EN EL PAIS DE LA LIBERTAD

Como suele suceder en Argentina, algunas noticias importantes son invisibilizadas olímpicamente por los medios hegemónicos. Pasó esta semana, con una información proveniente de los EEUU cuya difusión, para los mencionados medios, resulta objetivamente inconveniente, porque nos remite a una batalla que se dió en su momento, se perdió y que se torna imperioso volver a plantear. Me estoy refiriendo a la posición dominante de un par de grupos mediáticos, su incidencia en la opinión pública a través de la generación de lo que se conoce como «sentido común» y la necesidad del Estado de regular, de alguna manera, su actividad. Se intentó con la promulgación de la llamada Ley de Medios. No se pudo. Hay que volver a dar la pelea. También en la calle, como ya se hizo.

En el imaginario público EEUU es el país en el que imperan todas las libertades, a las que los gobiernos populares «intentan cercenar», según algunos discursos. Sin embargo, no es tan así, porque cuando se encuentran ante un problema objetivo, actúan sin dilaciones: en este caso, la posición dominante de la empresa Facebook en el ámbito de las redes sociales y su incidencia en la opinión pública y los mercados estadounidenses. En ese contexto, la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC, por sus siglas en inglés), con el apoyo de 46 fiscales de otros tantos Estados, presentó una demanda contra la empresa creada y conducida por Mark Zuckerberg. En un escrito presentado ante los tribunales de Washington, acusaron a Facebook de mantener «ilegalmente una posición monopólica en el sector de las redes sociales, durante años». La demanda, agrega «este curso de conducta daña la competencia, deja a los consumidores con pocas opciones para sus redes sociales y priva a los anunciantes de los beneficios de la competencia».

Por tales motivos, los demandantes solicitaron a la Justicia que se obligue a Facebook a realizar desinversiones de activos o reestructuraciones de su negocio. O sea: le están diciendo a Zuckerberg que si quiere continuar con Facebook, debe desprenderse de WhatsApp e Instagram. Nada que no conozcamos. Aquí,  se le dijo lo mismo a Héctor Magneto y al Grupo Clarín y todos sabemos cómo terminó la historia.

La Fiscal General del Estado de Nueva York, Letitia James, fue lapidaria en su escrito: «Durante casi una década, Facebook ha usado su dominio y poder de monopolio para aplastar a rivales más pequeños y terminar con la competencia, todo en perjuicio de los usuarios cotidianos». Como suele decirse, cualquier parecido con el caso Clarín, no es pura coincidencia: se manejan así en todo el mundo. En algunos lugares (como el caso de Alemania y ahora EEUU) buscan ponerles límites. Aquí también tendríamos que intentarlo.

Autor/a

Mario Diéguez