Una multitud protestó durante varias horas en Ramos Mejía. Decenas de policías impidieron que los vecinos lleguen a la comisaría.
La protesta comenzó a gestarse durante la tarde y con el correr de las horas fueron llegando más y más efectivos. El disparador del malestar de los vecinos fue el asesinato de un kiosquero en la tarde del domingo.
La protesta tuvo momentos calientes. Hubo incidentes, corridas, gases lacrimógenos y piedras. Durante horas la policía no pudo desactivar la movilización a pesar de la llegada de efectivos de La Bonaerense.
«Fuera Espinoza», «Que se vayan todos, que no quede ni uno solo». Con esas consignas miles de vecinos marcharon por el crimen de Roberto Sabo, el kiosquero asesinado el domingo mientras atendía su local a 300 metros de la comisaría.
La jornada de ayer ya había resultado grotesca. Es que en medio de la conmoción, uno de los patrulleros enviados por la estación policial a la escena del crimen no puedo llegar porque se quedó sin combustible y tuvo que ser empujada por los efectivos con ayuda de algunos de los vecinos.
La movilización comenzó poco antes de las 19, desde la puerta del quiosco donde ocurrió el asesinato hasta la comisaría. Pero al llegar a la esquina no pudieron avanzar porque un vallado policial los detenía. Pedro, el padre de la víctima, caminó en la marcha junto a los vecinos.
Los manifestantes lograron voltear el cerco e intentaron avanzar. Los agentes formaron un cordón y quedaron cara a cara con los manifestantes. Hubo empujones y momentos de tensión. Vecinos descompensados y algunos agentes con heridas leves.
La mayoría de los cánticos tuvieron como destino a Fernando Espinoza y el ministro de Seguridad, Sergio Berni. Ni el intendente de La Matanza; ni Berni; ni el ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, se manifestaron durante la tarde.
El momento de mayor tensión ocurrió alrededor de las 20 cuando volaron los primeros gases. Luego de la dispersión de las personas, se registró la quema de un contenedor, aunque la protesta se mantuvo en las inmediaciones.
Los familiares del kiosquero asesinado ayer hablaron con los canales de televisión durante la marcha. «Me sacaron a mi papá, me quiero ir del país», lamentó Tomás, uno de sus hijos.
«Mi viejo trabajaba de domingo a domingo. Se levantaba a las 7 de la mañana y estaba todo el día en su negocio. Siempre le gustó su trabajo. El kiosco era su vida y vino un hijo de p… y nos arruinó la vida a todos. Desde que tengo uso de razón acá no hay seguridad», dijo.
«Todo el tiempo pasan cosas. Toda la vida le tuve miedo a la muerte y ayer me lo sacó a mi papá. Se quejan de que los pibes se van del país, pero tampoco hacen nada para que se queden. Yo me quiero ir del país: no me dan nada acá. Tengo más futuro en cualquier otro lado», agregó entre lágrimas.
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