Los Diputados Nacionales (FDT) Martín Soria, Rodolfo Tailhade y Eduardo Valdez, presentaron una denuncia penal contra el Camarista Gustavo Hornos, ya que estarían probadas al menos media docena de visitas del mencionado Juez, al despacho de Mauricio Macri, tanto en la Rosada como en la quinta presidencial de Olivos. Tal denuncia, sería una ampliación de la causa denominada “Mesa Judicial”, que involucra al ex presidente y a varios funcionarios de su gestión.
Para sus colegas de Comodoro Py, esas reuniones entre Macri y Hornos que a priori, no tendrían ninguna justificación, implicarían una clara “violación al Código de Etica” que rige la labor de los magistrados. Sobre su conducta, el mencionado juez Hornos, intentará dar explicaciones ante sus pares, en una reunión prevista para el próximo jueves.
Lo extraño, es que no se haya tenido en cuenta esa misma “Etica”, por ejemplo, cuando se tomó como válida la extraña versión de un ex militar carapintada, de frondoso prontuario, que escuchó en un bar de la zona de Tribunales, que unos desconocidos hablaban de Boudou y la imprenta Ciccone Calcográfica. Y a partir de ese delirio, con la complicidad de los medios, comenzó la persecución judicial y la posterior condena a quien fuera vicepresidente de la república y cuyo único “delito” fue terminar con el negociado de Clarín y las AFJP.
Tampoco se tuvo en cuenta esa “Etica” a la hora de llevar a juicio a Julio De Vido, en base a una “pericia” fundamentada en un apunte publicado en un sitio de internet llamado “Rincón del vago”, al que solíamos recurrir con Carolina, a la hora de hacer sus tareas para 6º grado de la primaria. Tampoco rige esa “Etica” cuando se quiere hacer pasar como “delito precedente” la percepción, por parte de Lázaro Báez, de un certificado de obra, instancia administrativa que, previamente, insume una docena de aprobaciones y firmas. Con el agravante de que se quiere involucrar, a como dé lugar en esa causa, a Cristina Fernández de Kirchner. Extraño concepto de la “Etica”, el de algunos funcionarios judiciales argentinos, que defienden a un fiscal procesado como integrante de una organización ilícita dedicada al espionaje ilegal y la extorsión lisa y llana, encabezada por un falso abogado.
La misma “Etica” que los llevó a aceptar una denuncia basada en las fotocopias de unos cuadernos cuyos originales fueron incinerados en una parrilla y que aparecieron tiempo después, cual ave mitológica, resurgidos de sus cenizas.
En este contexto en el que involuciona el sistema judicial argentino, lo único ético que hallo, es la concienzuda tarea de los gusanos que se encargan de blanquear la osamenta del abominable Doctor Glock.
Será Justicia.