopio, los responsables del transporte terrestre (se necesitaron unos 300 viajes en camión) y hasta de los titulares de las barcazas que se contratan para este tipo de traslados. Un circuito que, se sospecha, no se utilizó por esa única vez.

Los procedimientos que realiza la AFIP, a partir del trabajo conjunto de la DGI y la Aduana, se van ajustando en materia de verificación física y cruce documental para llegar a determinar la llamada «trazabilidad» de la mercadería. Esto es, llegar a conocer en detalle el origen y los distintos pasos que dio hasta alcanzar su destino final. «Por día circulan miles de camiones con productos agrícolas por las rutas argentinas, sobre todo las que conducen a los puertos del Paraná; se están ajustando los controles para hacerlos más eficiente», aseguran desde el organismo que conduce Mercedes Marcó del Pont. Los resultados informados en estos días lo confirman.

En tanto, desde el sector privado advierten que en los últimos meses se viene observando «el surgimiento de nuevas empresas que compran maíz o poroto de soja pagando muy buen precio», de las cuales se sospecha con fundamento que tiene como destino la salida de contrabando a países limítrofes. «Trasladan el producto por camión a Paraguay, o a través de barcazas hacia algún puerto de Uruguay; cargan en algún puerto no granario, exportan y si registran la operación, a los pocos días desaparecen. Un exportador tiene quince días corridos para ingresar las divisas; en estos casos, no la ingresan nunca. Son dólares que se fugan o se cambian en el mercado negro», describió la misma fuente.

Pero no se trata sólo de Paraguay y Uruguay como destino. Una denuncia que está en manos de la Justicia hace referencia a ventas de aceite a Chile a través de una empresa sin antecedentes en el mercado, supuestamente de La Pampa, por volúmenes tan significativos que incluso puso en alerta a los exportadores tradicionales, que notaron la caída de sus ventas habituales al país trasandino.

CIARA, la cámara de la industria aceitera, que representa el núcleo más concentrado del negocio agroexportador, se manifestó este miércoles públicamente a favor de los controles. «El contrabando de soja es competencia desleal. Es necesario que el Estado, (a través de) la Afip, haga lo necesario para evitar estas malas prácticas».

Gutavo Idígoras, su titular, señaló: «Nos preocupa mucho este tránsito de mercadería no registrada y alentamos los operativos de control de la Afip. Venimos pidiendo las cartas de porte electrónicas desde hace mucho tiempo, porque eso blanquea el comercio. Oponerse es estar de acuerdo con el comercio ilegal».

 

Por Raúl Dellatorre/ Página 12 /Director de Motor Económico)