Si Mick Jagger quisiera agregar una estrofa al clásico de los Stones, “Sympathy for the Devil”, bien podría ser la siguiente:
I was in Chubut in 2016, when they defunded it, and then brought the mining companies as a solution. La traducción, sería más o menos: yo estuve en Chubut en el año 2016, cuando la desfinanciaron para poder presentar a las mineras como parte de la solución. Y no estaría errado, porque en esa muy rica provincia patagónica, sucedió algo así.
Chubut es una provincia petrolera. Recibe por ello, cuantiosas regalías que, si tenemos en cuenta su densidad poblacional, sobran para sostener administraciones superavitarias. Pero “pasaron cosas”. Entre las cosas que pasaron, podemos contabilizar la decisión de Mario Das Neves de acercarse a Sergio Massa para enfrentar al kirchnerismo. Pasó también, que en 2015, esa división del peronismo, llevó al poder a Mauricio Macri. Como todos sabemos, la administración macrista posibilitó un verdadero festival de endeudamiento que no sólo comprometió las finanzas nacionales, sino que también incluyó a las provincias y entre ellas, a Chubut. Y acá es donde me remito a la conocida canción de los Stones. Porque en 2016, la provincia no tenía ninguna necesidad de tomar la monstruosa deuda que tomó, si el objetivo no era desfinanciarla a propósito.
Pero siguieron pasando cosas. Murió Das Neves y lo sucedió Mariano Arcioni en el gobierno de la provincia. Y pasó lo que muchos sabían que iba a pasar. Con intereses (sólo intereses, nunca descuento de capital) a pagar que superaban largamente las regalías que la provincia recibía por su producción petrolera, en 2018 la administración de Arcioni dejó de pagar los sueldos de sus empleados estatales. Aún hoy, los empleados de Chubut (docentes, personal de salud, etc), no cobraron el aguinaldo de junio y se les adeudan los sueldos de septiembre, octubre y noviembre. En ese contexto, con datos escalofriantes respecto de los índices de pobreza, aparece el controvertido tema de la minería, prohibida por ley, desde el año 2003.
Por supuesto, a esta altura del siglo XXI, ya no nos desconcierta la naturaleza de su juego. Y puede suponerse que ya en 2016, se decidió desfinanciar Chubut para permitir el ingreso de las empresas mineras y presentarlas como parte de la solución al problema del déficit estructural que produjo el endeudamiento. Todo esto, en medio de denuncias cruzadas entre legisladores, que tienden un manto de sospecha sobre la honorabilidad de unos cuantos. Nada nuevo bajo el sol: las empresas mineras ponen todo lo necesario, por arriba o por debajo de la mesa. Y por supuesto, distintas versiones que hablan de funcionarios nacionales y provinciales que meten presión para modificar la mencionada ley, que impide la explotación minera.
Como no podía ser de otra manera, el pueblo chubutense defiende lo suyo: su suelo, su agua, su naturaleza, su lugar en el mundo y está movilizado con ese objetivo. No es fácil. Los intereses en juego son demasiado importantes si se los mide en divisas. La moneda, está girando en el aire. Veremos de qué lado cae.