El escritor nacido en Tanzania fue premiado este jueves. Es el primer africano en ganar el premio en casi dos décadas. El jurado relacionó el premio con su «interés en los efectos del colonialismo y el destino de los refugiados y su relación con culturas y continentes».
Con una escritura que no dejó nunca de hundir raíces en Zanzíbar, una isla culturalmente diversa en la que nació hace 73 años, el escritor tanzano Abdulrazak Gurnah es autor de un corpus aún desconocido en la Argentina que ha capturado la atención de los miembros de la Academia Sueca, quienes decidieron otorgarle el Premio Nobel de Literatura en un doble operación que implica la divulgación de su obra y pone al descubierto las luchas anticoloniales de África y las violencias que recaen sobre los refugiados que se instalan en los suburbios de las grandes metrópolis europeas.
Radicado en el Reino Unido y autor de novelas como «Paradise» y «Desertion», el escritor fue distinguido con el galardón más importante del mundo «por su penetración inflexible y compasiva de los efectos del colonialismo y el destino de los refugiados en el abismo entre culturas y continentes», según el fallo de la Academia Sueca anunciado hoy en Estocolmo.
Gurnah es el quinto africano en ganar el premio en la historia de los Nobel y el primero en casi dos décadas, después de Wole Soyinka de Nigeria en 1986, Naguib Mahfouz de Egipto, en 1988; y los ganadores sudafricanos Nadine Gordimer en 1991 y John Maxwell Coetzee en 2003.
Su obra, reunida en diez novelas, además de relatos y ensayos, está atravesada por el colonialismo, tema que hace eco con su historia personal que se remonta a su nacimiento en 1948 en Zanzíbar, una isla de gran diversidad cultural, caracterizada por la trata de esclavos y numerosas formas de opresión bajo diferentes potencias coloniales -portuguesas, indias, árabes, alemanas y británicas- conectadas comercialmente con todo el mundo.
El escritor, que este jueves recibió el llamado que le informaba del galardón desde la cocina de su casa, llegó a Reino Unido a fines de los años sesenta tras huir de la persecución sufrida por la minoría musulmana en su país. Había estudiado en la Universidad Bayero Kano en Nigeria y desde allí se trasladó a la Universidad de Kent, donde obtuvo su doctorado en 1982. Sus investigaciones se centran en el poscolonialismo, así como el colonialismo especialmente relacionado con África, el Caribe e India.
Empezó a escribir a los 21 años como un joven refugiado en Reino Unido y, aunque el suajili era su lengua materna, eligió el inglés como herramienta literaria.
«La dedicación de Gurnah a la verdad y su aversión a la simplificación son sorprendentes, lo que puede volverle sombrío e intransigente, al mismo tiempo que sigue el destino de las personas con gran compasión y compromiso inquebrantable», destacó Anders Olsson, presidente del Comité Nobel de la Academia Sueca.
Según el Comité Nobel, las novelas del escritor tanzano «se apartan de las descripciones estereotipadas y abren nuestra mirada a un África culturalmente diversificada y desconocida para muchos en otras partes del mundo».
Para Olsson, «en el universo literario de Gurnah, todo está cambiando: recuerdos, nombres, identidades. Probablemente esto se deba a que su proyecto no puede completarse en ningún sentido definitivo», dijo en referencia a «Memory of Departure» -novela que alude a un levantamiento fallido- hasta su más reciente, y la «magnífica» «Afterlives».
Esta última obra cuenta la historia de Ilyas, que fue robado a sus padres por las tropas coloniales alemanas cuando era un niño y regresa a su pueblo después de años luchando en una guerra contra su propia gente.
«No creo que la aguda situación que se vive ahora en Europa y en torno al Mediterráneo haya afectado a este premio, porque el fenómeno del exilio y la migración está presente desde hace muchos años -dijo Olsson, a la prensa tras el anuncio del premio-. Pero está claro que sus escritos son extremadamente interesantes y poderosos ahora mismo en Europa y en todo el mundo.
«Nos afecta lo que ocurre en el mundo y sería muy extraño que no fuera así», indicó a la agencia de noticias AFP.
De las obras del escritor tanzano, solo tres se han publicado en español, entre ellas «Paraíso» -que fue nominada al Booker Prize-, una historia de iniciación en la que Yussuf, un niño africano, se construye en relación con la injusticia del colonialismo europeo y el conflicto entre los musulmanes y los cristianos en el este del continente.
La novela aparece descrita como una saga, como una historia casi de aventuras que para los lectores europeos tiene formas ya conocidas: Isak Dinesen y William Boyd fueron las comparaciones empleadas.
También está «En la orilla» que narra la travesía de un hombre que llega desde una isla del océano Índico a Gattwick, con una simple valija en la que no hay más que incienso. En Londres su historia se cruza con la de otra emigrante que fue importante en su pasado y que moldeará su experiencia de la migración, una temática que conecta con el fallo del jurado, que ha relacionado el premio con su «interés en los efectos del colonialismo y el destino de los refugiados y su relación con culturas y continentes».
El tercer título en español es «Precario silencio», sobre un joven que se marcha de Zanzíbar a Inglaterra, donde se casa y se convierte en profesor.
«En la orilla» (2003) fue editada en España por Poliedro, mientras que las otras dos están descatalogadas, ambas editadas por el desaparecido sello El Aleph.
Sus últimas obras, «Gravel Heart» (2017) y «Afterlives» (2020), no fueron aún traducidas al español, pero recibieron el elogio de la crítica.
Las primeras fuentes de inspiración de su obra fueron la poesía árabe y persa, especialmente «Las mil y una noches», al igual que las suras del Corán, no obstante, su obra está marcada por la tradición inglesa, desde Shakespeare a V. S. Naipaul. Desde allí, Gurnah rompe con lo convencional, centrándose en la perspectiva colonial para poner el foco en las poblaciones indígenas, evitando la nostalgia por una África precolonial más prístina.
Gurnah también es autor de ensayos sobre literatura poscolonial, y es profesor emérito en el departamento de lengua inglesa de la Universidad de Kent. En sus textos analizó el trabajo de otro Nobel V.S. Naipul, y del eterno candidato al premio de la Academia, Salman Rushdie, sobre el que también publicó un libro introductorio a su trabajo Companion to Salman Rushdie.
Hasta su reciente jubilación, el flamante Nobel fue profesor de literatura inglesa y poscolonial en la Universidad de Kent, en Canterbury (Reino Unido), centrándose principalmente en escritores como Wole Soyinka, Ngũgĩ wa Thiong’o y el propio Salman Rushdie.
Tras el Nobel a la poeta estadounidense Louise Glück, ganadora el año pasado, la elección de Gurnah consolida el retorno a la normalidad del mayor galardón literario del mundo, que suspendió su edición del 2018 y en el 2019 concedió dos premios, el atrasado a la polaca Olga Tokarczuk y el del año en vigor al austriaco Peter Handke.
La Academia insiste en que sus laureados son escogidos por sus méritos literarios y que no toma en cuenta la nacionalidad. Pero tras el escándalo #MeToo que obligó a aplazar el premio de 2018 durante un año, el organismo dijo que ajustaría sus criterios para tener mayor diversidad geográfica y de género. «Antes teníamos una perspectiva más eurocéntrica de la literatura, ahora estamos mirando a todo el mundo», dijo en 2019, Olsson.
El Nobel de Literatura se concedió por primera vez en 1901, al francés Sully Prudhomme y, desde entonces, Francia es el país con más laureados (15), seguido de Estados Unidos (12) y el Reino Unido (11).
En su testamento, Alfred Nobel estableció que sus premios debían otorgarse a quien «haya realizado el mayor beneficio a la humanidad» y, en concreto este, a quien «haya producido la obra más sobresaliente de tendencia idealista dentro del campo de la literatura», frase que ha sufrido diferentes interpretaciones según cada período histórico.
Gurnah se ha impuesto en la decisión final a otros nombres que sonaban como posibles ganadores, como la francesa Annie Ernaux, el keniano Ngũgĩ wa Thiong’o, el japonés Haruki Murakami, el surcoreano Ko Un, la guadalupeña Maryse Condé o la china Can Xue.
Otros autores que siempre suelen figurar como favoritos son Don Delillo, Salman Rushdie, Adonis, Jon Fosse, Mircea Cărtărescu, Hilary Mantel y Margaret Atwood. El único español en la lista de favoritos este año era Javier Marías.